El día domingo a la madrugada se produjo una nueva muerte producto de la brutalidad policial. Se trata de Gustavo Geréz, un joven de 29 años que fue trasladado en la madrugada del domingo hacia la Seccional 1ra de la policía de Santa Cruz debido a «disturbios en la vía pública». Miembros de la policía alegaron que al momento de realizar la incautación de bienes, Gustavo comenzó a convulsionar y no pudo ser reanimado. El detalle que omiten es que presentaba hematomas en todo su cuerpo producto de los golpes ellos mismos le propiciaron.

Ante este hecho de violencia institucional, la bronca desde abajo no se hizo esperar: familiares y amigos convocaron a una marcha que se llevó a cabo el miércoles, donde más de 300 personas se dirigieron desde el Monumento al Trabajador Petrolero hasta las inmediaciones de la Seccional 1ra para reclamar justicia, pero la manifestación se vio interrumpida debido a que miembros de la policía se hicieron presentes y no dudaron en reprimir con balas de goma y gases lacrimógenos dejando varios heridos.

Como si esto no fuera suficiente, la investigación de la causa está siendo llevada adelante por los mismos miembros de la policía de Santa Cruz ¿Qué justicia se puede esperar cuando los mismos que asesinaron a Gustavo son quienes están encargados de investigar la causa?
La violencia institucional es moneda corriente para los sectores populares. Diariamente cientos de jóvenes son detenidos por averiguación de antecedentes que al ser llevados a la comisaria se encuentran con todo tipo de maltratos: físicos y psicológicos, humillaciones, golpes, violaciones y en los peores casos: la muerte. Esta situación se agrava en la era macrista dado el giro reaccionario del gobierno, cuestionando los DD.HH., intentando instalar, entre muchos otros, la teoría de los dos demonios, la guerra sucia, la justicia por mano propia, persiguiendo a luchadores. ¿Qué tienen en común todas estas políticas ideológicas de corte neoliberal? El más profundo odio de clase y la necesidad imperante del capitalismo de enfrentar pobres contra pobres. Vemos así la oleada de linchamientos, casos como el del médico o el carnicero, donde el debate de la inseguridad vuelve a la escena de la política nacional con un tinte ultra reaccionario. La única manera de frenar estos avances es con la más amplia unidad de acción en las calles, junto a los trabajadores y sectores populares. Así es como se les para la mano a estos gobiernos.

La única manera de conseguir justicia por Gustavo es exigiendo que la investigación sea controlada por una Comisión independiente con plenas facultades, sin prestar ningún tipo de confianza en la justicia patronal que libera genocidas y responde al plan de ajuste de Macri y Cambiemos.

-Repudiamos la represión en Santa Cruz
-Justicia por Gustavo Geréz

Germán C.

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