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Contra
el gobierno K y la proscripción a la izquierda; por el
triunfo de las luchas obreras, la independencia política de
los trabajadores y el derecho al aborto
¡Pongamos
en pie una gran campaña
militante en la Capital Federal!
La coyuntura política nacional está claramente cruzada
por la campaña electoral, más ahora que se avecinan las
elecciones en uno de los principales distritos del país
como la Capital Federal, y pasadas las internas provinciales
de Santa Fe. En líneas generales, si bien el gobierno
parece avanzar a una reelección presidencial y hasta busca
dar pelea en terrenos que hoy son gobernados por la oposición,
también hay elementos políticos de importancia que cruzan
esta coyuntura electoral: luchas en curso como las de los
docentes de Santa Cruz, el INVICO en Corrientes, los
trabajadores del Hospital Borda o los peones rurales
rionegrinos, al tiempo que una serie de paritarias de
importancia, como alimentación todavía no están
resueltas.
Es
que si el kirchnerismo prefiere un mar calmo para poder
hacer la plancha lo más posible de acá a octubre, dejando
para después de las elecciones el trabajo sucio, el
problema de la “conflictividad” genera nervios en la
Casa Rosada. Porque empieza a quedar cada vez más al
descubierto los límites estructurales del crecimiento económico,
al tiempo que la gran patronal pide “moderación” en las
discusiones salariales y el gobierno quiere ejercer un rol
de arbitraje cada vez mas concentrado en la figura
presidencial: el discurso de Cristina atacando las luchas
obreras fue un claro ejemplo de cómo quieren avanzar en la
“normalización” del país a costa de los genuinos
reclamos de los trabajadores.
Las elecciones en la Capital Federal van a estar
atravesadas por estos vaivenes de la lucha de clases, ya que
al ser el centro del país repercute todo como “caja de
resonancia”. Es por esto que el apoyo activo a las luchas
para que triunfen va indisolublemente de la mano con los
ejes centrales de la campaña electoral: levantar bien alto
las banderas de lucha contra la reforma electoral K que
proscribe a la izquierda, por la independencia de clase de
los trabajadores y por el derecho al aborto junto a otras
reivindicaciones democráticas.
Las opciones patronales en la Capital Federal
El macrismo viene gobernando la ciudad hace cuatro años y
para los trabajadores, estudiantes y pobres de la ciudad no
hubo ni una buena de parte de este fiel representante de la
derecha vernácula. Para recordar sólo algunos “hitos”
de su gestión, el primer paso fue la fundación de la Policía
Metropolitana, que comenzó con una serie de escándalos:
escuchas telefónicas ilegales, pedidos de autorización a
la justicia para utilizar la pistola “Taser”
(directamente, una picana) y represión a indigentes con la
UCEP, entre otros.
La lista sigue: en el plano de los reclamos de los
trabajadores, fue uno de los gobiernos más represores y
negreros. En el rubro educación, salpicaron al macrismo
papelones como poner a un defensor de la dictadura como Abel
Posse de ministro, o irse de luna de miel cuando los
estudiantes secundarios salieron a tomar colegios por el
estado calamitoso de los edificios, ya que se caían los
techos, faltaban vidrios, las estufas no andaban, no tenían
gas y las ratas caminaban entre los estudiantes. Frente al
problema habitacional, la única respuesta fue desalojo y
palos a todo el mundo, como se vio frente a la ocupación
del Parque Indoamericano.
En este escenario, el macrismo no la tiene fácil: no sólo
se le cayeron alianzas de otras figuras de derecha como López
Murphy (que se presenta sólo) o De Narváez (cuyos
candidatos apoyan a los radicales, aunque vayan a una elección
marginal en Capital) sino que las encuestas lo dan en
segunda vuelta, pero en un mano a mano muy ajustado con los
K.
El kirchnerismo
puso en Capital toda la carne al asador, y en la campaña
electoral va a haber una polarización entre su proyecto
patronal y el de Macri. La designación hecha a dedo por
Cristina de la fórmula Filmus-Tomada es para presentar dos
candidatos de peso juntos, una especie de 2 por 1, uno con
perfil más “progre” y el otro peronista. Pero en los
hechos no es un camino tan distinto al macrista salvo en la
retórica: Filmus, que fue ministro de Educación del
gobierno nacional con Kirchner, tampoco movió un dedo para
mejorar la situación de las escuelas en todo el país, que
es similar a las de la Capital, y Tomada, su candidato a
vice, es el gran aliado de la burocracia sindical moyanista.
Ocurre que si se trata de poner la Capital en “sintonía
con el gobierno nacional”, como dice su campaña, esto no
va a ser otra cosa que poner en caja a los trabajadores de
la Capital que quieran salir a reclamar. Cristina dijo hace
unas semanas en un discurso, que cuando a “una organización
sindical sólo le importa lo que les pasa a sus afiliados y
toma actitudes que terminan perjudicando al conjunto de la
sociedad, deja de ser un sindicato para transformarse en una
corporación” (Página 12, 13-5).
¿Acaso los trabajadores del Subte por parar contra las
patoteadas de la UTA, por sólo poner un ejemplo, son una
“corporación”? ¿O los del Teatro Colón por salir a
enfrentar el vaciamiento? ¿Qué decir de los trabajadores
del Hospital Garrahan, que con su lucha han defendido la
salud pública? Para el escriba K Horacio Verbitsky, el
discurso de Cristina “se inscribe en la recuperación de
la autoridad presidencial y la reafirmación de la política
por sobre las corporaciones (…) Después del partido
militar, la Justicia, la Iglesia Católica, la policía y
las cámaras patronales,
es el turno de los sindicatos, porque algunos se
pasaron de la raya” (Página 12, 15-5).
Antes que nada, sería bueno saber en qué cosa puso en
caja el gobierno a militares, la Iglesia, la policía y las
cámaras patronales: Julio López sigue desaparecido, el
financiamiento estatal a la Iglesia sigue en pie, el aborto
sigue siendo ilegal, en la policía sigue siendo la misma
estructura que en la dictadura y las cámaras patronales están
a los besos con Cristina.
Pero lo central de esta afirmación es, por un lado, cómo
el gobierno hace hincapié en la figura presidencial para
poder fijar cada vez más su rol de árbitro, y por el otro,
el lugar que le da a las organizaciones obreras, caracterizándolas
de “grupos extorsivos” (!).
A propósito de este tema, Tomada se encargó de aclarar
que el mensaje era hacia “sectores no vinculados a
Moyano”. Más claro, agua: en sintonía con la proscripción
a la izquierda, el
mensaje del gobierno no fue otra cosa que un misil dirigido
a la cabeza de los luchadores, las internas y los sindicatos
independientes. La propuesta de Tomada para quienes
salgan a luchar y no obedezcan al Ministerio de Trabajo son
“multas económicas o pedido a la Justicia para que
suspenda o retire la personería jurídica” (Ídem). ¡Una
intervención estatal de los sindicatos!
Como vemos, el gobierno también hace la lectura de que en
el movimiento obrero hay un proceso de recomposición pero
su misión, obviamente, no es otra que
reventarlo: la fórmula Filmus-Tomada también
está puesta al servicio de ese objetivo.
El papel de la centroizquierda
Como venimos sosteniendo desde estas páginas, en las
elecciones de este año la izquierda tendrá una dificultad
extra: las variantes de centroizquierda. En la Capital hay
varias listas, como la del sabbatellismo (Nuevo Encuentro),
que, fiel a sí mismo, va de felpudo de Cristina, y quien
figura tercero en las encuestas, Pino Solanas de Proyecto
Sur. Se trata en este caso de un mejunje con gusto a soja
que incluye desde radicales como el GEN, los
“socialistas” del PS y el PSA, peronistas como el propio
Pino y Libres del Sur y hasta ex “trotskistas” como el
MST.
Lejos de ser una opción para los trabajadores y
estudiantes que se quieran organizar para salir a luchar, es
una expresión cercana al otro ala de la burocracia
sindical: el sector de la CTA Micheli. A su vez, nadie vio a
Solanas ni en el Argentinazo ni en ninguna lucha de
trabajadores. Y son recordadas sus declaraciones de “si
promovemos las tomas esto va a ser un caos”, cuando se
opuso a la masiva lucha de los estudiantes secundarios. Para
sumar otro poroto negro, ahora quien va como segunda
candidata a legisladora es Virginia González Gass: en el
Nacional Buenos Aires es recordada por imponer sanciones a
los estudiantes, cuando era rectora del colegio, ¡por
marchar en recuerdo de La Noche de los Lápices! ¡Vaya
progresismo el de Pino Solanas!
¡Vamos por una gran campaña militante del Nuevo MAS
junto a
las Asambleas del Pueblo!
El viernes 20, en Plaza de Mayo, frente a la Catedral
Metropolitana, y entre la Casa Rosada de Cristina y el
Palacio Municipal de Macri, presentamos nuestros candidatos
para las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires. Simbólicamente,
son los poderes que salimos a enfrentar en esta campaña con
las listas del Nuevo MAS. El acto, tal como reflejaron
varios medios escritos, tuvo un importante impacto político,
y fue una gran novedad la
presentación del otro frente de izquierda entre el Nuevo
MAS y las Asambleas del Pueblo. Y es porque el
derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito, junto a
la pelea contra la proscripción a la izquierda, será
uno de los ejes fundamentales de la campaña electoral, que
hicimos el acto-escrache frente al edificio simbólico del
poder eclesiástico. Porque la Iglesia y el gobierno son los
responsables de las muertes por abortos clandestinos.
Desde el Nuevo MAS vamos a darle un gran impulso a esta
campaña, cuya conformación frentista fue muy bien recibida
por sectores independientes por el método principista con
que fue realizada. Nos preparamos para hacer una amplia agitación con carteles,
volantes, pintadas y todo lo que esté al alcance de
nuestras manos para instalarla en las calles con fuerza y
llamar a que la tomen en sus manos todos los compañeros y
compañeras que la vean como una herramienta de lucha:
•
¡Rompé la proscripción a la izquierda!
•
¡Por
el apoyo a las luchas obreras y la independencia de
clase de los trabajadores!
•
¡Las mujeres tienen derecho al aborto libre, legal, seguro
y
gratuito!
•
¡Sumate
a la campaña del Nuevo MAS, Las Rojas y las
Asambleas del Pueblo!
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