La inflación no se desinfla

Transparencia de precios en aumento (los precios, no la transparencia) – Los banqueros no creen en las cifras PRO – Los empresarios no creen en las cifras PRO – Esta columna tampoco cree en las cifras PRO – Un gabinete homogéneo en lo que importa – El lento desperezarse de la CGT – Macri y Magnetto se tiran centros – Dos ministros practican para comediantes

A las múltiples ideas creativas que el gobierno despliega para combatir la inflación se agrega ahora el régimen de “transparencia de precios”. Consiste en esto: se obliga a los comercios a exhibir la diferencia entre el valor del producto al contado (efectivo o débito) y el valor en pagos con tarjeta. Según el macrismo, el resultado será el siguiente: lo que ahora vale 100 al contado seguirá valiendo 100 si se paga en cuotas, pero si se paga al contado bajaría a 85-90. Según el resto del mundo, incluida la historia económica argentina, el resultado más bien será éste: lo que valía 100 en cuotas ahora valdrá 100 al contado y 115-120 en cuotas. Hasta las moderadas asociaciones de consumidores sospechan que no puede pasar otra cosa. Y para colmo, el encargado de supervisar que esto funcione, el secretario de Comercio Miguel Braun, reconoció que este mecanismo “no garantiza” que los precios bajen. Eso sí, aclaran que los programas Ahora 12 y Ahora 18 siguen vigentes; suponemos que el número designa no la cantidad de cuotas, sino el porcentaje de recargo sobre el contado: deberían rebautizarse Ahora 12% o Ahora 18% más que al contado.

¿Se acuerdan de los préstamos hipotecarios con tasa atada a la inflación, los famosos UVA? Bueno, se ve que los bancos privados no confían mucho en los pronósticos de costo de vida del macrismo, porque esos préstamos, que hasta ahora cobraban un interés equivalente a la inflación más una tasa del 3,5 al 5 por ciento, ahora le van a agregar a la inflación pasada un plus de entre el 6 y el 8,5 por ciento anual. Se ve que los prudentes banqueros quieren cubrirse por si la inflación no resulta ser lo que estiman los cráneos PRO, y que el objetivo de proveer a los inquilinos acceso a la vivienda no es exactamente una prioridad.

Hasta los muchachos PRO se indignan por la liviandad (y codicia) con que las grandes cadenas comerciales aumentan los precios. Fue así que el ministro de Producción, Francisco Cabrera, deslizó la amenaza de abrir las importaciones. A tal punto llega la preocupación por la evolución de los precios que el gobierno se ve obligado a volver a conceptos tabú para los liberales, como el de “formadores de precios”. Es decir, las grandes empresas, que, como de costumbre, ignoran olímpicamente los ruegos del macrismo y remarcan a lo loco. Por lo visto, tampoco ellos creen en las previsiones ficticias de Sturzenegger, Dujovne y Cía.

La semana pasada nos preguntábamos, intrigados, cómo es que no sólo el gobierno sino algunas consultoras amigas prevén una moderada recomposición del consumo y el salario, siendo que la inflación se dispara y a la vez Macri busca aplastar las paritarias. Pues bien, nos hacemos la misma pregunta, pero más fuerte. Porque esas mismas consultoras ahora estiman la inflación del primer bimestre 2017 es del 3,8%, lo que anualizado da el 25%. Pero el gobierno (que ahora acusa a sus amigos de “traición” por difundir esas cifras) delira con una inflación del 5% para el primer cuatrimestre, y ya bajó la línea a todos los funcionarios de defender en público la imposible meta del 17% anual, sobre todo ahora que se vienen las primeras paritarias (C. Burgueño, Ámbito Financiero, 31-1-17). Por tercera vez: si Macri quiere reventar el sueldo y las condiciones de trabajo, si llueven tarifazos salvajes como el de la luz y si la inflación le va a volver a ganar al salario, ¿alguien nos explica de dónde va a salir la mejora en el consumo? Y ya que estamos, ¿alguien nos explica cuáles “logros económicos” piensa mostrar el PRO en la campaña 2017? ¿O van a seguir con la pesada herencia y la conspiración peruano-paraguaya contra el país?

Hablando de bajada de línea, desde “lo más alto del Poder Ejecutivo” se exige un gabinete “homogéneo y cohesionado” en la defensa de las ideas centrales del macrismo. Justamente por no ajustarse en un 100% a esa “homogeneidad” es que figuras muy importantes del gobierno como Prat Gay y Melconian terminaron eyectados. Por lo tanto, cuando el titular de la Aduana Juan José Gómez Centurión salió a negar el genocidio y los 30.000 desaparecidos, uno suponía que en aras de la “homogeneidad del equipo” saldría por la ventana. Pero no, fijate vos: el tipo aclaró que era su “postura personal” y listo el pollo. ¿Se entiende? Si un funcionario dice que la inflación puede ser del 22% en vez del 17%, es pecado mortal y lo echan, pero si dice que la dictadura de Videla no era tan mala, no pasa nada, el “equipo” admite el pluralismo ideológico. ¿Quedan claras las prioridades? ¿O será que Gómez Centurión dice en voz alta lo que Macri piensa y no puede hacer público?

La CGT salió de su sopor habitual y descubrió que hay despidos, caída del salario y proyectos de flexibilización laboral. De hecho, entre los burócratas empieza a notarse más cierta división entre los que siguen chochos con el macrismo y están dispuestos inclusive a aceptar las pasantías (siempre y cuando queden como afiliados al sindicato y bajo convenio), por un lado, y aquellos a los que la política económica les está erosionando su base, por el otro. Esa diferencia por ahora se nota en a) la postura frente al paquete laboral del macrismo, b) la cifra de aumento salarial que barajan para las próximas paritarias, incluyendo la compensación por el (como mínimo) 6% de poder adquisitivo perdido contra la inflación en 2016, y c) la mención o no de la palabra “paro”. ¿Será que el chancho va a chiflar, finalmente, en 2017? Ver para creer.

Por eso de que una mano lava la otra, el muro de silencio y mentiras del Grupo Clarín en beneficio de la imagen de Macri es generosamente retribuido por el gobierno. No sólo en conflictos como el de AGR, sino, lo que es más estratégico, al darle a Magnetto, vía Nextel, la posibilidad de entrar en el negocio del cuádruple play (telefonía fija, móvil, cable e Internet), algo que estaba vedado por la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual antes de que Macri la cambiara por decreto hace semanas. Según el especialista Martín Becerra, “lo que hace el gobierno es un esfuerzo para contentar a los principales operadores de telecomunicaciones y de audiovisual de pago, con nombre y apellido: Telefónica y Clarín” (Ámbito Financiero, 3-1-17). Lo genial fue la justificación de Miguel de Godoy, titular del Enacom (ente que regula la actividad): “Al irrumpir un nuevo grupo en la telefonía, como será Nextel con el Grupo Clarín, muere un mercado anquilosado de sólo tres empresas” (ídem, 5-1-17). Claro, y nace un mercado igualmente anquilosado de sólo cuatro empresas: Telecom, Telefónica, DirecTV y Clarín. Amigos son los amigos.

Frase PROtuda de la semana: lamentamos que se haga costumbre, pero los muchachos de Cambiemos no nos dan respiro. Así que otra vez premio compartido:

“El aumento lo hicimos gradual para no impactar en los bolsillos” (Juan José Aranguren, ministro de Energía y Tarifazos Homicidas, cuya veta humorística desconocíamos. Si sigue así, está para el stand up en los teatros de avenida Corrientes).

“Algunos de los indicadores económicos demuestran que estamos en el camino acertado” (Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda, que prudentemente se abstuvo de aclarar cuáles eran esos “algunos” indicadores, así como de señalar cuáles otros indicadores demuestran que estamos en el camino al infierno).

M.Y.

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