Hacia
fines del mes pasado el norte de nuestro país se vio
conmovido con las ocupaciones de terrenos en Jujuy por parte
de familias carentes de viviendas. El hecho se agravó
cuando en la mañana del 28 de julio los ocupantes fueron
reprimidos por efectivos de la policía. La salvaje represión
se cobró la vida de tres ocupantes: Félix Reyes Pérez, Víctor
Heredia y Ariel Farfán, pertenecientes a la Corriente
Clasista y Combativa. También murió un policía. Hubo más
de treinta heridos, incluidos chicos y se realizaron decenas
de detenciones.
Más
de quinientas familias acamparon en terrenos pertenecientes
a la Empresa Ledesma, que posee en la provincia 157.556 hectáreas,
constituyéndose en la mayor empresa terrateniente y
latifundista de Jujuy. La familia Blaquier, dueña de la
misma, tiene una nefasta historia de explotación y represión
a los trabajadores y la población jujeñas. Y una vez más,
junto a los gobiernos nacional y provincial apela a los
gases lacrimógenos y las balas de plomo para terminar con
las medidas y reclamos que llevan adelante los trabajadores
y el pueblo.
El problema habitacional es estructural
En
los últimos años el problema habitacional se ha agudizado
a partir de la sojización del campo y ha empobrecido a
grandes sectores de pobladores del Norte. En la localidad de
El Libertador, donde se realizaron los últimos acampes, la
situación se ha vuelto muy crítica. Desde hace casi cinco
años, las familias del lugar esperaron que se cumpla el
compromiso que hizo la Empresa Ledesma de entregarles esas
tierras. No obstante la familia Blaquier dejó la promesa en
el olvido. Entre los acampantes había un número importante
de pobladores originarios, que al igual que los habitantes
de La Primavera, en la provincia de Formosa, vienen
sufriendo la explotación y la marginación social por
generaciones.
En
El Libertador, de las 155.556 hectáreas que posee Ledesma,
sólo 38.000 están cultivadas con caña de azúcar.
Mientras que el resto del 40% de
la concentración de tierras está en manos del
Ingenio La Esperanza (Roggio), Ingenio Río Grande-La
Mendieta y La Forestal del Norte. En tanto que más de 33
mil familias se encuentran sin vivienda en la Provincia, de
las cuales solo la mitad está tramitando su pedido de
vivienda. San Salvador, El Libertador General San Martín,
Perico y Palpalá son las localidades que registran los índices
más altos del déficit habitacional jujeño.
En
el caso de la Empresa Ledesma, la familia Blaquier también
posee industrias papeleras, de carnes, granos, glucosa y
petróleo y tiene fluidas relaciones con el gobierno de
Cristina Kirchner. Al punto que Nicholson, uno de los
principales ejecutivos de la empresa formó parte de la
delegación que acompañó a la Presidenta en su viaje a
Brasil. Y el gobierno de Cristina ha otorgado a Ledesma un
cupo de etanol de 48.996 metros cúbicos, el más importante
cupo de este biocombustible. De esta manera han sido moneda
corriente las buenas relaciones de los Blaquier con los
gobiernos de turno, tanto de la Provincia como del país.
Una pelea unida a los reclamos obreros
La
lucha por la vivienda, un fenómeno que no es privativo del
pueblo jujeño, ya que se reproduce en distintos puntos del
país y en sectores superexplotados y oprimidos, debe estar
unida a la pelea del conjunto de los trabajadores por
mejores salarios y condiciones laborales. El trabajo
genuino, más allá de la mentirosa pintura que hace el
gobierno kirchnerista, sigue siendo un reclamo vigente como
fuente central para comenzar a terminar con las plagas
sociales y económicas que descarga el capitalismo sobre los
trabajadores, ocupados y desocupados. En el terreno de la
vivienda, “entre 2005 y mayo pasado, el gobierno nacional
ha destinado a organizaciones sociales, entre las que
destaca el Movimento Tupac Amaru de Milagro Sala unos 1.200
millones de pesos para que se construyan viviendas, además
de los fondos que permitieron al FONAVI levantar unas 5.000
casas. En total con esos recursos podría haberse cubierto
la mitad del déficit habitacional, resolver el problema de
25.000 hogares, pero apenas se construyeron 9.000 casas”
[1]. Ahora
el gobernador Barrionuevo ha dicho que va a expropiar unas
40 hectáreas a Ledesma para realizar viviendas. ¡Extraña
expropiación esta que asegura una fuerte indemnización a
los chupasangres de los Blaquier! Así los trabajadores y
pobladores quedan a merced de los vaivenes políticos
clientelares y las falsas promesas gubernamentales. Por eso
es necesario pelear, en forma independiente, por un Plan
Nacional de Vivienda que parta de la expropiación de
tierras y latifundios de las grandes empresas que detentan
el poder económico y político en el país.
Por
otro lado, el asesinato de los compañeros que acampaban
tiene miras de perderse en la nebulosa burocrática de la
justicia burguesa. Tan solo la renuncia de algún
funcionario ha ocurrido, pero aún no hay acusados ni
investigación seria en curso. Hay que organizar una comisión
independiente de familiares y representantes de quienes
ocupaban legítimamente los terrenos que investigue y marque
a los culpables directos
e intelectuales de la represión.
Nota:
1.
Matías Longoni, Clarín, 13/8/11.