Los ocupantes de los terrenos
que reclaman viviendas son trabajadores, en su mayoría
desocupados, muchos pertenecientes a comunidades originarias
de la región. Son trabajadores excluidos del circuito
laboral por el capitalismo “salvaje” y “redistributivo
de la riqueza”. Para poder sobrevivir dependen de un Plan,
sea Trabajar u otro semejante, administrado por la
organización de desocupados que se lo otorga. La
subsistencia y la posibilidad de techo para sus familias
dependen de esta asignación y de los planes de cada
organización. Éstos varían de acuerdo a los favoritismos
políticos. Son rehenes de los gobernantes de turno. O, en
su defecto, de los opositores del momento.
Las centrales sindicales
mayoritarias los ignoran. Para ambas CGTs (Moyano o
Barrionuevo) no son ni una costilla de la columna vertebral
del movimiento peronista.
Las dos CTAs, en cambio, sí se
acuerdan de ellos cuando la sangre llega al río. Hacen
declaraciones, incluso actos y participan (la CTA-Yasky) en
marchas junto a otras organizaciones movilizando… los
compañeros indispensables para sostener sus banderas.
Pero en el caso de estas
centrales, lo más trágico no es su denuncia testimonial.
Es su política corporativa, reducida al problema de la
vivienda en sí mismo, aislado del conjunto de los reclamos
de los trabajadores, tanto ocupados como desocupados.
La CTA-Yasky y Milagro Sala,
dirigente piquetera de la provincia de Jujuy, no ocultan su
apoyo a los gobiernos provincial y nacional, hasta un límite,
en el caso de esta última, que utiliza la ciencia-ficción
para tratar de salvar la responsabilidad del gobierno
provincial. “…La orden de reprimir es del jefe de Policía
y del juez Aman, que es radical. Cuando se da la orden de
que paren la represión, la dio tres veces el gobernador y
no hicieron caso”. (Perfil.com-11/8)
Y la CTA-Micheli corre con su
flamante sello atrás de la oposición patronal
Lamentablemente, tampoco desde
la Corriente Clasista y Combativa, que dirigió la toma
donde fueron asesinados los compañeros, se levanta una política
de conjunto de los problemas de la clase trabajadora y
sectores populares.
La CCC levanta una política de
denuncia del gobierno, de reclamo de expropiación, trabajo
genuino y exigencia de castigo a todos los responsables de
los asesinatos. También levantan la reforma agraria y la
destrucción de las clases dominantes. “Expropiación de
las tierras de Ledesma ya. Tierra, vivienda y trabajo
genuino para todos los jujeños. Cárcel a los que
planificaron, ordenaron y ejecutaron la represión y los
asesinatos”. (Publicado en la edición de Hoy
1380-3/8/11)
Pero su marca en el orillo hay
que buscarla en el conjunto de su política, no solamente en
los títulos que se refieren a los últimos acontecimientos
de ocupaciones y represión. En el punto “4. Romper la
trampa de las internas proscriptivas” de la nota cuyo
encabezado es el que transcribimos anteriormente, explican:
“…Desde el Proyecto Sur, el PTP y el PCR trabajan,
nacionalmente, para la fórmula Alcira Argumedo y Jorge
Cardelli. El PTP y el PCR también trabajan para los
candidatos de cada uno de los diferentes frentes que
integran, en cada provincia y municipio. (…)”
Su secretario general, Otto
Vargas, para que no queden dudas, aclara que en provincia de
Buenos Aires cortan boleta votando a Margarita Stolbizer a
gobernadora.
No sabemos a qué “clases
dominantes” quieren destruir los compañeros, pero estamos
seguros que de la mano de estas variantes patronales no les
hacemos ni cosquillas.
La lucha por una vivienda digna
es parte de la lucha de los oprimidos, trabajadores ocupados
y desocupados, poblaciones originarias, contra el gobierno y
las variantes patronales. Atados a ellos sólo se consiguen
papelitos de colores como en el Parque Indoamericano o un
techo cuyo costo no debe ser la dependencia clientelar a
variantes patronales.