Compartir el post "¡Justicia para las víctimas del accidente de Once!"
Disparen contra el maquinista
La coalición político-empresarial cerró filas para culpar a los trabajadores tanto en el caso del por el accidente de Once como en el de Castelar. Como es habitual, el fusible son los trabajadores. Los empresarios y funcionarios que se llenaron de guita con el trabajo de los ferroviarios, lucrando con su vida y la de los pasajeros, se lavan las manos. Y el gobierno que hizo la vista gorda frente al desmantelamiento de las instalaciones, los vagones que se caen a pedazos, las inversiones fantasmas, quiere descargar las culpas en unos pocos para salvar su responsabilidad penal y política en los hechos. Recién cuando el impacto en la opinión pública se hizo tan fuerte que ya tenía la soga al cuello, “entregó” a algunos de sus funcionarios, entre ellos Ricardo Jaime, que ya tiene en su haber más causas abiertas en su contra (la del Belgrano Cargas, la de Córdoba por sustracción de tarjetas en su domicilio por la que estuvo prófugo) que María Julia condenas para cumplir.
Todos los que declararon hasta el momento en el juicio, Juan Pablo Schiavi, secretario de Transporte en el momento del accidente; Ricardo Jaime, secretario de Transporte anterior; Pedro Ochoa, ex titular de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte; Antonio Sícaro, su sucesor en el mismo cargo, así como los que se negaron a hacerlo y dejaron su testimonio por escrito, como el ex subsecretario de Transporte Ferroviario, Antonio Guillermo Luna y el ex titular de TBA, Mario Cirigliano, argumentaron en su defensa en los mismos términos. Que “no tenía nada que ver”, que “no era su función controlar”, que “no tenía competencia sobre eso”, que “no sé de qué se me acusa”, “en ese momento no se ocupaba del ferrocarril sino de la dirección del Grupo Plaza” (expresión esta última de Cirigliano). Todos sí coincidieron en culpar al maquinista. Al maquinista Marcos Córdoba, que operaba en el momento del choque. El maquinista que le entregó la formación a él se llamaba Leonardo Andrada y fue asesinado salvajemente y asaltada su casa en la noche de su velatorio sin que hasta ahora haya sido aclarado el crimen . Él ya había declarado y advertido sobre la falla en los frenos. “Tené cuidado que la formación tiene freno largo”, le había explicado a su compañero en la jerga ferroviaria.
El mismo mecanismo se ha puesto en funcionamiento en el caso del accidente posterior en Castelar, causa en la que el fiscal pidió la elevación a juicio e incrimina al trabajador Daniel López de ser el responsable del accidente.
Como en toda “tragedia” producto de la desidia y la desinversión gubernamental y empresarial, el último eslabón es el responsable. Si un trabajador de la construcción muere porque se le cae una pared encima o uno del subte se electrocuta, es su responsabilidad porque no se puso bien el casco o porque pisó agua cuando estaban los túneles inundados, nunca es de quienes no proveen los elementos técnicos necesarios y garantizan condiciones de trabajo adecuadas para evitar esos accidentes. En este caso, la “tragedia” se agiganta porque afectó a los pasajeros del tren, en su mayoría trabajadores.
Burocracia ferroviaria: columna vertebral del proyecto K
Al cumplir un año de su flamante mandato, el secretario general de la Unión Ferroviaria (UF), Sergio Sasia, aseguró “que en el país existen ‘inversiones ferroviarias que hace 50 años no se veían’ y ratificó su pleno respaldo a ‘la política de reactivación del gobierno nacional’ (…)
Sasia afirmó que las políticas formativas del gremio son fruto del ‘Acuerdo de Cooperación’ firmado con el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, y enfatizó que la actual etapa de recuperación del transporte ferroviario y de la formación profesional de los trabajadores es ‘un engranaje sustancial’. (…) ‘El tren debe volver a ser la columna vertebral del sistema de transporte’, puntualizó.” (Télam, 18/4/14)
Se convirtió en el mejor propagandista de la gestión K en este último tiempo. Ni el ministro Randazzo ni la propia Cristina lo hubieran hecho tan bien. Para respaldar planes patronales o gubernamentales, y atar a los trabajadores a ese carro, no hay como un buen burócrata. En el momento en que los exfuncionarios de la gestión de Transporte están incriminados, esta propaganda supera ese acotado objetivo: es un elogio a la gestión K para salvar a los principales responsables políticos de la bancarrota del sistema ferroviario en esta etapa de gobierno.
“Las cámaras no frenan, menos maquillaje, más presupuesto”
Dice la inscripción en una pared de la estación de Castelar, en referencia a cuando el gobierno tomó la medida de poner cámaras en la cabina del motorman para controlarlo. Expresa la justa indignación de los trabajadores ferroviarios de que todas las iniciativas gubernamentales para prevenir accidentes son contra ellos. Ninguna ataca las causas estructurales de años de vaciamiento y negociados a costa de la vida y la salud de trabajadores y usuarios.
¡Basta de cargar la culpa sobre los trabajadores! ¡Los empresarios, el gobierno K y la dirigencia sindical que los avala son responsables!
Más que nunca, mientras bregamos por justicia y castigo a todos los responsables de la masacre de Once, apostamos a la movilización independiente para que se reestatice el ferrocarril, bajo control de los interesados realmente en hacerlo funcionar: sus trabajadores y los que lo toman todos los días para ir a laburar.