Compartir el post "Noticias de Macrilandia XXXIV: negocios (turbios) de alto vuelo"
Las tramoyas macristas salen del Correo y se suben al avión – Ganando rutas con una ayudita de los amigos – Aclaraciones que todo lo ensombrecen – Empleado de 34 años de fidelidad carece de vínculo con la familia presidencial – Romance con Magnetto: los regalos renuevan el amor – Macri en España: ¿se trae inversiones o un juicio? – Inflación 2017, 25 con perspectivas de 30 – Un ministro quiere salvar su ropa emporcando la de sus colegas (y jefes)
Mientras continúan los coletazos del Correo-Gate, que en algunos casos asumen rasgos desopilantes (ver las declaraciones del ministro de Comunicaciones Oscar Aguad ante la Cámara de Diputados), nuestro presidente está decidido a mantenerse en el centro de la escena. Sólo que en este caso no es por lo que él quisiera, a saber, el éxito de su gestión de búsqueda de inversores en España, sino por un nuevo escandelete de conflicto de intereses que involucra, una vez más, a su familia y allegados. Se trata del otorgamiento de rutas aéreas a dos empresas, Avianca y FlyBondi, vinculadas, respectivamente, a los Macri y al vicejefe de gabinete Mario Quintana. Veamos: se trata de dos de las cinco líneas aéreas “low cost” (bajo costo o berretas, según se mire) que solicitaron autorización para operar rutas.
Pues bien, el dictamen de la Junta Asesora del Transporte Aéreo (JATA) del ministerio de Transporte fue el siguiente: de las 458 rutas solicitadas, fueron aprobadas 166 (36,2 por ciento). Pero Avian Líneas Aéreas solicitó 26, aprobadas en su totalidad (100%); Fly Bondi pidió 99, de las cuales le aprobaron 69 (70%); American Jet pidió 69 y le aprobaron 41 (59%); Alas del Sur y Andes obtuvieron, en cambio, apenas el 12% (26 rutas sobre 218 pedidas) y el 9% (4 de 46), respectivamente. Entre los datos curiosos, por no decir sospechosos, de esta nada imparcial decisión, veamos estas rutas: Buenos Aires-Puerto Madryn fue solicitada por cuatro líneas aéreas, pero sólo a Avian se la aprobó sin restricciones; Buenos Aires-Comodoro Rivadavia fue solicitada por cuatro empresas, y fue aprobada sin restricciones sólo a Avian y FlyBondi; Buenos Aires-Río Cuarto, dos solicitudes, aprobada a Avian; Buenos Aires a Bariloche, Calafate, Posadas, Resistencia, Santiago del Estero, Tucumán y Ushuaia fueron pedidas por las tres mismas líneas: a FlyBondi le aprobaron todas sin restricciones, a Andes le aprobaron todas con restricciones y a Alas del Sur le rechazaron las siete. Avian se adjudicó de manera exclusiva Comodoro-Puerto Madryn, y lo propio sucedió con FlyBondi y la ruta Bariloche-Mendoza (R. Dellatorre, Página 12, 18-2-17).
Como la cosa pintaba escandalosa (se pidió incluso recusación al ministro Dietrich, que fue denegada… por el propio Macri y Marcos Peña, jefe de gabinete y de Quintana), la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) salió a hacer una insólita “aclaración”, calificando de “temerarias” las versiones que vinculan a las citadas empresas con Macri, Quintana y sus pandillas. Por ejemplo, sobre Avian y la “familia presidencial” afirma “que ningún miembro de dicha familia figura en el directorio de la empresa ni tiene relaciones o vínculos con la misma”. Sobre figurar o no en el directorio, sorprende el candor de los funcionarios de la ANAC; a esta altura de los Panama Papers y etcétera, eso no significa nada. En cambio, sobre las “relaciones o vínculos”, tiramos una puntita que tal vez desasne a la ANAC: el vicepresidente de Avian (empresa nacida cuando Avianca le compró MacAir a los Macri) es Carlos Colunga, el mismo que fue titular de MacAir durante 34 años; no pregunten adónde volaba MacAir en todo ese tiempo (Ámbito Financiero, 22-2-17). Y es sabido que parte indisoluble del esquema de cajas chinas con sociedades offshore, controlantes de controlantes y empresas fantasmas del clan Macri es poner como miembros del directorio a directivos de confianza de sus empresas. Y Colunga estuvo 34 años con ellos. Ah, una última de este personaje: cuando echaron a Isela Costantini de Aerolíneas, se permitió opinar que “su gestión fue pésima; si te defienden los gremios, algo mal hiciste”. Ajá, y si Macri, Quintana y Dietrich se defienden entre ellos, es porque hicieron lo de siempre: negocios turbios.
Hablando de negocios sucios con amigos, tal como adelantáramos desde esta columna, el Enacom (Ente Nacional de Comunicaciones) finalmente anunció el otorgamiento de las frecuencias 4G a Nextel, es decir, Clarín. Lo escandaloso (adjetivo repetido, pero qué remedio hay) del asunto es que Nextel-Clarín no pagarán un centavo por esas frecuencias, lo que contrasta con los más de 400 millones de dólares que pagaron Movistar (Telefónica), Claro (Telmex) y Personal (Telecom) en las licitaciones de frecuencias 4G de 2014-2015. El manejo formal de la cosa (las frecuencias se asignaron a pequeñas empresas que en su momento Nextel fue autorizada a comprar) importa poco. Cabe señalar tres puntos. Primero, el romance Macri-Magnetto, que parecía peligrar por el manejo del fútbol, sigue en 2017 la alocada marcha de 2016. Un botoncito de muestra: sólo en pauta publicitaria oficial, Clarín pasó de 96 millones de pesos en 2015 a 519 millones el año pasado. Segundo, el grado de concentración del ramo llega casi al incesto: la dueña de Nextel es Cablevisión, cuyas acciones son un 60% de Clarín y un 40% de Fintech. Ahora bien, Fintech es asimismo socia controlante de Telecom Argentina, cuya subsidiaria es Personal, que supuestamente va a “competir” con Nextel. Y tercero, el timing del anuncio es francamente malo: Telefónica está que trina contra el favorcito a Clarín, por 427 millones de verdes razones, y justo el viernes 24 Macri debe reunirse en Madrid con el CEO de Telefónica. Más que promesas de inversiones, es de suponer que Macri buscará evitar que Telefónica recurra al CIADI, como amenazó hacerlo, para demandar al Estado argentino. No sea cosa de ir a por lana y salir trasquilado, ¿no?
Cerramos esta edición, lamentablemente, con malas noticias: parece que el 17% de inflación que estima/desea/amenaza el gobierno para este año no se va a cumplir, nomás. El irreprochablemente garca Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella difundió su número de expectativa de inflación para 2017: 25%, señores. Pero ojo, porque ésa es la estimación conservadora basada en la inflación esperada para los sectores de “mayor poder adquisitivo”. Porque tanto la inflación esperada para el Gran Buenos Aires como la expectativa de precios en los sectores de menores ingresos están clavadas en el 30%. Así que ya saben, por si a algún burócrata sindical se le ocurre presentar la idea de cerrar por un 22% como un buen negocio. No sea cosa de repetir la trampa de las paritarias 2016, con suba de sueldos del 30-32% y un índice de precios que trepó al 40% (y fue todavía más alto para los sueldos bajos).
Frase PROtuda de la semana: a cargo de la estrella indiscutida del momento, el ministro de Comunicaciones. No conforme con mandar en cana al jefe de gabinete, Marcos Peña, en su primera aparición ante los diputados dando “explicaciones” por el Correo-gate, en su regreso al Parlamento escrachó al jefe máximo:
“Es probable que el Presidente haya sabido, pero nunca habló conmigo” (Oscar Aguad, el hombre que al hablar siembra arenas movedizas bajo sus propios pies y los de sus colegas de gabinete. Se ve que al coaching PRO no se le ocurrió que le podían hacer una pregunta tan simple como si Macri estaba al tanto del chanchullo o no).
M.Y.