Luego de la derrota
electoral en la Capital Federal (y ahora más luego de las
elecciones en Santa Fe) es evidente que se abrió una crisis
política en el kirchnerismo. El espacio de intelectuales K
“Carta Abierta” realizó un debate al respecto y lo subió
a la web, lo que desató un cierto escandalete mediático.
En aquel debate hubo cierto pase de facturas, sobre todo a
Filmus, pero, obviamente, lo que no se dijo es lo esencial:
es el propio kirchnerismo el que le abrió el camino al PRO.
Horacio González volvió a salir en lo medios luego de
aquel debate, ahora quejándose del mensaje despolitizado de
Del Sel pero, nuevamente, escondiendo la responsabilidad K
en esta evolución hacia la “antipolítica”. A
continuación intentaremos fundamentar nuestro punto de
vista al respecto.
El Gobierno Nacional recibió, producto de las
elecciones en Capital Federal primero y luego en Santa Fe,
dos sopapos importantes provenientes de la oposición
patronal. Es que nadie esperaba ni que Macri le sacara una
diferencia de 20 puntos a Filmus y en la primera vuelta a
Jefe de Gobierno, ni que el impresentable Miguel Del Sel
estuviera apenas a 3 puntos de ganar la gobernación
santafesina y quedando Rossi, el candidato de la Casa
Rosada, tercero cómodo con un magro 22%.
Esta coyuntura electoral adversa al oficialismo
nacional, que de hecho se les abrió justo a sólo semanas
de las internas abiertas, es a la inversa de la que primó
luego de las elecciones de Catamarca, e incluso Chubut, que
desató una ola de triunfalismo cristinista. Con este nuevo
“veranito amarillo”, Clarín, La Nación y todos los
medios de derecha quieren mostrar que Cristina no es
invencible… pero
uno de sus principales problemas es que el verdadero
candidato de la oposición, que es Macri, no se presenta a
las nacionales.
Por el lado del kirchnerismo, es lógico que
frente a estos inesperados resultados se haya abierto toda
una serie de debates en su interior, que de hecho los puso a
la defensiva. Que la culpa “la tiene la gente”, “que
da asco” como dice Fito Páez, o “los candidatos que
hacen mal campaña” (como Filmus o Rossi) o “las
consignas de campaña”, como sostuvieron los miembros de Carta
Abierta. Todos estos análisis no dejan de ser
superficiales, por lo cual se hace necesario hacer un análisis
estructural y de clase para comprender las razones de fondo
de este avance del PRO.
Los cambios en las coordenadas políticas
nacionales
La explicación que intentaron hacer los
miembros de Carta
Abierta tras el triunfo de Macri, que todo el mundo
lo vio más como una “catarsis” que otra cosa, estaba
centrada en darle palos a Filmus como candidato, cuestionar
la campaña electoral e incluso la falta de militancia para
ganar votos. [1]
Pero lo cierto es que si hubo una corriente política
que con el tiempo le sirvió la Capital en bandeja al
macrismo esa fue la kirchnerista.
Es que el rol jugado por el kirchnerismo para
“normalizar” el país, hizo que en una década cambien
categóricamente las coordenadas políticas generales, en
primer lugar a nivel nacional. Y no se puede dejar de
mencionar, aunque no sea eje de esta nota, el proceso
regional, en el que Kirchner jugó un papel destacado junto
a los otros presidentes latinoamericanos (“hijos
bastardos” de las rebeliones populares de comienzo de
siglo), en ponerle paños fríos a los movimientos de
rebelión que se vivieron en el cono sur desde la UNASUR.
¿Cuáles fueron los cambios en la situación
política antes y post kirchnerismo? Con el Argentinazo, las
coordenadas políticas habían girado radicalmente a la
izquierda. Cinco gobiernos habían sido volteados por la
rebelión popular, y entre los elementos distintivos de esa
situación podemos mencionar que se había abierto una
profunda crisis del régimen político de dominación (el
“que se vayan todos” era la voz del momento) y la lucha
política estaba en el terreno de la correlación de fuerzas
en las calles. Duhalde intentó hacer un giro represivo para
normalizar, y tras las movilizaciones masivas por los
asesinatos de Kosteky y Santillán, tuvo que llamar a
elecciones. Un elemento de profunda importancia fue la
crisis de los partidos políticos patronales: el caso emblemático
de la UCR, es que tras el Argentinazo, todo el mundo lo daba
como un partido que había muerto.
Tras la asunción de Kirchner en 2003, con una
debilidad política de haber salido en realidad segundo detrás
de Menem y con el 22% de los votos (Menem no se presentó al
ballotage y por eso asumió Kirchner), desde el oficialismo
se tuvo toda una línea de cooptar a los movimientos de
lucha (vía política, billetera, o en algunos casos ambas)
y de buscar reventar a todos lo que se mantuvieran
opositores por izquierda. Salvo las corrientes que nos
reivindicamos del clasismo, el resto tuvo distinto tipos de
coqueteos, adaptación o sumisión con el gobierno nacional.
El kirchnerismo volvió, lento pero sin pausa, a
meter adentro del parlamento los debates políticos, volvió
a recuperar la figura presidencial y ese fue su principal
punto de apoyo para cumplir el papel de normalizador del país.
Para poder lograrlo, tuvo que tener una ubicación con un
relativo bonapartismo “progresista”, esto es, dar
relativas concesiones frente a reclamos de movimientos de
masas, al tiempo que hacía de árbitro entre la clase
capitalista y los trabajadores y sectores populares. Es que
estos gobiernos surgen cuando una determinada correlación
de fuerzas entre las clases lo “obligan” a actuar así:
nadie se imagina en una coyuntura con un Argentinazo que
todavía quemaba, la asunción de un gobierno como Macri.
Estabilizar en clave burguesa fue la tarea que
se propuso el kirchnerismo, y la propia normalización de un
país en pleno auge de la lucha de clases hacia un país con
democracia burguesa clásica es por naturaleza conservadora.
Tras el segundo mandato kirchnerista al frente
del Gobierno
Nacional, y como producto de haber cumplido una etapa
importante en su curso normalizador, el centro de la
“gravedad” política se ubica ahora más hacia el
centro. Entonces ya no tenemos que la lucha política se
decide en las calles, sino en las tramposas urnas de la
democracia de los ricos. Ya no tenemos una UCR como
“muerto vivo”, sino como un partido que, con sus
debilidades, ahora es capaz de presentar nuevamente una
figura presidencial como Alfonsín.
Esta normalización que llevó adelante el
kirchnerismo, ahora se le vuelve en contra: un sector de la
clase capitalista le exige que deje de lado los mecanismos
de tipo bonapartistas “progres” y que vuelva a primar la
lógica pura y dura del mercado: basta de subsidios, de
retenciones, de congelamiento de tarifas en trasporte y
servicios, etc. Basta de abrir frentes de “tormenta”
atacando al grupo Clarín y metiendo “crispación” en la
sociedad. El motivo es simple, ya no se necesita contener
grandes movimientos de masas que estén luchando, gracias al
propio kirchnerismo que los sacó de las calles. Para un
sector de la burguesía, ya no hace falta la política para
ordenar el país, sino “administrar” la gestión, y
todos felices y contentos. Y en ese discurso de “no
confrontar”, mantener la estabilidad, el diálogo y el
“todo va bien”, Macri sacó cerca de la mitad de los
votos haciendo la plancha y Del Sel casi gana Santa Fe.
¿Se viene un triunfo de la oposición patronal
en las presidenciales?
Comprender a fondo estos resultados electorales
impone necesariamente no caer en el impresionismo. En la
editorial del número pasado mencionábamos cómo había
funcionado el “voto estabilidad”, mecanismo por el cual
se explica que muchos votantes de Macri seguramente lo vayan
a hacer por Cristina en agosto y octubre. Esto es una
expresión de que para mucha gente las cosas “no están
tan mal”, por lo tanto “no es necesario cambiar nada”.
Por el lado del voto a Del Sel influyó, aparte
de un sector del aparato peronista que hizo descender al PJ
en casi 20 puntos de la interna abierta en dicha provincia a
la elección definitiva, lo que también explicábamos en el
número anterior, el mecanismo de que “con la estabilidad
ya no hace falta la política”: es por esto que el gran
triunfador de Santa Fe haya sido el discurso totalmente
vaciado de contenido.
Como se puede ver, la complejidad de cómo puede
actuar la estabilidad económica y política en una elección
es contradictoria, pero en las presidenciales lo más
probable es que actúe a favor de Cristina apostando a este
mismo criterio de ratificar lo que existe, la situación tal
cual está. Porque será en la elección nacional, y no en
la Capital o Santa Fe, donde realmente se juegue la
estabilidad en su conjunto y eso, insistimos, a priori
beneficiaría al oficialismo K.
Claro que es lógico que la oposición quiera
sacar la mayor cantidad de leña de los árboles que han caído,
y si bien para la elección presidencial –como venimos señalando-
no parece haber grandes cambios, lo cierto es que el centro
político, en el plano electoral, está corrido un poco más
a la derecha. Y en lo que respecta a la izquierda y la pelea
contra la proscripción, el escenario general se pone más
adverso. La ofensiva del gobierno contra la izquierda es un ataque global, que hoy
se expresa en la ley proscriptiva intentando dejarla afuera
de las elecciones, pero que también se expresa en la
persecución a delegados como en Fate o en la represión a
los docentes santacruceños, entre otros tantos conflictos.
La respuesta del gobierno con las luchas obreras siempre fue
dar palos, buscando fortalecer a la mafiosa burocracia
sindical: la normalización persigue varios objetivos, entre
los cuales se destaca el buscar reventar a la izquierda en
su influencia tanto política como sindical y social.
Hoy se nos impone
defender los derechos políticos de la izquierda enfrentando
la proscripción y al Gobierno
Nacional en todos los frentes, el mismo que mientras acalla
a la izquierda le siembra el terreno a la derecha.
Nota:
1. Las filmaciones sobre las
intervenciones en la asamblea de Carta Abierta están en
youtube, canal “laspatasenlafuente”. Mención aparte
merece la cruda caracterización que hicieron sobre algunos
medios oficialistas como programas de Radio Nacional o
“6-7-8”, así decía uno de los miembros: “[tienen] un
discurso absolutamente inaceptable para aquel que tenga una
mirada un poquito crítica simplemente (…) hay cosas que
me ofenden la inteligencia (…) hay cosas que se dicen ahí
y vos decís ‘flaco no podés decir esa estupidez’”…
que es tan hipócrita (porque ellos mismos son abonados a
dichos programas) como cierto…