La jornada convocada por la CGT terminó en una grave crisis. Al negarse el “triunvirato” (Acuña, Schmidt y Daer) a ponerle fecha al paro general dejándolo ad referéndum de que “el gobierno dé una respuesta”, sectores de los participantes empezaron a repudiar su conducción y exigir la concreción de la medida de fuerza.
Como habíamos alertado desde nuestro partido (“Declaración del Nuevo MAS ante la jornada del 7/03”), la convocatoria no estaba clara ni en lo que tiene que ver con su programa, ni sobre si se convocaría al paro general.
Resultó ser que la CGT llegó al acto sin un acuerdo entre sus integrantes para convocar al paro general. Aparentemente, algunos sectores estarían a favor de convocarlo. Pero el triunvirato parece más bien en contra; lo que más les gustaría sería reflotar el acuerdo con Macri; no hay que olvidarse que la nueva conducción cegetista nació apostando a la negociación con Cambiemos.
Si explotó una crisis en el acto es porque hubo algo que los dirigentes no calcularon: ¡la bronca creciente que se desarrolla desde abajo con el gobierno!
El paro nacional de los docentes y la enorme marcha del lunes 6 al Ministerio de Educación de la Nación (que contó con la participación de 50.000 personas), sumado al paro internacional de mujeres que se realizará mañana miércoles 8 (y que puede dar lugar a una movilización multitudinaria, además del cese de tareas que vaya a ocurrir), están mostrando un cambio en la coyuntura política del país y en la relación de amplios sectores con el gobierno.
El primer año de Macri no ha pasado en vano. El discurso de la herencia se agota dando paso a la idea generalizada de que gobierna exclusivamente para los de arriba. Se suma el descontento por el ajuste sin fin a la propuesta provocadora del 18% en cuatro cuotas que se les quiere aplicar a los docentes, haciendo de esta paritaria miserable una suerte de “caso testigo” para todas las demás actividades.
Como una suerte de choque de trenes frontal, mientras amplios sectores se desplazan hacia la oposición al gobierno, éste está jugado a la provocación: a quebrar el paro docente. De ahí el discurso de los “voluntarios” (¡que son carneros de la lucha docente!) y los intentos de ilegalizar la huelga y descontar los días de paro; una política a gusto de la base reaccionaria de Macri pero que lleva al gobierno a perder el apoyo de cada vez más amplios sectores (incluso entre la docencia donde un amplio sector había votado a Vidal).
Este cambio de coyuntura y de humores sociales operó como trasfondo del acto de la CGT. La contradicción es que desde el comienzo los dirigentes quisieron quitarle el carácter de acto de lucha a la jornada: aguarla. De ahí que convocaran en el Ministerio de la Producción y no en Plaza de Mayo, además de devaluar el programa detrás de cuestiones vinculadas al empresariado.
Como frutilla del postre, resultó que la CGT llegó dividida respecto de convocar al paro general. Manejando muy mal los tiempos políticos, y perdiendo de vista la expectativa creciente por una medida de fuerza, creyeron que podrían manejar la situación, hacer un acto, mostrarse frente a Macri, sacarle una nueva negociación y problema resuelto.
De ahí que Acuña, Schmidt y Daer no pudieran mostrarse convencidos de convocar al paro. Al quedar esto en evidencia, al no ponerle fecha, al insistir que “esperarían una nueva respuesta del gobierno” (¡un gobierno que ha girado a la abierta provocación contra los docentes!), abrieron una crisis en el acto con una parte de la concurrencia que comenzó pidiendo la fecha del paro y termino denunciándolos como traidores.
Nuestro partido alertó sobre este problema. Desde hace un año venimos denunciando que la CGT le escabulle el bulto a convocar al paro dejando pasar el ajuste de Macri: de ahí que hayamos advertido que los líderes cegetistas se negarían a ponerle fecha al paro general y que hayamos decidido no concurrir al acto con las banderas partidarias.
Si por un lado la bronca que dejó instalado el acto plantea con más fuerza la necesidad del paro general (en los lugares de trabajo, en las fábricas, la mayoría de los trabajadores han reaccionado acusando de traidores a los dirigentes cegetistas), por el otro lado es verdad también que en el acto se mezcló la interna del PJ. No fue tanto el activismo el que se pudo expresar con el reclamo del paro; pareció más bien que el justo reclamo fue vehiculizado por sectores disconformes de la CGT y el peronismo.
Lo que sí está claro es que a la CGT se le abrió una crisis que es muy grave; una crisis que puede eventualmente acercarnos al paro que sus líderes se negaron a convocar. Pero también es verdad que la convocatoria es necesaria ya: ¡los docentes necesitan el paro nacional hoy para quebrar la política provocadora de Macri y Vidal; mañana puede ser tarde!
El triunfo del conflicto docente, la creciente bronca contra Macri, la suerte del ajuste económico dependen para su desarrollo, que se convoque de inmediato al paro general. La crisis abierta en el acto es porque la CGT no tiene acuerdo alrededor de su convocatoria; pretende dilatar las cosas y ver la manera de dibujar un entreguista acuerdo con el gobierno.
La gran tarea es organizarse desde abajo. Realizar asambleas donde se mandate la convocatoria inmediata a un paro general activo apoyándonos en la creciente bronca de los trabajadores. La “luna de miel” con Macri quedó atrás. Este 2017 puede ser otra historia. La gran tarea es derrotar el plan de ajuste del gobierno construyendo en ese camino una dirección de alternativa para los trabajadores y poniendo en pie una alternativa política independiente de todo sector patronal; tareas a las que queremos aportar desde el Nuevo MAS y desde la Izquierda al Frente por el Socialismo.
Comité Ejecutivo del Nuevo MAS, 7 de marzo del 2017