“Que renuncie Basavilbaso (director de la Anses)” clamaba Lilita Carrió, asegurando que “la torpeza y la ineficiencia no pueden tener justificativo”. A su vez Sergio Massa reclamaba “la derogación del decreto que rebaja las jubilaciones”, olvidando su paso en la dirección de la Anses (2002-2007) donde las actualizaciones brillaban por su ausencia y se acumulaban juicios de jubilados por centenares de miles reclamando la actualización de sus haberes.
El gobierno decidió modificar la formula de actualización de los haberes jubilatorios, para pagar menos. Dicha actualización semestral fue establecida por ley a fines de 2008, en forma casi simultánea con la eliminación de las AFJP, a través de una doble formula matemática, en función de la variación de los recursos que entran al sistema previsional y la variación de los salarios de los aportantes.
Como dicha fórmula aplica coeficientes, la Secretaria de Seguridad Social, que depende del Ministerio de Trabajo la reglamentó en 2009, definiendo además algunos conceptos, su cálculo e implementación.
Dicha fórmula, que no actualiza los haberes en función del costo de vida, sino de la recaudación del sistema y de la variación de los salarios en blanco, y que se aplica en marzo y setiembre de cada año, determinó por ejemplo:
Marzo 2015 | Setiembre 2015 | Marzo 2016 | Setiembre 2016 | |
Movilidad | 18,26% | 12,49% | 15,35% | 14,16% |
Haber Mínimo | $ 3.821 | $ 4.299 | $ 4.958 | $ 5.661 |
Es decir, el salto inflacionario de 2016 no solo no se vio reflejado en la actualización, sino que esta fue menor que en 2015! Lo que se agrava por lo cruelmente miserable que resulta el haber mínimo, que perciben gran parte de los jubilados.
Pero al gobierno no le alcanza: se puso a toquetear la fórmula para pagar aún menos. Así al nuevamente ridículo 12,96% de actualización que correspondía, intento bajarlo a un 12,65%, “reinterpretando” los coeficientes establecidos en 2008. Ante el escándalo desatado, estando en primera plana el negociado por la deuda del Correo, el gobierno intento defenderse con el argumento que había una “sobrestimación en los coeficientes” y que eran “solo $20”: en lugar de llevar el mínimo a $ 6.394 se lo llevaba a $ 6.377. Pero no hubo caso, el propio Macri tuvo que salir a dar marcha atrás, reconociendo su “error”.
Apurémonos a señalar que no hay ningún error. Ya el gobierno anuncio su intención de elevar la edad jubilatoria y aclaremos que una variación de una centésima del presupuesto del Anses implica cientos de millones de pesos. En trazos gruesos, las prestaciones de la Seguridad Social se llevan el 41% del Presupuesto nacional y el Director del Anses administra la caja más grande del país: se pagan 7 millones de jubilaciones, 1,5 millones de pensiones no contributivas, 4 millones de Asignaciones Universal por Hijo, 5 millones de Asignaciones Familiares (por hijo, ayuda escolar, por nacimiento, adopción o matrimonio).
Y además de ser aplicadas a los jubilados, la actualización se aplica a todos esos conceptos: de un saque el gobierno bajaba las jubilaciones y las asignaciones, “ahorrando” miles de millones de pesos para el futuro: solo el importe mensual de esta miserable actualización implican más de 9.000 millones de pesos.
No hay torpeza, ineficiencia ni autocrítica. Lo que hay es un ataque brutal a las condiciones de vida de los trabajadores activos y pasivos, pero que aún, a pesar de todas las traiciones de la burocracia sindical, no se ha impuesto en la verdadera magnitud que Macri pretende llevar adelante. Y es y será en la lucha contra este gobierno donde se decidirá esta guerra.
Sergio Gurrieri