Noticias de Macrilandia XXIX –
En Argentina el 1% es el 0,3% – No eran los jubilados, estúpido, eran las elecciones 2017 – La irresistible seducción de lo negro – Cajas chinas y Matrioshkas financieras – El que habla la liga – La alergia al largo plazo del capitalista argentino – De los Panama Papers al Expediente Hamburgo – El blanqueo, todo un estilo de vida
Termina el año, y con él, se vence el plazo para la parte más importante del blanqueo lanzado por Macri. Recapitulemos brevemente las tres etapas: hasta el 31 de octubre se podía blanquear dinero en efectivo; hasta el 31 de diciembre, dinero en cuentas y bienes inmuebles (en ambos casos, con una multa del 10%); hasta el 31 de marzo, lo mismo pero con multa del 15% sobre lo declarado. El asunto tiene tantas trampas y mentiras que sólo nos dedicaremos a las más importantes. Pero antes de empezar, recordemos de cuánta gente estamos hablando: las cuentas especiales que abrieron bancos privados y públicos exclusivamente para el blanqueo no superan los 110.000 titulares. Hay 32 millones de adultos en el país. Los estafadores que le robaron plata al Estado en forma de evasión de impuestos, lavado de dinero o directamente operaciones delictivas no son ni siquiera el “1%” que denunciaba Occupy Wall Street. Son apenas el 0,3% del país. A esa gente le llega lo que bien puede calificarse, desde su punto de vista, como el regalo del siglo XXI. Y para todo el resto, es la mayor estafa en lo que va del siglo en este país.
Mentira 1: “Esa plata va para los jubilados”
Insostenible verso macrista. Por empezar, no ya un contador sino cualquier jefe/a de hogar sabe que no se puede sostener un gasto corriente con un ingreso por única vez. Y de eso se trata: el gobierno dice que con este ingreso de dinero por el blanqueo se va a financiará la “reparación histórica a los jubilados”. Dejemos de lado que en general esa “reparación” no supera los 500 pesos. Lo decisivo es que se promete recomponer pagos que se van a sostener en el tiempo (jubilaciones mensuales durante años) con un ingreso de dinero que termina en marzo.
No, los verdaderos objetivos son dos: una amnistía financiera para toda la clase capitalista y los ricos argentinos, por un lado, y un ingreso de divisas que ayudarán a las arcas fiscales durante el año electoral 2017, por el otro. No hay nada más.
Mentira 2: “Los que fugaron o evadieron lo hicieron porque el kirchnerismo los perseguía con regulaciones”
¡Por favor! La fuga de divisas, evasión de impuestos y blanqueo de dinero malhabido es la actividad principal de la burguesía argentina desde hace décadas, y esas prácticas eran muy preexistentes al kirchnerismo. Si lo sabrán Macri y su familia, que armaron su primera offshore comprobada con sede en las Bahamas, Kagemusha SA, ya en 1981. ¿Quién los “perseguía” por ese entonces, la dictadura militar? ¿Justo a los Macri?
Mentira 3: “Con el blanqueo se transparentan las operaciones financieras de aquí en adelante”.
Como habrán sospechado los lectores, esto es puro verso. Por empezar, el principal incentivo que tienen los delincuentes financieros argentinos (es decir, casi toda la clase empresaria local) no es una súbita vocación por la legalidad, y ni siquiera por ayudar a su gobierno que tanto los ayuda, sino la presión de los bancos internacionales. Si hasta bancos lavadores seriales como la JP Morgan, Credit Suisse y el HSBC están empujando a sus clientes a declarar sus cuentas bajo amenaza de cerrarlas. Es que soplan vientos malos para estos estafadores desde que hasta el propio establishment mundial entendió que es peligroso dejar que ande dando vueltas tanta guita negra.
Pero en el caso argentino, vean ustedes, los malos hábitos se niegan a morir. El gobierno anuncia con bombos y platillos que el total del blanqueo (juntando todo y hasta marzo de 2017) llegaría a 60.000 millones de dólares. Pero eso es apenas el 15 o 20% de los activos de los ricachos argentinos fuera del circuito blanco, que se calculan en de 300.000 a 450.000 millones de dólares. En las finanzas internacionales, los paraísos fiscales tradicionales están en problemas, y plazas como Suiza, EEUU o Uruguay están bajo fuerte presión. Pero hay quienes no desesperan y ya piensan en plazas alternativas como Hong Kong, Singapur o Irán (Ámbito Financiero, 1-11-16). Y una práctica corriente es radicar sociedades en paraísos fiscales para que el dueño de la cuenta deje de ser una persona física. En esto también son especialistas los Macri (toda la familia). Más abajo veremos más sobre la “transparencia” PRO.
Estafa 1: Blanqueo chico para entrar al blanqueo grande
Como dijimos, el tramo más jugoso del blanqueo es el que vence el 31 de diciembre, porque involucra cuentas y activos que son en general de mayor volumen que el dinero guardado en efectivo. Pero resulta que para entrar en ese blanqueo hay que pagar un multa del 10%… ¡y estos delincuentes no tienen suficiente plata en blanco para efectuar el pago!
¿Cómo hacen entonces? Pues blanqueo al cuadrado, o blanqueo en cajas chinas: primero blanquean la guita en efectivo que nunca tuvieron declarada (digamos, 3 millones de dólares, por los cuales pagan la multa del 10%). Pues bien, esa operación les deja, en nuestro ejemplo, 2,7 millones ya blanqueados… que se usarán para pagar la multa por hasta 27 de millones de dólares que se blanquearán en la segunda etapa. ¿Se entiende? Primero limpian la guita chica, y una vez blanqueado, con eso pagan la multa para limpiar la guita grande. ¡Genial!
Estafa 2: Valor dólar a medida
Contra lo que muchos creen, la multa del blanqueo se paga en pesos, no en dólares. De modo que si se paga multa de 100.000 dólares, hay que pasar ese monto a pesos. ¿A qué cotización del dólar? ¿La del día de la operación? Pues no: como otro de los tantos regalitos PRO a sus amigos empresarios (y a sí mismos), el valor será el del 22 de julio de este año, es decir, 14,81 pesos. Lo cual significa dos cosas. Primera, que los delincuentes financieros pagarán una multa real del 9%, no del 10%. Y segunda, que justamente esa diferencia de cotización hizo que la mayoría de los ladrones burgueses de guante blanco y guita negra esperaran todo lo posible para entrar al blanqueo, a fin de especular lo más posible con la suba del dólar (y la diferencia a su favor).
Claro que a veces la codicia rompe el saco: como casi todos hicieron lo mismo, el dólar paró de subir y se generó un efecto embudo: decía un mesadinerista que “prácticamente todo el movimiento de las cuentas en dólares está relacionado con el blanqueo”. A tal punto que obligó al Banco Central, por primera vez en cinco meses, a intervenir comprando dólares para evitar que el dólar cayera demasiado. Igual el curro ya está hecho.
Estafa 3 (y mentira 4): De la “transparencia” al secreto de Estado
Esto va en las dos categorías, porque el gobierno tiene el descaro de hablar de “transparencia” cuando los nombres de los titulares de las cuentas, de los blanqueadores, de los millonarios que estafan al Estado y al país, van a ser un secreto guardado bajo siete llaves. Ningún periodista podrá publicar la lista (incluso en el articulado de la ley original que mandó el macrismo intentaron tipificar eso como delito). Ningún funcionario tiene autorizado revelar ningún nombre. Ningún banco puede hacer pública la información. A cualquiera que lo intente, el macrismo le dará peor trato que el que le dio EEUU a Edward Snowden por el caso Wikileaks.
No es para menos: esta gente se quiere asegurar de que el “buen nombre y honor” de sus contribuyentes de campaña, sus amigos, sus parientes y ellos mismos quede a resguardo de revelaciones indiscretas. Así lo advirtió el propio titular de la AFIP, Alberto Abad. “Sólo el contribuyente y la AFIP. Nadie más. E incluso dentro del organismo, quien revise los datos de cualquier persona que ingresó al blanqueo quedará registrada”. Así como lo leen: Abad intimida a sus propios empleados para evitar cualquier filtración incómoda. Con esa normativa interna (y proceso de encriptación informático) de la AFIP, si algún dato del blanqueo (titular, monto, detalle de activos, etc.) se llega a hacer público, tanto la AFIP como la Justicia van a perseguir al funcionario o empleado que tuvo acceso a los datos. Terrorismo puro.
Hay más: a los propios bancos primero les sugirieron que “no era necesario” que sus clientes que pretendieran sumarse al blanqueo presentaran declaración jurada de bienes e ingresos. Pero después directamente los amenazaron en resolución general de la AFIP: los bancos “deberán abstenerse” de pedir las declaraciones juradas. En una palabra: hasta los propios bancos tienen prohibido hacer preguntas a sus clientes sobre el origen del dinero que blanquean. ¡No sea cosa de que se echen atrás! De más está decir que todo esto es manifiestamente opuesto a las normas sobre blanqueo recomendadas internacionalmente.
La “visión estratégica” del lumpenempresariado argentino
A todo esto, el blanqueo incluso ofrece alternativas para no pagar la multa del 10%. Es el caso de invertir el dinero declarado en Fondos Comunes de Inversión, abiertos o cerrados, que (supuestamente) financiarían proyectos de infraestructura, inmobiliarios, pymes, economías regionales… la lista es tan larga y vaga que da para cualquier cosa, aunque siempre se habla de que esas inversiones estén vinculadas a la “economía real”. La condición molesta es que no se puede retirar el dinero por cinco años. Conociendo a la clase capitalista argentina, nos atrevemos a predecir que esta alternativa, aun con el atractivo de no pagar multa, será minoritaria. Cinco años para el empresariado argentino es casi la eternidad, y en el medio siempre se puede encontrar otro curro, otro funcionario sensible… u otro blanqueo.
Debe ser por eso que el llamado “bono mágico”, que permitía blanquear dinero por el triple del valor declarado (otra genialidad del macrismo al servicio de sus amigotes). Es decir, uno invertía 1 millón de dólares en ese bono a 2023 y con eso quedaba autorizado a blanquear 3 millones. Pero como este bono obligaba a tener la guita inmovilizada por siete años, fue un fracaso. La moraleja es simple: para el empresario argentino, entre blanquear el triple de lo invertido y tener la guita quieta, no hay ni que pensarlo.
Macri padre, hijos y hermanos dan cátedra
De todos modos, tantas garantías de secreto como las mencionadas no pueden ser casualidad. Hay interesados directísimos en la discreción de toda esta menesunda. Porque si hay un grupo empresario y familia capitalista que puede dar clases de cómo enriquecerse con, contra y ahora desde el Estado, es el de los Macri. Ya no se trata sólo de la revelación original de los Panama Papers o de los negocios turbios Sevel-Opalsen-Uruguay en los 90. Ni siquiera de las ya casi 30 firmas offshore que se han encontrado a nombre del clan Macri. Ahora una nueva investigación de la fiscalía de Hamburgo, basada en nuevos datos de los Panama Papers, derivó en más de 20 denuncias penales a instancias de la Procuraduría Antilavado de la Argentina. Se sospecha de Gianfranco y Mariano Macri, hermanos de Mauricio, y las denuncias se giraron directamente a la Procuración General de Gils Carbó, pasando por encima de la Unidad de Información Financiera (UIF), donde, desde que tomaron el mando los muchachos PRO, todas estas causas duermen el sueño de los justos.
Las firmas sospechadas de lavado tienen sede en Panamá y Uruguay, siguiendo la pista de fondos depositados en Suiza. También aparecen un contador uruguayo vinculado a otras compañías creadas, según él, por pedido de Franco Macri, y, cómo no, alguien relacionado con la firma IECSA, del primo presidencial Angelo Calcaterra. Es un tal Garrone, beneficiario a su vez de una cuenta de una firma con dirección social en Uruguay y sede en las Islas Vírgenes Británicas. Obsérvese la proliferación de sedes fiscales con impecables antecedentes de transparencia financiera…
Visto todo esto, ¿quién puede extrañarse de que Macri haya querido meter de contrabando y por decreto la autorización a parientes directos para que ingresen al blanqueo, pese a que en el Congreso (por una vez) se había logrado frenar al menos ese acto escandaloso de encubrimiento de corrupción?
Frase PROtuda de la semana: dejamos para el final un detalle de color, pero altamente representativo de todo: del gobierno, del blanqueo, de los blanqueadores, de los empresarios y hasta del daño cerebral de los publicistas argentinos. Se trata de un aviso de Ditecar, una agencia importadora de autos de alta gama (Volvo, Jaguar, Land Rover… todo arriba de los 100.000 y hasta 300.000 dólares). Como una de las opciones del blanqueo es usar la plata para bienes registrables (casas y autos, por ejemplos), esta agencia apeló al auténtico espíritu del sorete argentino delincuente financiero. El texto del aviso dice así (sic, recontra sic, lo juramos):
“Aprovechá el sinceramiento y date un lujo. Transformá tu capital en un estilo de vida”
Y vaya que la convocatoria encontró eco. Fuentes del mercado de autos de lujo reconocen que casi el 30% de las ventas de de “autos premium” del segmento de 50.000 a 300.000 dólares se hicieron con dinero del blanqueo. Evadir, fugar, blanquear y, con el producto de todo eso, “darse lujos”. Todo un estilo de vida de nuestra clase capitalista y su gobierno, claro que sí.
Marcelo Yunes