Unrobo al bolsillo de los trabajadores

 

“»El Estado no tiene que quedarse con el fruto de tu trabajo. En mi gobierno, los trabajadores no van a pagar Impuesto a las Ganancias”

(Mauricio Macri, spot oficial, septiembre de 2015).

 

Estas eran las palabras del Presidente en plena campaña electoral. El gobierno no sólo se tomó un largo año para poner a discusión un proyecto de ley (a decir verdad, obligado por las circunstancias de la pelea parlamentaria, en tanto se vio corrido por uno del bloque del Frente Renovador), sino que el mismo agrava en varios aspectos este impuesto aberrante.

Apenas asumido su gobierno, Macri operó una brutal transferencia de ingresos a las patronales. En primer lugar, quitó las retenciones al agro, en casi todos los productos al 0%, y una rebaja del 5% con un plan progresivo para su eliminación, a la soja. Esto constituyó una ganancia de alrededor de $80.000 millones de pesos para el campo, que casi se duplican si tomamos en cuenta los efectos de la devaluación. Posteriormente, se encarga de sacar las retenciones a los productos industriales. E inclusive, fue másallá, reduciendo a 0% el casi formal aporte de las patronales mineras (hasta ese momento pagaban un ridículo 3% en carácter de retenciones).

Ahora el gobierno ha salido a reconocer que “la campaña electoral puso la vara muy alta. Es impracticable eliminarlo”. Y el propio Prat Gay en Diputados señaló que “a todos nos gustaría bajar impuestos, pero la consecuencia es quedarnos sin recursos”. A confesión de parte, relevo de prueba, dicen un dicho jurídico, y esto no es más que una confesión de partes alrededor de para qué intereses gobierna el ministro de Hacienda PRO: es lindo bajarle impuesto a las patronales rurales y al imperialismo, y es “impracticable” eliminar el saqueo al salario obrero.

 

¿Qué es el impuesto al salario?

 

El Impuesto a las Ganancias es un tributo que pagan tanto las empresas como las personas físicas que ganan una cantidad mínima de dinero por mes, y se estima en proporción a sus beneficios. El mismo está dividido en cuatro categorías: rentas del suelo, rentas de capitales, rentas de empresas y la cuarta categoría es la que se refiere al trabajo.

Hay una falacia en todo esto: computar al salario como una “ganancia”. El salario no es ganancia, es la retribución que se le paga al trabajador producto de la explotación de sus capacidades físicas e intelectuales durante la jornada laboral.  La ganancia (al igual sus hermanas la renta y el interés) es el resultado de la realización de la plusvalía extraída a los trabajadores en el seno del proceso de producción: es lo que los trabajadores producen y no reciben. Por lo tanto,descontarles “ganancias” a un obrero es cobrarle un impuesto por algo que ellos no reciben. Distinta es la situación de las patronales y los sectores propietarios quienes reciben beneficios bajo la forma de alquileres de campos o viviendas, de bienes de capital, del comercio, o de la verdadera ganancia, que es la que se llevan las empresas.

Si bien es cierto que el Impuesto a las Ganancias nunca estableció esta elemental distinción de clase, lo cierto es que,en unprincipio, afectaba a las categorías de asalariados más altas (el personal auxiliar de la patronales: gerentes, personal jerárquico, etc.), pero durante la última década, con una inflación creciente y un aumento salarial que oscilaba alrededor de ella, pero con una minúscula variación del mínimo no imponible (piso a partir del cual se comienza a tributar) y una nula actualización de las escalas (es decir, el porcentaje que se tributa), fueron cada vez más los trabajadores que se vieron entrampados. Tanto es así que se estima que la recaudación por la cuarta categoría (la más baja)pasó de representar el 1,0% del PBI en 1999 al 3,21% en la actualidad[1].

 

Proyectos que no solucionan nada

 

Ante este ultraje se impone la necesidad de exigir que se exceptúe del pago del Impuesto a las Ganancias a todos los trabajadores, puesto que ellos cobran un salario, no una ganancia. No obstante esto, todos los proyectos en danza, de todos los partidos patronales, se hacen los distraídos y miran para otro lado.

Un ejemplo de esto es el proyecto actual del gobierno que plantea una serie de modificaciones, que ahondan el carácter regresivo del impuesto. Esto tiene varios aspectos.

El primero, es que el proyecto oficial proyecta una suba de mínimo no imponible del 15%, cuando inclusive la inflación prevista en el Presupuesto 2017 es del 17%[2]. Con esto, un aumento salarial por encima de ese porcentaje, obliga a que todo un nuevo sector que no venía pagando, lo haga. Los cálculos que circulan en estos días hablan de alrededor de 500.000 nuevos aportantes, que se suman a los 1.4 millones que ya lo están haciendo, y más de 400.000 jubilados. Con esto, se amplía fuertemente la base impositiva, aunque la modificación de las escalas plantea que posiblemente se haga en un porcentaje menor que el actual. Además, esta modificación de las escalas contempla una serie de actualizaciones hasta el 2019, hundiendo definitivamente cualquier esperanza en su eliminación.

En segundo lugar, el proyecto plantea la casi total eliminación de las deducciones. Nos explicamos: hasta el momento, cualquier trabajador podía aducir tener familiares a cargo (cónyuge, padres, abuelos, etc.), con lo cual determinados beneficiosse descontaban del sueldo bruto y elevaban el piso sobre el cual se comienza a tributar. Además, para los hijos e hijastros, se baja la edad a partir de la cual deducir de 24 a 18 años.  Para Cambiemos, la ecuación cierra por todos lados: más aportantes, con menos beneficios.

Lo mismo ocurre con el proyecto de Massa. En éste se propone elevar el piso en un 50%, a $34.000 para los solteros y $48.000 para los casados con dos hijos. Además, plantea un conjunto de deducciones, como el alquiler de vivienda y algunos más. Para solventarlo, se propone aplicarle impuestos al capital financiero, al juego, y retenciones a la minería.

Massa encontró en el Impuesto a las Ganancias un ángulo de pelea y diferenciación del macrismo. Si hay alguien que ha hecho demasiado para que al gobierno le vaya bien, ha sido Massa y el Frente Renovador. Comenzó el año viajando a Davos con Macri, y fue parte de votarle todas las leyes importantes.

Aun así, su propuesta presenta bastantes problemas para la burguesía: uno muy importante es ver de dónde saldría el financiamiento, puesto que nadie quiere hacerse cargo. El titular de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), Jaime Campos, salió de punta a decir que el país tiene de por si una enorme carga impositiva como para que se sumen más tributos. Otro es que el Impuesto a las Ganancias es co-participable. Esto significa que se reparte entre el Estado nacional y las provincias. Cada peso menos que entre en este concepto, se refleja en un 50% menos para las provincias, con lo cual es muy factible que el proyecto no pase del Senado. En fin, el proyecto de Massa no parece ser más que una bravuconada que tiende a abrir el calendario electoral, presentando una iniciativa simpática a amplios sectores, y consiguiendo poner a la defensiva al gobierno.

Es difícil predecir en qué va a terminar este minué. Lo cierto es que el gobierno no tiene apuro en que se apruebe este año, y le resultaría cómodo que se patee para el año próximo. Para la oposición sería un triunfo conseguir imponer la aprobación antes de que finalice el año, aunque conseguirlo implica una serie de negociaciones, acuerdos y pactos entre todos los actores en juego, que no se sabe a ciencia cierta cuál puede ser el proyecto definitivo.

Sin embargo, salga lo que salga, nadie plantea la verdaderasolución: la eliminación total de la cuarta categoría.

 

Hay que eliminar el impuesto al salario

 

El impuesto al salario se ha convertido paulatinamente en un grave problema para los trabajadores. El ridículo es completo si vemos el valor del costo de vida: se calcula que en CABA, una familia tipo necesita para no ser pobre, alrededor de $20.000. Sin embargo, a partir de los $25.000, es necesario comenzar a tributar. Hay una doble espada que cuelga sobre la cabeza de los laburantes: la de los sueldos que no alcanzan a vivir en condiciones dignas, y la del impuesto al salario que es una confiscación brutal a sus bolsillos.

Por eso, en el segundo punto del programa del Frente de la Izquierda Socialista, sostenemos que haya “Salario mínimo igual al costo de la canasta familiar actualizado trimestralmente según el aumento real del costo de vida. Derogación del impuesto al salario. Asignaciones familiares para todos.”

El salario no es ganancia. Los trabajadores con su trabajo generan toda la riqueza del país y se la apropia la burguesía y el imperialismo. Si el Estado patronal necesita recursos, que se los cobre a quienes se benefician de la explotación:los patrones de la industria y el campo, a los bancos y las mineras; no a los explotados.

 

Maxi Tasán

[1]Clarín, “Ganancias: se discute la rebaja y sería clave el primer año”,Ismael Bermúdez, 27 de noviembre.

[2] En números: a un trabajador soltero se le establece un piso de $21.700 (era de $18.800); y un casado con dos hijos se le modifica de $25.000 a $25.231! Una verdadera burla.

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