Mientras Macri pasea por España, continúan los ataques a los trabajadores vía aumentos en los servicios, como el combustible, electricidad, alquileres y peaje. El plan de ajuste que se acopla al creciente número de despidos y suspensiones, cierres de fábricas (como es el último de la química Atanor en Munro), flexibilización de jornadas laborales y convenios colectivos de trabajo, cuenta con la evidente complicidad de los gremios dirigidos por las distintas burocracias.
Sergio Gómez es un trabajador y activista de la línea 41 (empresa Azul S.A.T.A.) quien fue despedido arbitrariamente.
Se han cumplido tres semanas desde que Sergio decidió encadenarse y realizar un acampe frente a la terminal ubicada en Carapachay (Zona Norte de GBA), como medida de lucha ante la falta de respuesta de la patronal y el Ministerio de Trabajo por su reincorporación.
Desde el Nuevo MAS nos solidarizamos con su lucha desde el primer momento y nos encontramos brindando nuestro apoyo para que Sergio gane esta pelea.
La patronal y el cuerpo de delegados, como ejemplifica este caso, actúan en unidad para sacarse de encima a los activistas acordando a quién despedir. Sin ir más lejos, hace poco más de un año la misma patronal había despedido a más de 30 trabajadores, entre ellos activistas que con la organización y la lucha lograron la reincorporación de un compañero que había sido echado en los mismos términos que Sergio.
Esta es una práctica sistemática que la UTA viene aplicando de manera cotidiana en todo el gremio para intentar poner límite al proceso de organización antiburocrática que existe en diversas líneas de colectivos.
Como parte de la campaña por la reinstalación del compañero se realizó un acto en la cabecera del 41 que contó con compañeros de distintas líneas de colectivos, entre ellos de la 60, trabajadores del subte, docentes, centros de estudiantes y partidos políticos. Así logramos impedir la salida de colectivos durante dos horas.