Unos nefastos resultados en las recientes elecciones vascas y gallegas en setiembre (donde el PSOE perdió escaños y cayó a tercera fuerza por detrás de Podemos), un ajustado calendario electoral que pone como plazo el 31 de octubre para la disolución de las Cortes y la convocatoria a terceras elecciones, los peores resultados de su historia en las últimas dos elecciones generales que auguran peores números aún en unas hipotéticas terceras y un clima de apatía y adormecimiento, se suman como detonantes de la crisis, división y fractura que ha estallado en el seno del PSOE.

El pasado miércoles 28 de setiembre, 17 miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE, encabezados por los barones y baronesa territoriales opuestos a Pedro Sánchez y su línea de mantener el No a la investidura de Rajoy, dimitían en bloque forzando la caída de su secretario general y el traspaso de la dirección del partido a manos de una  Gestora hasta la celebración de un nuevo Congreso, según prevén los estatutos partidarios ante la renuncia de la mitad más uno de su ejecutiva.

Efectivamente, con esta jugada se abría la puerta a que el PSOE con su abstención favoreciera un gobierno del PP. Esta fue la guerra que se libró en el Comité Federal en Ferraz el 1º de octubre y que Sánchez perdió, mientras que desde Génova el PP se regocijaba en silencio y salía fortalecido.

Tras una frenética jornada en la que no faltaron gritos, insultos y lágrimas, Sánchez dimitía luego de perder la votación  sobre su propuesta de celebrar de inmediato unas primarias para elegir al nuevo líder socialista, con  107 votos a favor y 132 en contra.

Inmediatamente Sánchez se pronunciaba en rueda de prensa: “Hoy se ha producido un debate muy intenso. Lo propuse para dirimir dos cuestiones: el liderazgo, y la investidura. Yo quería votar No a Rajoy y formar un gobierno alternativo y como dije si no prosperaba mi propuesta no podría administrar una decisión que no compartía. Desgraciadamente no ha salido vencedora mi propuesta y dimito”. Finalizó con un llamamiento “a los socialistas con o sin carné que estén orgullosos de militar en el PSOE” y  dijo que  la Comisión Gestora contará con su apoyo “leal”. A partir de entonces se guardó a silencio hasta el día de hoy.

Ahora el PSOE ha quedado bajo la tutela de una Gestora (presidida por Fernández, acérrimo opositor a Sánchez y proclive a dar el gobierno al PP desde siempre) que piloteará los destinos del partido y pondrá fecha a un congreso para elegir nueva ejecutiva y nuevo líder.

Para justificar tan brusco giro y hacer más digerible y menos letal la cuestión de cara a la militancia, los  votantes y la sociedad, la nueva dirección del PSOE levanta los argumentos de que la  “Abstención no es apoyo”, “de que unas terceras elecciones serían terribles para España” y “de lo que se trata es de desbloquear la situación”; es decir, plantea la discusión en términos de Abstención o nuevas elecciones, a sabiendas, claro, de que unas nuevas elecciones serían más que perjudiciales para el PSOE, que se encuentra sumido en una clara crisis electoral.

Este fue el debate que se desarrolló a puertas cerradas el pasado domingo 23 en el Comité Federal en Ferraz  donde finalmente, en votación a mano alzada, se impuso y se aprobó la abstención por 139 votos a favor y 96 en contra y a favor  de mantener el No a Rajoy. La resolución del Comité Federal fue la de que el PSOE votará no en la primera ronda de investidura y se abstendrá en la segunda.

Falso dilema. Unas terceras elecciones hubieran sido la consecuencia y no la causa de decir No a Rajoy. Pero Sánchez, ni ninguno de los que hoy dicen que romperán la disciplina de voto y mantendrán su No a Rajoy (se maneja la cifra de 20 diputados) plantearon en estos términos la cuestión política. Recordemos que la propuesta de gobierno alternativo de Sánchez, en primer lugar incluía y cerraba un acuerdo con Ciudadanos lo que, de hecho,  excluía a Podemos con la excusa de que no se podía pactar con quienes querían romper la unidad de España, en clara referencia al problema catalán. El no es no de Sánchez a Rajoy era más inviable que alternativo. Sánchez, sólo se limitó a aceptar su derrota ante la maniobra de la nueva dirección, porque claro, sabía que le iría muy mal a su partido en unas nuevas elecciones y le daría aire y espacio a Podemos, que le disputa por “izquierda” el lugar de oposición.

El debate que ahora se mantiene al interior del PSOE y que enfrenta a dos sectores (por un lado Andalucía y la mayoría del Comité Federal y por otro el PS de Catalunya, de Baleares  y figuras como Ximo Puig, presidente de la Comunidad Valenciana, entre otros) es si la abstención será en bloque del todo el grupo parlamentario (los 84 diputados) y se respetará la disciplina de voto, o si será una abstención “técnica” o “parcial”; es decir, que solamente se abstengan 11 de ellos que serían los justos y necesarios para que la investidura de Rajoy salga adelante.

Al día de hoy  más de 15 diputados de los 84 con los que cuenta del PSOE ya se han pronunciado a favor de que mantendrán en primera y segunda vuelta rompiendo la disciplina del voto. Ante esto, las voces de la dirección fueron en el sentido de minimizar la cuestión y decir que la dirección espera que se acate una decisión votada por mayoría en el Comité Federal, que se trabajará para persuadir de esta decisión a los diputados díscolos y que no se contempla ninguna medida punitiva.

A efectos de la conveniencia política del PSOE, por supuesto que no es lo mismo que se vote en bloque, con lo que se reforzaría el sentido político de la abstención y demostraría unidad, que votar separados, lo que sería una clara  demostración de división y debilidad. Pero a los efectos prácticos, ya sea con abstención en bloque o con abstención técnica, Rajoy será investido, y en ambos casos el PSOE deberá justificar su apoyo a una nueva e inminente legislatura de Rajoy.

Esta situación de evidente crisis y fractura interna de PSOE, que habrá que ver cómo la gestiona y/o supera, es producto y expresión de  varias cosas.

Es que el PSOE está pagando la factura  de la socialdemocracia europea que hace mucho tiempo ya  que dejó de lado su afán reformista girando al neoliberalismo puro y duro, y directa e indirectamente viene siendo la garante o  impulsora de los planes de ajuste y las políticas austericidas de  la Troika.

Aquí en España fue a partir del 15M, que dejó cuestionado en los hechos y en las calles al régimen y a sus partidos tradicionales quebrando el bipartidismo, junto con la irrupción de Podemos, que logró capitalizar e ilusionar electoralmente esa  indignación, que el PSOE perdió, por izquierda, parte del espacio, legitimidad y credibilidad (traducido en pérdida de apoyo electoral y votos) dejando de ser la única alternativa u oposición al PP.

Pero maquillaje más, maquillaje menos, lo que este cisma dejó al desnudo es al PSOE como tal, como lo que es, uno de los dos partidos de la casta, artífice, garante y agente del régimen del 78, el PSOE de la reforma laboral de Zapatero y del 135, el PSOE respetuoso y defensor de la unidad del reino de España y su monarquía.  Desbloquear la situación significa y confirma que el PSOE prefiere cerrar filas con el PP en la “normalización” de la situación política del país para  garantizar el orden y la gobernabilidad antes que nada y antes que arriesgarse a darle un mínimo de aire a Podemos que lo corre por izquierda y le disputa el papel de oposición parlamentaria; este es el acuerdo tácito que subyace con la decisión política de abstenerse y favorecer un gobierno del PP. El PSOE no ha capitulado ni traicionado, sólo está siendo fiel y leal a su condición y esencia.

Lo cierto es que el PP será gobierno con la ayuda del PSOE y no menos cierto es que será un gobierno que nace  débil y en minoría.  El tiempo de las mayorías absolutas ha terminado y el nuevo equilibrio parlamentario indica que la gobernabilidad  requerirá de  negociaciones, acuerdos y pactos que el PP necesita para gobernar.

Grietas en el PSOE, regalo del destino a Podemos

Las primeras reacciones públicas ante la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE han sido las de los dirigentes de Podemos e Izquierda Unida. Su lectura es la misma: en el Comité Federal celebrado en Ferraz ha prevalecido un planteamiento más conservador y más proclive a que Rajoy siga en La Moncloa, al tiempo que aprovecharon para presentarse como única alternativa real al Partido Popular.

“Se imponen en el PSOE los partidarios de dar el gobierno al PP. Frente al gobierno de la corrupción, nosotros seguiremos con y por la gente”, ha escrito Pablo Iglesias en Twitter.

Iñigo Errejón indicó que: “Preocupación por el posible repliegue conservador y las posibilidades de que se mantenga el gobierno corrupto e ineficaz del PP”.

Irene Montero, jefa de gabinete de Iglesias, ha resaltado que “ganan la vieja guardia y los barones, gana el PP, ganan quienes quieren mandar sin presentarse a las elecciones”. “Mala noticia para España”, ha concluido.

Pablo Echenique, secretario de Organización de Podemos, considera que «los partidarios de dar el gobierno al PP han consumado su golpe de aparato en la calle Ferraz».

“El PSOE pone la alfombra roja al PP, con la inestimable ayuda de Susana Díaz. Si hay cuatro años más de austeridad, nos tendrán enfrente”, ha afirmado Teresa Rodríguez, líder de Podemos en Andalucía.

Y el coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, escribía: “El PP ha ganado la votación en calle Ferraz”.

También se lanzaron advertencias y amenazas con romper relaciones con  los presidentes socialistas en los lugares donde gobiernan con apoyo de Podemos, como Aragón, Valencia y Asturias, si permiten que Rajoy continúe, a la vez que promueven y apoyan la movilización de “rodea el Congreso” convocada por distintas plataformas para el día de la investidura, en claro rechazo a la misma.

Pero el oportunismo de Podemos no tiene nombre. Luego de mantener durante todo este tiempo la mano tendida al PSOE y moderar y derechizar su discurso original, Podemos se reubica ante los hechos consumados. El  destino ha regalado a Podemos la posibilidad de ser oposición. Un regalo que Podemos intenta aprovechar oportunistamente (para ganar espacio parlamentario) radicalizando su discurso, apelando a estar con un pie en las instituciones y otro en la calle y culpando al ala dura del PSOE.

Como señalamos más arriba, el PSOE es uno de los partidos de la casta y el hecho de responsabilizar a un sector conservador del mismo es lavarle la cara al PSOE entero como tal y esto es algo que ni Podemos, ni Garzón (IU)  han asumido ni cuestionado nunca.

Durante todo este tiempo no movilizó a nadie y tendió la mano al PSOE, ¿ahora se sorprende? No movilizó, no moviliza y veremos ahora cómo gestiona Podemos este regalo del destino y si estará dispuesto a movilizar cuando el PP intente cumplir  con los designios austericidas de la Troika.

Quinta ronda de investidura. Ahora sí, gracias al PSOE Rajoy acepta el encargo del rey

Con el panorama allanado por el PSOE, finalmente Rajoy aceptó el encargo del rey luego de casi un año de gobierno en funciones y dos investiduras fallidas. El Presidente de la Gestora, Javier Fernández, le comunicó al rey que el PSOE votará no en primera votación y se abstendrá en la segunda. Y si todo sale como está previsto, la primera votación de investidura se realizará en el día de hoy, donde Rajoy debe contar con la mayoría absoluta para ser investido. En caso de no conseguirla, cuestión que se prevé así sucederá, el día sábado se realizará la segunda votación donde Rajoy necesita mayoría simple.

Pero la realidad es tozuda y dura y todo parece indicar que, gracias al PSOE, el sábado Rajoy volverá a ser presidente.

 

Evidentemente, vivimos una situación de crisis de representación y del sistema de partidos del régimen y un bipartidismo agónico, pero no termina de morir porque sigue siendo la salvaguarda del régimen y donde se constata el enorme peso y mediación en la conciencia de la democracia burguesa que hace que sea impensable (por ahora) todo aquello que la cuestione o desborde por abajo o por izquierda.

Vivimos una situación donde todavía la clase dominante, la burguesía, los que manejan los hilos económicos del país, aún tiene margen y no mucho que perder porque aún  todo se resuelve por arriba, dentro de los canales democráticos y parlamentarios, no sin tensiones, pero nada los corre, nada por abajo ni por izquierda. Lo que no quiere decir que en el futuro, y más que seguro, habrá respuestas frente a los ataques del nuevo gobierno.

Vivimos un clima de apatía y adormecimiento, donde la preocupación no parece ser la falta de gobierno o lo terrible o no de unas terceras elecciones, más bien es un clima de hastío y relajo del circo político electoral y parlamentario. Las grandes preocupaciones de los españoles siguen siendo cómo llegar a fin de mes, el paro, la precarización, salud, educación, pensiones y un largo etcétera.

Vivimos una situación de fragmentación, aislamiento y pequeñez de partidos, organizaciones, sindicatos y colectivos alternativos, combativos y de izquierda y de la inexistencia o peso casi nulo de una corriente, sector o polo de atracción que plante bandera y ofrezca una perspectiva de fondo, levante una alternativa independiente y de clase y encarne un programa socialista de salida a la crisis de la mano de los trabajadores, las mujeres y la juventud.

Y todo esto lo decimos no para sacar conclusiones derrotistas, sino todo lo contrario, para redoblar los esfuerzos en la construcción de una alternativa de y para los trabajadores que enfrente en las calles al futuro gobierno de Rajoy y la Troika. Ahora ellos trabajarán duro en la normalización de la situación. Nosotros debemos ir trabajando  firme y pacientemente en la construcción de una alternativa socialista, que haga saltar por los aires este podrido régimen y refunde el país sobre nuevas bases.

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