Difundimos por este medio la columna de Manuela Castañeira, dirigente nacional del Nuevo MAS, publicada el miércoles 7 de septiembre en Diagonales –
El gobierno de Macri vino a imponer un plan durísimo contra los trabajadores y los sectores populares, que empezó con un tarifazo impagable, un aumento en los artículos de primera necesidad producto de la quita de retenciones a la exportación, y sigue con una reforma laboral que significa redoblar la flexibilización y legalizar el contrato basura.
Al asumir contaba con el sonriente apoyo de toda la clase empresarial, en un momento favorable en la región para los proyectos de derecha, con la negativa de los líderes kirchneristas a actuar como verdadera oposición, y con el apoyo servil de los dirigentes de las CGTs, que después de la movilización del 29 de abril no volvieron a llamar a ninguna medida de lucha.
¿Qué pasó para que ahora el gobierno se encuentre a la defensiva, falto de iniciativa y sin dar señales de tener algún plan para salir de la grave situación económica? Pasó que los trabajadores y los sectores populares salieron a la calle, demostrando en acciones de lucha de diverso calibre y con diversos reclamos, que en nuestro país la rápida capacidad de movilización popular sigue intacta desde el Argentinazo.
Los ruidazos, que movilizaron sobre todo a la clase media baja y pequeños comerciantes de los centros urbanos, frenaron (por el momento) el brutal aumento de tarifas, poniendo en cuestión todo el plan de ajuste y haciendo que el gobierno, con sus obscenas presiones a la Corte y sus discursos contradictorios, perdiera parte de su credibilidad.
Una enorme movilización acompañó en Córdoba la condena a los genocidas de La Perla, en abierta confrontación con la política macrista de liberar a los milicos como en el caso de Etchecolatz.
La marcha del movimiento de mujeres en varias provincias del país logró la liberación de Belén, la joven tucumana condenada a ocho años de prisión por haber sufrido un aborto.
Finalmente, la Marcha Federal reunió a cien mil trabajadores y trabajadoras en el repudio al gobierno y sus medidas antiobreras, y en algo más: el grito que más fuerte recorrió las columnas fue el de “¡Paro general!”. Esta exigencia cuestiona la actitud conciliadora de los sindicalistas de la unificada CGT, reunidos en ese preciso momento con Macri, quien no solo no les concedió ni una sola de las peticiones que le formularon, sino que les anunció que va por la flexibilización laboral al cuadrado.
En pocos días tendremos las audiencias públicas sobre las tarifas de los servicios. Desde el Nuevo MAS llamamos a todos a movilizarse y hacer de las audiencias una nueva jornada nacional de lucha para pararle la mano a Macri, en el camino al paro general, que es la medida necesaria para frenar un plan de ajuste antiobrero que viene siendo cuestionado.