El gabinete anunciado por Donald Trump luego de conocido su triunfo electoral refleja claramente lo que se espera de su presidencia. Con un equipo que incluye supremacistas blancos, tiburones de Wall Street y negacionistas de la ciencia, en muchos de los casos los candidatos parecen haber sido seleccionados para destruir las Secretarías que deberán comandar.

Normalmente la selección de un gabinete presidencial en los Estados Unidos es un proceso largo de negociación e influencia en el que el candidato debe negociar entre el carácter que pretende darle a la presidencia y los intereses de quienes serán el sostén material de la misma. Abogados, lobbistas, grupos de interés, empresarios y distintos sectores del establishment político son en realidad normalmente quienes terminan dando forma al gobierno que deberá servir a sus intereses.

Sin embargo Trump, como un verdadero outsider, pateó el tablero planteando romper con esa lógica… por derecha. Con un “equipo de transición” propio, con estrictas órdenes de privilegiar el sector privado por sobre gente con experiencia en gobierno, los primeros anuncios de Trump mandaron señales de alarma para todo el establishment político. Demócratas y Republicanos protestaron algunas de las nominaciones pero, como era de esperar, después se alinearon para dejar que pasen, desfilando, los amigos del magnate.

En EEUU la mayoría de los cargos ministeriales, llamados Secretarías, requieren confirmación por parte de un Comité Especial integrado por senadores de ambos bandos. De no haber acuerdo en aceptar la nominación, se pasa a votar por el pleno del Senado, donde los Republicanos tienen mayoría.

Otras nominaciones de importancia

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