En la reunión de la CGT con la UIA aparecen, uno al lado del otro, como soldaditos de plomo, los referentes de ambas entidades. Aunque su signo de clase sea opuesto, no es casual que todos parezcan iguales. ¿Quién distingue a los patrones y a los burócratas en una primera vista? Es más difícil hacerlo cuando empiezan a hablar.
¿Quién defiende a quién?
No nos quedan dudas de a quién defienden los empresarios de la UIA. Mientras se desarrolla el mini-Davosmacrista, ellos son la voz y la sangre de la clase dominante instalada en el país.
Más confuso es el papel de los dirigentes de la CGT. En un momento en que se desarrolla el cónclave patronal de “inversionistas”, ellos se entrevistan con la central empresaria. Con mayor o menor confianza, todos pensamos que para defender a los trabajadores de los ataques presentes y los que se vendrán. ¡Vaya fiasco! Sus declaraciones públicas demuestran lo contrario. No queremos imaginar lo que serán las privadas.
“ ‘Venimos a pedirle a la UIA por la caída de la economía, de la industria, por la pérdida de fuentes de empleo y con la intención de que se retrotraigan las medidas económicas que tomó el Gobierno y provocó la pérdida del poder adquisitivo del salario’, había dicho Daer antes del encuentro.” (Página 12, 13/9/16)
Y después del encuentro, ¿cuáles fueron sus declaraciones?
“Juan Carlos Schmid, secretario general de la CGT, afirmó que durante el encuentro celebrado con directivos de la Unión Industrial Argentina (UIA) ‘se habló de la administración del comercio exterior y la necesidad de un perfil industrial mucho más ambicioso que el que vemos hasta el día de hoy’.
Asimismo puntualizó que ‘hablamos de la preocupación que compartimos con la UIA que no se siga profundizando la caída del empleo y ver cómo podemos construir una agenda común, para tener un diagnóstico y una alternativa conjunta frente al trazado económico y a la gestión de la cartera económica’ «. (ámbito.com 13/9/16)
Algo así, según los dirigentes sindicales, de una reunión de “hermanos en desgracia” azotados por el mismo vendaval que en estos momentos arrasa en las playas argentinas. La agenda común fue el slogan recurrente de los empre… perdón, dirigentes sindicales, cuando se retiraron de la reunión, la plataforma sobre la cual lanzan su ofensiva… para dar la espalda a los trabajadores.
Para que los empresarios que no tuvieron el lujo de estar y para el gobierno que está con otros empresarios más importantes y poderosos, se jactaron de dejar bien claro que «el tema salarios no se tocó, para eso están las convenciones colectivas de trabajo», aseveró rotundamente Schmid (negritas nuestras).
Que la clase empresarial y política argentina duerma tranquila: ni un requerimiento, ni un pequeño reclamo se despegó de los labios de estos señores que, al igual que los dirigentes patronales, se preocupan sólo por sus negocios y no por el bolsillo y la salud de los trabajadores. Los une el amor a la gobernabilidad macrista, a la estabilidad de las ganancias capitalistas. Hoy continúan su “agenda común” con la dirigencia del PJ y de la Iglesia. Los trabajadores estamos en la vereda de enfrente, no somos parte de su agenda.
La agenda nuestra la establecemos nosotros, desde abajo, desde nuestras necesidades, que son las opuestas a estos señores que, se reúnan en el Centro Cultural Kirchner o en la UIA, se alinean contra nuestros intereses. En la reunión cumbre del 23 de setiembre la cúpula sindical amaga con la convocatoria al paro general insistentemente reclamado por las bases y largamente postergado. Se lo vamos a arrancar si hacemos tambalear los cimientos de sus cómodos despachos y le ponemos nuestra agenda en las calles.
Ana Vázquez