Izquierda al Frente Por el Socialismo y el Frente de Izquierda

El pasado 1° de mayo destapó un intenso debate en el seno de la vanguardia, el problema de la fragmentación en la izquierda. Es que la irrupción del nuevo frente entre el Nuevo MAS y el MST (Izquierda al Frente por el Socialismo) instalándose mediáticamente como convocante de uno de los 5 actos nacionales por el día internacional de los trabajadores fue la presentación en sociedad frente a amplios sectores de la existencia de esta nueva alternativa, que cuestiona por su existencia misma la autoproclamada «única izquierda» que dice ser el FIT.

El entusiasmo reflejado en el acto por nuestros jóvenes militantes es un síntoma político de la potencialidad que tiene nuestro frente. La juventud del partido percibe que, al fin, llegó el momento de pasar a la ofensiva con nuestro programa y nuestra política. Los videos de la jornada así lo reflejan, como los descollantes oradores que intervinieron. Un acto unitario entusiasta y lleno de vitalidad, con mucha fuerza, de dos partidos que a pesar de sus diferencias, parten de un acuerdo político claro y sobre él desarrollan su actividad: poner en pie una alternativa de independencia de clase frente a amplios sectores de los trabajadores, las mujeres y la juventud.

El acto del FIT, en contraste, pasó en los periódicos del PO y PTS sin pena ni gloria. Dejaron la sensación de un «matrimonio por compromiso» unido más por el espanto que por el 1° de mayo, ante el peligro de que nuestro acto fuera el único unitario de la izquierda. Cobró difusión una amarga discusión sobre quién llevó la columna más grande y qué porcentaje de desocupados tenía la columna del PO, un debate completamente despolitizado que refleja el desbarranque sin fin en pelea de aparatos interna del FIT, tensada al máximo por las candidaturas contrapuestas de Del Caño y Pitrola en provincia de Buenos Aires, lo cual también ha desatado un fuego cruzado en los medios burgueses, donde los candidatos del PO y PTS se la pasan atacándose mutuamente, dando realmente un triste espectáculo frente al conjunto de la vanguardia.

¿FRENTE POLÍTICO O GUERRA DE APARATOS PERMANENTE?

Los revolucionarios utilizamos la herramienta del frente único como palanca para potenciar nuestra política y desarrollarla más allá de nuestro alcance orgánico (de más está decir que si tiran para el mismo lado, dos hacen más fuerza que uno). La intervención electoral es a la vez una táctica para llegar difundir nuestras consignas y pelear por la «cabeza» de las amplias masas, por la concepción de que los explotados tienen que organizarse en partidos independientes de los explotadores por la conquista de su propia liberación. Pero al ser la participación electoral una táctica, ello implica que un frente electoral de izquierda debe tender a ir más allá de lo puramente electoral (si fuera posible tal acuerdo entre sus organizaciones, cosa que no siempre ocurre) el objetivo es lo que prima sobre los medios o las «tácticas».

El FIT, por el contrario, se conformó excluyendo a nuestro partido por no tener legalidad nacional y aprovechando la reaccionaria ley electoral (y el piso proscripitivo del 1,5%) para arrogarse la representación del conjunto de la izquierda. No fue un criterio político principista la brújula de su constitución (la unidad de fuerzas de izquierda para superar las PASO y llegar a amplios sectores). Lo que primó fue un criterio de aparato por encima de la política unitaria. Este mismo criterio de guerra interna utilizado para excluir al Nuevo MAS hoy se ha multiplicado al punto de imposibilitar cualquier declaración o afiche común de los integrantes del FIT frente a la realidad política nacional, ha obstaculizado de sobremanera la formación de listas comunes en múltiples gremios y lugares de estudio y ha llegado al límite de adoptar las PASO como terreno para dirimir sus listas, en lugar de buscar criterios políticos de acuerdo.

Izquierda al Frente por el Socialismo en su joven existencia ha seguido un camino muy diferente.  La pelea por poner en pie una alternativa socialista se ha expresado en acciones comunes durante el paro general del 6A, la marcha del 24 de marzo y contra el 2×1, el día internacional de la mujer trabajadora el 8M, por poner sólo algunos ejemplos. Hemos sacado múltiples declaraciones comunes frente a cada acontecimiento importante, y hemos logrado poner en pie frentes para potenciar nuestras fuerzas en los lugares de estudio (por ejemplo en Neuquén, donde el Frente de Estudiantes Combativos acaba de consagrar consejeros incluyendo a otras 5 fuerzas de izquierda además del Nuevo MAS y el MST).

AMBOS FRENTES Y SUS COMPONENTES

Por supuesto que el Nuevo MAS y el MST son organizaciones que tienen profundas diferencias, y que mantener un frente electoral (y más allá de lo electoral) con organizaciones tan distintas requiere ciertos cuidados. Tener la madurez política de no caer en el sectarismo tensando al máximo las relaciones en el frente, pero a su vez pelear nuestras posiciones al interior del acuerdo sin ningún tipo de ingenuidad. Es así que hemos hecho público nuestra dura crítica al MST acerca de su  participación en el frente social y popular en Santa Fe.

Pero la contradicción del MST de ir en una provincia aislada con sectores centristas o inconsecuentes no cuestiona de conjunto la independencia de clase de Izquierda al Frente (firmada en un extenso programa de 40 puntos) ni su rol progresivo como tal. En todo caso es una contradicción que el MST tendrá que saldar hacia el interior de su organización, pero que no cuestiona el carácter de Izquierda al Frente en tanto éste siga teniendo un claro contenido de independencia de clase, de lucha por los de abajo y exclusivo para corrientes que adhieren a su programa y política.

De la misma forma, las posiciones derechistas de IS frente a la crisis en Venezuela (levantar la consigna escuálida de «fuera Maduro» sin delimitación de la derecha) su participación junto a la sociedad rural en la crisis del 2008, o sus erradas posiciones acerca de la sindicalización de la policía y apoyo a los acuartelamientos militares tampoco cuestionan en sí mismo que el FIT sigue siendo un frente de independencia de clase.

Lo que discutimos aquí no es el clasismo sino sus metodologías y accionares políticos. El Nuevo MAS ha discutido abiertamente con el FIT en múltiples cartas abiertas, cuestionando su carácter de cooperativa electoral, planteando la necesidad de una estrategia común de intervención con nuestro partido, además del debate por nuestra incorporación. De la misma manera debatimos políticamente con toda la izquierda las tareas y políticas que creemos más justas para los revolucionarios. El FIT ha ignorado completamente estas cartas, llamamientos y discusiones, autoproclamándose sordamente la única izquierda. Ayer desconocía la existencia del Nuevo MAS, hoy intenta desconocer el surgimiento de La Izquierda al Frente por el Socialismo.

De un lado, discusión política franca y abierta de cara a  la militancia y toda la vanguardia para pelear nuestras posiciones, del otro, esconder los problemas bajo la alfombra y proclamarse de manera autista como la «única» alternativa, una metodología ajena a la tradición política del marxismo revolucionario.

VAMOS POR LA INSTALACIÓN NACIONAL DE LA IZQUIERDA AL FRENTE

La hegemonía política, así como la lucha por posiciones y reubicaciones de nuestros compañeros de viaje o competidores políticos nunca se logra sólo por el método de la persuasión. La combinación entre la discusión política, la relación de fuerzas y los acontecimientos de la lucha de clases es lo que obliga muchas veces a las corrientes a reubicarse, dejar las viejas posiciones sectarias y volver a las sendas de una política correcta.

Hoy la división de la izquierda dificulta el aprovechamiento de unas condiciones excepcionalmente buenas para el desarrollo de una alternativa independiente. La vacancia política dejada por 12 años de gobierno K, de un lado, y por amplios sectores que comienzan a cuestionar cada vez más el carácter empresarial del gobierno de Macri, por el otro, le han dado a la izquierda roja un insólito lugar de representación, que supera con creces su alcance orgánico.

Lamentablemente el nivel de sectarismo y cerrazón del FIT sólo compite con su electoralismo, no dejando otra opción a Izquierda al Frente que la de pelear para imponerse por derecho propio como una alternativa de talla ante la contienda electoral que se avecina.

La pelea por pasar las PASO se convierte de esta manera actualmente en el único medio para reabrir la discusión general acerca de la unidad de la izquierda. Romper el piso proscriptivo sería un terremoto político que cuestionaría la hegemonía autoproclamada del FIT y abriría nuevamente el debate en el seno de la vanguardia.

Aprovechemos con todo la instalación de nuestras figuras emergentes como Manuela Castañeira y el entusiasmo generado en nuestra joven militancia por abrir esta perspectiva que, de cumplirse, nos permitirá jugar un papel importante en la transición política en curso, y en la construcción de una izquierda principista, con un claro método donde prime la política sobre la guerra de aparatos sin principios ¡Vamos por la instalación de Izquierda al Frente en todo el país!

Facundo M.

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