Rafael Salinas



 

Descontento generalizado, protestas y elecciones poco concurridas

 

En medio de un clima de descontento general y de continuidad de las movilizaciones de masas contra la estafa de las jubilaciones privadas, se realizaron el domingo pasado elecciones municipales. Como se preveía, hubo una fenomenal abstención combinada con un gran “voto castigo” contra los candidatos oficialistas.

Este repudio en las urnas se daba por descontado. La sorpresa política fue que este “voto castigo” no favoreció solamente a la oposición de derecha al gobierno de la “socialista” Michelle Bachelet. En Valparaíso, la segunda ciudad de Chile después de la capital, Santiago, se impuso como alcalde Jorge Sharp, un candidato de izquierda independiente y opositor, que fue dirigente de uno de los grandes movimientos estudiantiles iniciados en 2006, conocidos como la “Revolución de los Pingüinos”.

Continúan las movilizaciones y protestas por la estafa a los jubilados

Estas elecciones no se dieron en medio de la calma. Un factor decisivo que cruza la escena política y social es la continuidad de las movilizaciones por “¡No + AFPs!”. Es decir, contra el escandaloso sistema de jubilación privada, las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFPs), creadas por la dictadura de Pinochet y protegidas por sus sucesores de “derecha” o “izquierda”.

En agosto pasado, más de un millón de manifestantes salieron a las calles en todo Chile, protestando contra la estafa de la jubilación privada. En ese momento, explicamos que:

“Las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFPs), después de 30 años o más de aportes pagan pensiones miserables, robando lo cotizado por los trabajadores.

“Para el actual gobierno de ‘izquierda’ encabezado por Michelle Bachelet y, en general, para los políticos del régimen, esto puede ser más difícil de manipular que las protestas estudiantiles. Es que no se trata de movilizaciones solamente juveniles, sino de masas de trabajadores activos y pensionados de toda edad, cada vez más indignados. Las jubilaciones son un tema que cruza a la gran mayoría de la sociedad chilena.

“La otra gran dificultad para calmar las aguas, es que, del otro lado del mostrador, no está el flamante gobierno de «izquierda» que acababa de arrasar en las elecciones presidenciales, y que ilusionó a medio mundo… como sucedía a inicios de 2014.

“Hoy, tanto el gobierno de Bachelet con los partidos que lo integran y/o lo apoyan, pero también la «oposición» parlamentaria, están profundamente desprestigiados…”[1]

Efectivamente, las movilizaciones de protesta no se han detenido. Por el contario, amenazan ir más allá. El 16 de octubre pasado, en vísperas de las elecciones municipales, hubo nuevamente marchas multitudinarias en todo el país. Y para el 4 de noviembre próximo, se ha convocado a un paro general.

Después de las anteriores movilizaciones, Bachelet abrió negociaciones con el movimiento ¡No + AFPs! Pero, como era de esperar, fueron una farsa, una simple maniobra dilatoria para intentar dividir y desmovilizar la protesta. No hubo ninguna concesión real de parte de la presidente “socialista”. Es que el robo de los aportes jubilatorios es uno de los negocios más espectaculares del parasitario capitalismo chileno. Sin mover un dedo, las AFPs se embolsan sumas fabulosas gracias al descuento automático del 10% de los salarios. Luego, pagan jubilaciones cada vez más miserables, sin relación con lo que han aportado. Frente a ese robo, el Estado neoliberal –fundado por la dictadura de Pinochet y continuado por todos los partidos del régimen, de derecha o “izquierda”– se lava las manos.

El descontento se multiplica en función a las esperanzas que un día depositaron las masas trabajadoras en el actual gobierno de “izquierda”. Y no se trata sólo de jubilaciones, salarios y condiciones de trabajo. Chile tiene también la “educación más cara del mundo”[2]. Los jóvenes que no sean hijos de millonarios y que deseen cursar en las universidades, sean “públicas” o privadas, deben endeudarse para toda la vida, con los mismos bancos que chupan la sangre a los jubilados. Tampoco el gobierno de “izquierda” ha hecho aquí cambios radicales.

Ahora, está planteado el reto de que este descontento generalizado se exprese el 4 de noviembre en un fuerte paro. Será un enorme desafío, ya que los partidos “Socialista” y “Comunista” –que integran la coalición del gobierno de Bachelet– dirigen el aparato burocrático de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y harán todo lo posible para que la medida de fuerza fracase.

La CUT es un aparato cada vez más divorciado de las bases obreras y trabajadoras. “Los escándalos que rodearon las elecciones del Consejo Directivo Nacional de la CUT) –comenta una revista de izquierda– ponen nuevamente de manifiesto el deterioro ético y político de la burocracia sindical que ha controlado esa organización desde su surgimiento, a fines de 1988.” [3] Los burócratas corrompidos del PS y el PC se pelean a dentelladas por el aparato de la CUT, organizando elecciones fraudulentas donde las bases no tienen participación alguna.

Pero esos burócratas traidores están unidos en un punto fundamental: no le dan ningún apoyo al movimiento ¡No + AFPs!

El paro convocado para el 4 de noviembre, además del gobierno y los patrones, enfrentará entonces la oposición frontal de los burócratas sindicales socialistas y stalinistas. Si lograse cierto éxito, sería un duro golpe para ellos.

Masiva abstención, derrota de los candidatos del gobierno y avance de la derecha

En primer lugar, lo más impactante de las elecciones ha sido la abstención masiva, con porcentajes inéditos. Dos tercios de los electores no fueron a votar.

Aunque “muda”, esta abstención sin precedentes refleja principalmente el descontento con el gobierno de Bachelet… pero, al mismo tiempo, desánimo, desorientación política y falta de opciones de muchos votantes de izquierda.

Su frustración no se limita sólo al punto de las AFPs y el incumplimiento de las promesas con que fue elegida Bachelet. También se han destapado grandes escándalos de corrupción en los que están comprometidos directamente familiares de la presidenta Bachelet. Las elecciones se dieron en medio de un clima de rabia y decepción popular con el gobierno.

Por esos motivos, el frente oficialista “Nueva Mayoría” sufrió una seria derrota electoral. Y, en la mayoría de los casos, salió perdedor frente a la coalición de derecha, que le arrebató comunas muy importantes. El gobierno de Bachelet se basa en esa coalición “Nueva Mayoría”, cuyos principales componentes son el Partido Socialista, el Partido Comunista, los demócrata-cristianos y otras fuerzas menores supuestamente “de izquierda”. En el tramposo sistema “bi-frentista” chileno, se le contrapone otra coalición de derecha, bautizada “Chile Vamos”, encabezada por la Unión Demócrata Independiente (UDI), Renovación Nacional, y otros partidos.

“La Nueva Mayoría –dice un comentarista de izquierda, crítico del gobierno– logró que la derecha triunfara en las principales comunas de Santiago [la capital de Chile] y, de esta manera, aprovechara para presentar a Piñera, prácticamente, como el líder indiscutido para las próximas elecciones presidenciales.” [4]

Hay que recordar que Piñera –el billonario que fue presidente del 2010 al 2014–  salió malherido de su mandato que precedió al de Bachelet. Que hoy se baraje su regreso es otra medida del desastre político de la “Nueva Mayoría”.

Otra historia en Valparaíso: ¿un Podemos chileno?

En la segunda ciudad de Chile y su histórico puerto, sucedió algo distinto al desastre de Santiago y otras comunas. Se impuso por el 54% de los votos un candidato de izquierda independiente y opositor al gobierno de Bachelet.

Se trata de Jorge Sharp, que fue un dirigente estudiantil secundario y universitario de larga trayectoria. Sharp pertenece a la organización Movimiento Autonomista.

Como buena parte del activismo estudiantil y social de Chile, Sharp se alineó en el “autonomismo”, corriente mundial “posmoderna” (y muy heterogénea) que en su país tiene peso importante.

Hay que señalar que la proliferación de movimientos y grupos autonomistas es un hecho frecuente en países de  Europa y América Latina donde los partidos comunistas han sido relativamente fuertes, y las corrientes marxistas revolucionarias, como el trotskismo, más débiles.

Efectivamente, en Chile, en el movimiento estudiantil universitario y secundario y también en la esfera de los movimientos “sociales”, barriales, etc., las corrientes autonomistas y también anarquistas, tienen una presencia de notable.

Esos movimientos, en varios casos, han logrado desbancar a direcciones stalinistas. Por ejemplo, en 2011, la mundialmente famosa y mediática dirigente estudiantil del PC, Camila Vallejo, fue derrotada por la lista autonomista encabezada por el desconocido Gabriel Boric, en las elecciones de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh). Y hoy, Gabriel Boric, junto con el triunfante alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, son los dirigentes que encabezan la organización llamada Movimiento Autonomista.

“Queremos un movimiento político que dispute todos los espacios”, sostiene correctamente Boric,[5] en contraposición tácita al abstencionismo “anti-político” tanto del anarquismo como de la gran mayoría del autonomismo.

Pero el problema es cómo eso se materializa. Muchos comentaristas, bajo el impacto y la sorpresa de la derrota aplastante de todos los viejos partidos de “izquierda” y derecha por un ilustre desconocido en la segunda ciudad del país, hablan del nacimiento de un “Podemos” chileno. Y, efectivamente, el Movimiento Autonomista se le parece en varios aspectos. Ambos nacen indirectamente de importantes movimientos sociales: de los “indignados” en el Estado español y de los estudiantes en Chile.

Pero el modelo español no “disputa todos los espacios”. O, mejor dicho, ha dejado de hacerlo, si es que alguna vez lo intentó. Está dedicado al electoralismo y parlamentarismo químicamente puro.

Si el nuevo movimiento político se orienta  realmente a “disputar todos los espacios”, entonces tendrá que ver cómo concreta eso en el terreno del movimiento obrero y ahora en el gran movimiento No + AFPs.

Notas:

1.- Por Rafael Salinas, “¡No + AFPs! – Más de un millón de manifestantes en las calles contra la estafa de la jubilación privada”, SoB n° 394, 25/08/2016.

2.- Vladimir Hernández, “¿Por qué es tan cara la universidad en Chile?”, BBC Mundo, 16/05/2012.

3.- “El ocaso de la CUT”, editorial de Punto Final, Nº 860, 16/09/2016.

4.- “Elecciones municipales: la hecatombe de la Nueva Mayoría”, Clarín de Chile, 26/10/2016.

5.- Gabriel Boric, “Queremos un movimiento político que dispute todos los espacios”, diarioUchile, 30/05/2016. En una elección parlamentaria anterior, Boric logró ser electo diputado como candidato independiente. Pero eso no tuvo la resonancia política del reciente triunfo de Valparaíso.

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