Compartir el post "Laura Lescano: “Yo no tengo miedo, que sean ellos los que tengan miedo”"
El jueves 4 se realizó en la UNGS un acto para repudiar el ataque contra nuestra compañera Laura. Y luego una movilización de más de 500 estudiantes, docentes, agrupaciones del movimiento de mujeres, que rodeó la universidad, pasó frente a Campo de Mayo (de donde son los tres soldados y el cabo que atacaron a Laura). En ese acto habló Laura, a continuación transcribimos sus palabras llenas de fuerza y de lucha.
Buenas tardes a todos y todas. En primer lugar, les quiero a gradecer a cada uno y a cada una de las que me hicieron llegar su solidaridad desde muy temprano. A los que no les respondí, la verdad es porque me llegaron muchos mensajes y muchos llamados y no llegué a responder a todos, pero quiero agradecer la solidaridad de todas y de todos.
Quiero responsabilizar de lo que me pasó ayer al gobierno nacional, al gobierno provincial y a todos los gobernadores que viene amparando la violencia hacia las mujeres, como la violencia que ejercen también las instituciones judiciales con nosotras cuando hacemos las denuncias.
Lo que me paso fue a la salida de un examen a las 8 de la noche, salía de la Universidad, estaba caminando por María Gutiérrez, yendo por Ruta 8 hacia Lemos, y cuatro tipos que estaban de civil, no estaban uniformados, después me enteré que los cuatro son de Campo de Mayo, que pertenecen a las fuerzas militares, venían de frente como desde Lemos, yo estaba yendo hacia Lemos. Se me tiran encima y el último que venía de ellos me manosea, me toca mis partes íntimas, mientras que los otros no hicieron nada. Yo empecé a gritar porque, obviamente, me asusté y me alejé del abusador, del manoseador, del degenerado ese, machista impune porque se acerca su compañero diciéndome que él era de las fuerzas. Yo quería llamar a la policía, empecé a caminar rápido y no me dejaban porque me decían que eran militares y que ni yo, ni la policía, ni nadie iba a poder hacer nada. Obviamente que me asusté en el momento, pero lo que atiné a hacer fue gritar, agarré igual mi teléfono, llamé a la policía mientras me seguía uno de ellos pidiéndome a mí el documento para que me identifique. Al momento llega la policía y por suerte no llega a mayores, porque uno de ellos hace que tanto el que me manoseó como los otros dos sigan caminando como para el lado de 197 por Ruta 8 porque decía que él lo iba a solucionar. Entonces cuando llegué a la esquina de la Universidad por suerte había más gente y llegó la policía, que agarró a tres de estos machistas, estos milicos de mierda, y posteriormente agarraron al que me manoseó porque estaba a media cuadra y la policía parecía que no lo veía, además venían borrachos.
El 2×1 para los genocidas, el dos por uno para los que desaparecieron, torturaron, asesinaros a 30 mil compañeros. ¿Qué estaban festejando? Eran las 8:25 de la noche. Cómo puede ser que yo, como estudiante, y todas mis compañeras, no podamos salir tranquilas de la Universidad, no nos tendría que pasar en ningún lado tampoco, obviamente que no, pero salía de dar un examen, me estaba yendo a mi casa. Manejarse con ese nivel de impunidad diciendo que eran militares y que nadie iba a poder hacer nada y cuando llegó la policía se enfrentaron a la policía mujer, no al policía varón, y eso demuestra la misoginia, el patriarcado y el machismo que tienen inculcados las fuerzas de seguridad.
Yo estoy organizada en una agrupación de mujeres y en un partido político, el Nuevo MAS, y tengo fuerza porque sé que estoy acompañada, porque desde el primer momento me acompañaron mis compañeros, en la comisaría, cuando los llamé, en todo momento. Y esa es la fuerza que tenemos que tener las mujeres, no nos tenemos que callar, no tenemos que tener ni vergüenza, ni miedo. Ellos tienen que dejar de vivir en la impunidad de como le pasó a Araceli, a Micaela y a cientos de miles de mujeres en nuestro país, porque mi caso es en primera persona, pero nosotras siempre acompañamos casos, siempre estamos con mujeres víctimas de violencia. Hoy me toca en primera persona, pero no es sólo a mí. Si yo digo basta, nunca más, ni una menos, no me voy a callar, es por todas las mujeres que no tienen voz.