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En
Capital, vamos con todo por el derecho al aborto
En
provincia de Buenos Aires, un delegado obrero
del Nuevo MAS, candidato a senador
Se
lanzó Cristina:
no le espera un “lecho de rosas”
La semana pasada terminó el misterio (que nunca fue tal,
según propia confesión): Cristina será candidata a la
reelección. Y el sábado 25 se confirmó el vice: Boudou,
destacado por su “lealtad” (es obvio que los
kirchneristas no quieren otro Cobos). El panorama electoral
parece así despejado de las especulaciones más gruesas
sobre la no presentación de Cristina, que en algún momento
llevaron a la euforia a la Bolsa local.
Eso no significa que el gobierno tenga todo resuelto. No sólo
porque, como veremos enseguida, se acabó la política de
esperar tranquilos hasta octubre, aunque esto sea más por
los desaguisados que comete la tropa propia que por méritos
de la oposición. También se perfilan otros frentes de
conflicto, que aunque hoy parezcan lejanos en tiempo y
espacio, están señalando las debilidades ocultas de la
actual gestión de Cristina… y de la que pueda venir.
Curándose en salud para el 2012
A mediano plazo, una de las preocupaciones más grandes es
la de la economía. Lo que ocurre es que el “viento de
cola”, que no terminó siquiera con la primera etapa de la
crisis económica mundial, ahora sí podría estar mostrando
síntomas de agotamiento. Mientras que en los países del
norte del mundo -al compás del posible default en Grecia-
se podría venir una recaída recesiva, en países como
China, la escalada inflacionaria parece imparable y está
llevando a sus autoridades a tomar medidas de ajuste. Ambos
fenómenos podrían hacer caer -hacia finales de año- el
precio de las materias primas justo en momentos en que se
hace cada vez más evidente que la Argentina no podrá
sostener por mucho más tiempo el actual esquema de
subsidios al transporte y los servicios públicos, entre
otros gastos. El faltante de recursos por parte del Estado
llevaría a que una de las primeras medidas de una Cristina
reelecta sea algún tipo de ajuste económico.
Esa es la explicación de fondo de la dureza gubernamental
con la lucha de los docentes santacruceños. No se trata
solamente de que esta pelea esté ocurriendo en la provincia
de la Presidenta; tampoco el hecho que los docentes hayan
decidido –muy acertadamente- trasladar su reclamo al
centro político del país. Está la circunstancia de que el
gobierno nacional se ha juramentado escarmentar un conflicto
que, si desbordara a la burocracia de la CTERA, podría ser
un ejemplo para otros sectores de trabajadores del país; su
preocupación es que configure en una suerte de preanuncio
de lo que podría venir en todo el país en el 2012, pasadas
las elecciones (gane quien gane) y con un escenario económico
internacional más duro que el actual.
Cristina comienza a pagar costos políticos
Por otra parte, incluso en el plano estrictamente
electoral, aparecieron por primera vez en bastante tiempo
nubes oscuras en el cielo de los K. La fantasía de “hacer
la plancha” en lo político y económico, una vez
constatado allá por marzo, que la oposición burguesa era
incapaz de amenazar seriamente el proyecto reeleccionista,
se terminó con el “caso Schoklender”. Lo revulsivo que
resultó para amplios sectores de masas, no ya sólo de
vanguardia, una situación de vulgar corruptela en uno de
los flancos que el gobierno creía más sólidos, el de la
política de derechos humanos, abrió una especie de mini
crisis política, cuyo cierre fue otro de los objetivos del
lanzamiento (anticipado unos días) de Cristina.
Para colmo, en otro terreno que el kirchnerismo considera
coto propio, el de las minorías, estalló el escándalo del
INADI entre dos funcionarios, Claudio Morgado y María
Rachid; la segunda es además dirigente de la mayor
organización gay-lésbica argentina… y candidata en las
listas del kirchnerismo en Capital. Los detalles de la
cuestión se tratan en nota aparte de esta edición, pero
una cosa es segura: entre el “affaire” Schoklender y el
sainete del INADI, las posibilidades de Filmus de derrotar a
Macri en un eventual ballottage parecieron descender
verticalmente.
Estos dos hechos ponen de manifiesto el funcionamiento y
los riesgos del sistema de cooptación kirchnerista. En
cuanto movimiento social ha metido la pezuña, la gestión K
tuvo siempre el mismo modus operandi: cooptar a los
dirigentes, en varios casos regándolos a ellos y a las
organizaciones que dirigen con generosas cantidades de
dinero estatal, y terminar convirtiendo expresiones sociales
genuinas del ámbito que sea (piqueteros, derechos humanos,
minorías, etc.) en oficinas semi o totalmente estatales. Y
esta lamentable pérdida de independencia de la organización
en su conjunto (a partir de la cooptación política y
social de sus dirigentes) no puede más que conducir, tarde
o temprano, a hechos de corrupción.
A los dos hechos señalados se le debe agregar uno más:
la brutal represión kirchnerista a los docentes cruceños
en la noche del
pasado jueves 23. Amparado en la oscuridad, el gobierno creyó
que podría desalojarlos del acampe frente el Ministerio de
Trabajo sin costo alguno. La maniobra le salió mal a ese
respecto: una honda ola de repudio se hizo sentir a lo largo
y ancho de los lugares de trabajo agregando un elemento más
a esta coyuntura donde Cristina, si bien por ahora maneja
las cosas a “voluntad”, podría comenzar a pagar mayores
costos políticos por sus acciones.
Una primera vuelta anticipada
Si el daño político de estos últimos hechos para el
gobierno no fue mayor –la Capital sería el distrito donde
más impacto electoral tendría la mini crisis desatada a
propósito del caso Schoklender–, se debe también a que
la oposición patronal sigue dando lástima. Alfonsín,
luego de su acuerdo con el derechista De Narváez, no tuvo
mejor idea que poner de vice a un economista más neoliberal
que otra cosa, y encima desconocido para las masas (González
Fraga). Con esto se terminó de enajenar todo el espectro de
centroizquierda.
Pero allí las cosas no mejoran mucho: cuando Binner y
Solanas tenían la oportunidad de ocupar ese espacio con un
solo armado político, las veleidades de Pino y la
pusilanimidad del otro terminaron en ruptura. Para las
internas del 14 de agosto habrá dos listas de
centroizquierda. Ambas son de perfil igualmente sojero e
“institucionalista” (hay que llamarlas de
“centroizquierda” casi por inercia), y son en los hechos
indistinguibles, salvo por el personalismo totalmente burgués
de sus candidatos.
En la derecha patronal, Duhalde y Carrió compiten por ver
quién hace el pronóstico más agorero y el comentario
personal contra Cristina más odioso, con el previsible
resultado de que descienden sin remedio en las encuestas.
Los candidatos de ambos en varios distritos (sobre todo los
de la inefable pitonisa a la que ningún augurio desmentido
llama a silencio) deberían preocuparse seriamente por el
piso del 1,5%... Y lo propio le cabe a Rodríguez Saá.
Con este panorama, la “interna” del 14 de agosto se
convierte cada vez más en un evento de política-ficción
en tanto que elección interna. Es que se trata de una
elección en que cada fuerza presenta solamente una opción
presidencial y, en todo caso, lo que resta son dirimir
candidaturas pero de menor jerarquía.
Esto no quiere decir que las elecciones del 14 carezcan de
sentido: en los hechos, se han convertido en la primera
vuelta electoral de las presidenciales. Y eso no es ninguna
ficción. Si todavía no se puede saber a ciencia cierta cuántos
votantes concurrirán a ese comicio (o qué sentido le verán
al mismo), una cosa está clara: una vez conocido el
resultado de esta verdadera “externa”, los candidatos
opositores que quedaron en tercer o cuarto lugar verán
esfumarse sus votos en octubre, que terminará resultando un
ballotage -o segunda vuelta- anticipado. Así las cosas,
la campaña de Cristina seguramente llamará para el 14 a
una suerte de “voto por aclamación” en apoyo a su gestión;
al mismo tiempo, aquella porción del electorado cuya única
aspiración es que Cristina pierda, dirigirá después del
14 sus votos al que haya salido segundo en la “interna”
detrás de Cristina.
En el fondo, el único resultado asegurado del 14 de
agosto es qué candidatos a los más variados cargos quedarán
afuera de la contienda en octubre, en virtud del antidemocrático
y proscriptivo piso del 1,5%, que vale tanto para el
conjunto del país como para cada distrito. Al respecto, es
francamente vergonzoso que la campaña del Frente de
Izquierda ignore olímpicamente el tema; esta verdadera
capitulación política a la restrictiva ley electoral es
justificada en virtud de una cuestión completamente
accidental: la existencia de pocas candidaturas
presidenciales aumentaría las chances de superar el piso.
Desde el Nuevo MAS, esperamos que esto sea realmente así.
Sin embargo, la renuencia absoluta a pelear de manera explícita
contra el intento proscriptivo, sumado a la falta prácticamente
completa de cualquier eje político-programático por parte
de la misma, significa que parte importante del electorado
de izquierda esté asistiendo a una campaña sin ninguna
otra consigna que no sea “votá a la izquierda que se
une”... aunque esa unidad no se sepa realmente al servicio
de qué está.
En
Capital, vamos con todo por el derecho al aborto. En
Provincia de Buenos Aires, un delegado obrero del Nuevo MAS
candidato a senador
Es en este escenario que estamos desarrollando la
actividad del Nuevo MAS. En primer lugar, jugándonos con
todo al apoyo a la lucha de los docentes santacruceños.
Nuestros compañeros en 28 de Noviembre fueron de los que más
lucharon contra las inercias de la dirección de ADOSAC para
que la delegación fuera enviada a Buenos Aires. Al mismo
tiempo, la juventud de nuestro partido estuvo en la primera
fila en la pelea contra la represión, habiendo sido
detenido en esa pelea Martín Fernández, estudiante de
Filosofía y Letras, y militante de nuestra organización.
También estuvieron presentes en el acampe y enfrentando la
represión, César Rojas y Manuela Castañeira, candidatos a
Jefe de Gobierno y a legisladora de la Ciudad por parte de
nuestra lista electoral. Lista que ahora tiene un arduo
trabajo las dos semanas que restan para salir con todo a
tratar de capitalizar el hecho comprobado que una porción
del electorado de izquierda ha visto con buenos ojos el que
hayamos decidido –en conjunto con las compañeras de Las
Rojas y las Asambleas del Pueblo- privilegiar el eje de
llevar la pelea por el derecho al aborto a la tribuna de la
Legislatura.
Por otra parte, también podemos informar aquí, que el
pasado sábado 25 completamos la inscripción de nuestras
candidaturas de diputado y senador por el Nuevo MAS en
Provincia de Buenos Aires. Encabezando nuestras listas irán
Héctor “Chino” Heberling a diputado nacional, compañero
que se ha hecho muy conocido en el firme apoyo a cuanto
conflicto ha habido en los últimos años; y a senadores,
tenemos el orgullo de anunciar que irá a la cabeza de la
lista nuestro compañero Jorge Ayala, integrante del cuerpo
de delegados de FATE y seguramente el único obrero
candidato a senador en las próximas elecciones. Esta
candidatura busca simbolizar el apoyo al emergente proceso
de recomposición obrera en curso contra todas las
expresiones de la burocracia sindical (que son mayormente
K), así como también la necesidad de que el activismo y la
clase obrera como un todo se eleven al plano de los
problemas generales de la sociedad: al plano de la política,
para arrebatarle el monopolio que tienen de la misma los políticos
capitalistas.
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