El día 14 de febrero de 2015 se halló el cuerpo sin vida de Romina Ríos; una chica de 18 años oriunda del interior de la provincia de La Rioja, que vino a la capital a estudiar y su pareja, el policía Pedro Ortiz, le disparó con su arma reglamentaria y la tiró en un descampado para luego quemarla viva.
Desde el momento de su desaparición, la familia de Romina junto a las organizaciones independientes de mujeres nos organizamos para comenzar la búsqueda, ya que la policía seguía su protocolo nefasto de esperar 48 horas para confirmar su ausencia. Desafortunadamente, no llegaron a transcurrir ni 24 horas de la búsqueda cuando comenzaron los rumores de que el cuerpo de Romina había sido encontrado sin vida. De forma casi inmediata pero premeditada, el policía Ortiz confesó que él había sido el autor del hecho.
El caso tuvo alta difusión en toda la provincia, por lo que las autoridades máximas de la policía y del gobierno provincial tuvieron que salir a dar explicaciones sobre este joven de 18 años que había egresado hacía muy poco de la escuela de policías. Las declaraciones fueron aberrantes: aclaraban que la institución policial no tenía nada que ver con cuestiones personales y “pasionales”, como si nada tuviera que ver la policía con el adoctrinamiento de oficiales preparados para ejercer el abuso de poder en todos los ámbitos de la vida. Además del desinterés por buscar a las tantas chicas desaparecidas con el justificativo de “se habrá ido con algún noviecito por ahí…” y de su conocida complicidad con las redes de trata.
Durante este momento hasta el día que comenzaría el juicio, la familia de Romina entendió que la lucha por justicia estaba en la movilización en las calles. Desde ahí se hicieron marchas, cortes de ruta, intervenciones artísticas, y escraches a funcionarios que obstaculizaron el esclarecimiento del caso.
Llegado el día del juicio, decidimos ir todas las organizaciones a presionar afuera del tribunal donde se estaba llevando a cabo, para garantizar que efectivamente le den la condena de cadena perpetua. Entre interrupciones y mentiras de parte del juez Barría, el juicio se dilató un mes, entre pruebas faltantes por parte del acusado o porque el mismo tenía que cumplir horas de “trabajo” en la cárcel. Cabe rescatar que todos los días del juicio Ortiz contó con un mega operativo policial (exageradísimo) que lo respaldaba cada vez que salía de tribunal de justicia.
Finalmente, el pasado viernes 14 se dio a conocer de forma inesperada que se daría la lectura de la sentencia al único imputado por el femicidio. Condenando al policía a prisión perpetua con la caratula de “homicidio doblemente calificado”, descartando los agravantes de “funcionario público” y “alevosía” y desestimando el femicidio.
En una clara maniobra política, se informó a la familia y al abogado querellante apenas horas antes, lo que no logró impedir la rápida organización del movimiento de mujeres y de las diferentes organizaciones que se hicieron presentes para apoyar a la familia y dejarle bien en claro a la justicia, a la policía, y a la sociedad, que no íbamos a dejar a ningún femicida impune, ni a ninguna víctima sin justicia.
En un intento de frenar la presión popular, vallaron las inmediaciones del juzgado además de un excesivo número de efectivos policiales, impidiendo a la familia y a la sociedad, manifestarse frente al edificio.
Si bien la sentencia fue la esperada, esta lucha no ha terminado, seguiremos luchando hasta que los cómplices reciban la condena que les cabe por su responsabilidad en el femicidio de Romina.
El miércoles 19, La Rioja se adherirá al paro nacional para seguir pidiendo justicia por todos los casos de violencia en la provincia y en el país, movilizándonos contra este gobierno provincial y nacional que ampara la violencia machista y que vulnera los derechos de mujeres y trans en todos los ámbitos.
¡Cárcel común, perpetua y efectiva a Ortiz y sus cómplices!
¡A Romina Ríos la mató la institución policial y el Estado patriarcal!