Editorial de Socialistworker.org, publicación de la International Socialist Organization (ISO) de EEUU


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Nadie esperaba que Donald Trump se convirtiera en el candidato republicano, y su victoria en estas elecciones es aún más sorpresiva y shockeante. Pero el primer paso es entender las razones y enfrentarlo / Pero el primer paso es reconocerlo, entender las razones y enfrentarlo.

9 de noviembre, 2016

Una interminable, miserable campaña presidencial ha terminado con el resultado menos imaginado

Varios lectores de Socialist Worker, con hijos jóvenes, comentaron durante la noche en las redes sociales que durmieron a sus hijos con la seguridad de que el monstruo no ganaría, y temían tener que explicar cómo “eso” hubiese sucedido. Todos compartimos el sentimiento.

La victoria de Donald Trump expone la descomposición que vive el sistema político norteamericano luego de décadas de gobiernos bipartidistas oligárquicos.

Y aun así él gano la elección presidencial de los Estados Unidos. Que gran testimonio para la “Democracia más grande del mundo”

Tomaría días, sino semanas, para procesar totalmente las consecuencias de la elección de Donald Trump como próximo presidente. Nadie esperaba que ganara la candidatura republicana y lo mismo corre para la presidencial. Por supuesto, su victoria implica un vuelco político nacional e internacional en una escala impredecible.

En las próximas semanas tendremos mucho de que hablar acerca de cómo estas elecciones demuestran lo irremediablemente conservador y atrasado que es Estados Unidos

Pero si queremos salir victoriosos de esa tarea y construir una izquierda fuerte debemos tener claridad acerca de qué fue lo que derivó en este terrible resultado. Socialist Worker intentará tomar estas preguntas con la profundidad que requiere en los próximos días, pero unas conclusiones iniciales son necesarias.

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Habiendo abandonado los recursos retóricos para brindar confianza a la base más liberal del Partido Demócrata, para poder captar los votos moderados y de viejos conservadores, Clinton le entregó a Trump el camino para afirmar que su programa reaccionario beneficiaría a la mayoría del pueblo, quienes han visto sus condiciones de vida estancadas y en baja, incluso en el periodo de la “recuperación” de la Gran Recesión.

La base liberal Demócrata acompañó a Clinton. Según los datos de boca de urna ella ganó el 88% del voto afroamericano y el 65% del voto Latino. Fueron los votantes golondrina a los que Clinton buscó pero se mantuvieron con Trump.

Trump puede terminar perdiendo el voto popular pero su victoria está asegurada gracias al para nada democrático Colegio Electoral, consagrado en la Constitución  de los esclavistas, la cual otorga una excesiva influencia a los estados rurales tradicionalmente conservadores.

Sin embargo, con todo lo que sabemos acerca de él luego de esta campaña, ¿por qué tanta gente votó por Trump?

Sus promesas de defensa a los sectores medios son una sarta de mentiras para camuflar una agenda política que va a beneficiar al 1% con ventajas fiscales y compañía. Pero la promesa de Clinton de continuar el intolerable status quo no se consolido como una alternativa real para la gente que ya no lo puede soportar.

La campaña de “izquierda” de Bernie Sanders por poco incómoda a Clinton al apelar a los trabajadores a desafiar a lo que él llamó la “clase millonaria”.

Clinton, quien ha pasado toda su carrera política congraciándose con este sector, logró enterrar el mensaje de Sanders. Y, en lugar de continuar con su “revolución política”, éste abandonó su posición para brindarle el apoyo a Clinton.

Clinton, Sanders y muchos otros políticos del establishment, algunos republicanos incluso, criticaron las barbaridades de Trump. No obstante, por no reconocer los reclamos económicos con los que construyó su campaña, le dejaron vía libre para canalizar ese legítimo resentimiento (y convertirlo en su chivo expiatorio)

 

Incluso cuando Clinton enfrentó al racismo, la misoginia, la xenofobia y la islamofobia de Trump, sonó a falso, hueco. Como la personificación de un político del riñón del establishment de Washington, Clinton acarrea la responsabilidad – muchas veces directamente – por las políticas de encarcelación masiva de hombres afroamericanos, las extensas deportaciones de inmigrantes y las guerras sin fin de Afganistán e Irak, las cuales no hicieron más que echarle leña al fuego al fanatismo Anti-arábigo y Anti-Musulmán.

 

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El racismo ha sido un tema central en la campaña de Trump desde el inicio, cuando se refirió a los inmigrantes mexicanos como violadores. Pero mientras los reaccionarios más abiertos de la denominada derecha alternativa, han sido un elemento fundamental de apoyo para Trump, el racismo en sí mismo no puede explicar el motivo por el cual estado y condados que habían votado por Barack Obama tanto en 2008 como en 2012 se alejaron de los Demócratas en esta oportunidad.

Algunos de estos votantes se encontraban en estados donde Hillary Clinton era favorita a ganar como en Pennsylvania y Wisconsin, y allí fue donde Trump obtuvo puntos con su argumento acerca de la pérdida de trabajo norteamericano a manos de la creciente inmigración  y los tratados de libre comercio. Fue otra mentira grotesca. Pero la verdad, acerca de las crecientes penurias económicas es que se debe a la creciente inequidad que beneficia al 1%, no fue un tema del que Hillary Clinton quisiera hablar.

La ironía de este resultado es que Clinton y el resto de los demócratas del establishment creyeron que Trump sería el oponente ideal. Es un bufón, demasiado extremo para ser electo, se decían a ellos mismos. Todo lo que Clinton tenía que hacer para derrotar a Trump era “parecer presidenciable” y ofrecer su “experiencia” y “preparación”.

Pero el cerebro del partido demócrata no entendió lo sucedido durante los 8 años de la presidencia de Obama, cuando respondieron a la Gran Recesión inyectando dinero a los banqueros, mientras apostaron al neoliberalismo y la austeridad, recortes que recayeron en las espaldas de los trabajadores y su equilibrado presupuesto.

Las condiciones de vida de millones de norteamericanos se han deteriorado o estancado. Así que cuando Trump denunció la pérdida de trabajos y acusó a Clinton y a los Demócratas de tirar a la gente a los lobos. Un sector de la población creía – erróneamente, pero apremiado por la situación- que alguien entendía su pesar.

Mientras tanto, la respuesta de Hillary a el leit motiv de Trump de “hacer grande nuevamente a EEUU” fue: Momento, EEUU sigue siendo grande.

Cuando llegó el momento de votar, la suficiente cantidad de gente en los estados indicados optó por diferir.

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Los medios de comunicación convencionales y quedaron estupefactos por el resultado, por lo que habrá un lucha para explicar estas elecciones: una población esencialmente conservadora, el racismo irreparable de todos los trabajadores blancos, incluso el impacto del Partido Verde de jill Stein, cuyo mayor crimen fue el insistir en que el “mal mayor” podía ser detenido por el “mal menor”

Debemos negarnos a aceptar estas respuestas simplistas. Uno de los primeros desafíos para la izquierda será el de explicar que sucedió y toda la complejidad que acarrea. Pero hay aún más desafíos que enfrentar.

Como la izquierda radical advirtió, desafiando los llamados de moderación de parte de los liberales, la derecha se ha envalentonado por el Trumpismo y necesita ser confrontada. Pero no podemos dejar que las personas responsables de este desastre apunten como culpables a los más reaccionarios fanáticos. Clinton, Obama y los demócratas necesitan responder porque no tenían nada para ofrecer como alternativa a Trump

Tenemos mucho trabajo por delante, comenzando por hoy, para construir una alternativa real de izquierda que reconozca la miseria y el sufrimiento que tanta gente debe soportar; que haga frente a estas condiciones política y prácticamente; construyendo una organización capaz de contrarrestarlo.

Un gran número de personas ya se encuentran horrorizadas por Trump y están determinadas a actuar para probar su punto. Muchos más se verán alentados a luchar contra las barbaridades de un arrogante derechoso que se sobrepasa. Es una lección del avance de la derecha en las últimas elecciones. Al final, al menos una parte de aquellos que votaron a Trump lograrán entender que detestan lo que él representa

Por el momento necesitamos comenzar a construir esa resistencia desde abajo. El primer paso es entender las lecciones e implicancias de esta elección y afrontarlas, es nuestro punto de partida luego avanzaremos.

(Tomado de https://socialistworker.org/2016/11/09/how-could-this-monster-win)

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