Viajar 16 meses y llegar al punto de partida I – Vamos que alcanzamos a Pakistán – La transparencia más opaca del planeta – Negocios públicos y privados del clan Macri – Arribas tiene ayuda de arriba – Medalla de oro en Olimpíadas Cipayas – Viajar 16 meses y llegar al punto de partida II – Escurridizas declaraciones de un ministro

 

Nueva gira triunfal de Macri en busca de inversiones, y van… Esta vez no es en broma: a diferencia de las visitas a Holanda, Alemania, Japón o EEUU, donde nuestro presidente recibe cálidas felicitaciones, vigorosas palmadas en el hombro y palabras cariñosas, pero ni un mango, Macri esta vez podrá mostrar que algo se trajo de su presencia organizada por China. En efecto, en el marco de un mega evento organizado por el gigante asiático, con la presencia de casi 30 presidentes, por el lanzamiento de la llamada Nueva Ruta de la Seda, hubo anuncios de inversiones chinas en Argentina (por supuesto, minúsculas comparadas con los 150.000 millones de financiamiento de obras de infraestructura en los países que más le interesan a China).

Las inversiones chinas se darían en áreas donde ya tienen presencia, como logística, energía e hidrocarburos, a los que se agregaría una nueva central atómica, Atucha III, y alguna otra que enseguida veremos. Al respecto, caben dos observaciones. La primera y más obvia es que tanta cháchara de “regreso al mundo” y de congraciarnos con los países ricos termina exactamente en el mismo lugar donde nos dejó el kirchnerismo, es decir, que la principal fuente de inversión extrajera directa (¡no de capitales golondrina y especulativos!) sigue siendo China, que el macrismo presentaba como el cuco antioccidental en campaña electoral. Como dijimos alguna vez, tanto dar la vuelta al mundo para aterrizar otra vez en China.

La segunda cuestión a tener en cuenta es que si el objetivo de Macri es proteger el mercado chino para la “reinserción exportadora” de la Argentina, vayamos sabiendo que se trata de una inserción completamente periférica y atada a los productos primarios de bajísimo valor agregado, es decir, la peor manera posible de insertarse en el mercado mundial. Veamos estos simples datos: las exportaciones argentinas a China, el segundo mercado externo, fueron en 2016 de 4.980 millones de dólares. Pero el 56% de eso (2.800 millones) es poroto de soja, a lo que se suman derivados del petróleo por 380 millones, 230 millones de carnes, 160 millones de pescados, 100 millones de productos de granja y 85 millones de aceite de girasol. Así, tres cuartos de las exportaciones argentinas a China son productos primarios o con un nivel mínimo de elaboración. No hace falta aclarar que las exportaciones chinas a la Argentina son casi exclusivamente bienes industriales de consumo o de capital. La sanata “desarrollista” PRO tiene patas más cortas que un perro salchicha.

 

Ah, hablando del “reingreso al mundo”, la firma MSCI, que elabora un ranking-índice de empresas y países emergentes, acaba de anunciar que un país abandona la triste calificación de “mercado de frontera” y pasa a la más prestigiosa categoría de “mercado emergente”. Ese país, lamentamos informar, no es Argentina, sino Pakistán. Habrá que seguir participando.

 

Pasemos a otra sanata PRO, la de la “transparencia” y la “institucionalidad”. Es sabido que a este respecto la gestión kirchnerista no fue muy prolijita que digamos, pero en cuanto a mamarrachos el actual oficialismo le pasa el trapo con toda comodidad. Ya tuvimos (y tenemos) ejemplos como Panamá Papers, Correo Argentino, el intento de designación de jueces de la Corte Suprema por decreto y otros, pero veamos otros casos más recientes que son de lo más ilustrativos.

Mamarracho I: cuando se supo de la concesión de rutas aéreas para las aerolíneas ligadas a la familia Macri y al vicejefe de Gabinete Lopetegui, Macri prometió una ley de “transparencia pública”. Pero como la cosa se demoró, el Ministerio de Transporte decidió cortar por lo sano y otorgar 16 rutas a Avianca, la compañía sucesora de la aerolínea del Grupo Macri.

Mamarracho II: Macri cerró en China un acuerdo con Anning Chen, titular de Chery Automobile Co., por el cual se busca aumentar en un 20% las ventas en el país de vehículos de esa marca en 2017 (Ámbito Financiero, 17-5-17). ¿A que no adivinan cuál es la firma que comercializa Chery en Argentina? Pues SOCMA, la compañía insignia del Grupo Macri. Reiteramos: el acuerdo es para avanzar en el negocio este año. ¡Nuestro presidente no pierde tiempo ni se anda fijando en esas tonterías de “conflicto de intereses”! Si el hombre va a China a cerrar negocios en representación del país, y da la casualidad de que uno de esos negocios le dará pingües ganancias a la empresa familiar, ¿cuál es el problema de esta pequeña coincidencia?

Mamarracho III: el arrepentido Leonardo Meirelles, coimeador profesional que trabajaba para Odebrecht untando funcionarios en toda América Latina para que esa compañía brasileña se asegurara contratos de obras públicas, declaró en el marco de la famosa causa de corrupción “Lava Jato” que uno de los coimeados fue nada menos que Gustavo Arribas, actual jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (ex SIDE). Digamos de paso que Arribas, cuyo vínculo con Macri viene de cuando éste era presidente de Boca y “el brasileño” era representante de jugadores, tenía, según confesión del propio Macri, una sola atribución para ocupar ese cargo: era. De todos sus conocidos, “el más vivo, el más desconfiado, el más acostumbrado a toda esa cosa de las trampas” (noticias.perfil.com/2017/05/17). Digamos también que la acusación de Meirelles llegó dos días después de que la Justicia argentina, tan independiente ella, sobreseyera a Arribas de una denuncia anterior, también por coimas, que involucraba cinco transferencias por un total de 550.000 dólares. Pues bien, ahora esa misma justicia deberá resolver si Arribas recibió en nombre de IECSA (¡oia, otra compañía del Grupo Macri!) no cinco sino diez pagos por 850.000 dólares. El tema irá a parar a la Cámara Federal de Casación Penal. Y atención, porque se viene el…

Mamarracho IV: … porque ese mismo tribunal acaba de cambiar de composición al recibir como nuevo integrante a Carlos Mahíques, luego de un sospechosísimo cambio de voto de dos de los integrantes del Consejo de la Magistratura (la votación salió 4 a 3). ¿Quién es Carlos Mahíques, uno de los jueces que deberá resolver si ratifica o modifica el sobreseimiento de Arribas? Pues viene de ser ministro de Justicia de la gobernadora María Eugenia Vidal, y es el padre de Juan Bautista Mahíques, representante del Poder Ejecutivo en… el mismo Consejo de la Magistratura que puso a don Carlos en Casación Penal. Todo queda en familia, como los negocios PRO. Semejante muestra de transparencia e institucionalidad nos recuerda otra de las promesas cumplidas de nuestro presidente, en este caso el día que asumió como tal: “No habrá jueces macristas”. Se acuerdan, ¿no?

 

Esto ya no es un mamarracho sino un nuevo récord de cipayismo y lamebotismo yanqui de parte del PRO, que evidentemente se propone ingresar al Libro Guinness en ese rubro. Resulta que el gobierno autorizó que las futuras operaciones de emisión internacional de deuda por hasta 20.000 millones de dólares cambien de jurisdicción y pasen a estar regidas por los tribunales de Londres y Nueva York. Esto se llama “renuncia a oponer la defensa de inmunidad soberana”, esto es, Argentina se compromete, en caso de no pago, a no invocar su inmunidad como país soberano ante los acreedores. El gobierno se apresuró a aclarar que eso no significa que se puedan embargar, por ejemplo, las reservas del BCRA, las embajadas, activos militares, bienes de dominio público dentro del país o activos líquidos (dinero) vinculados a la ejecución del presupuesto. Así que ya saben: todo lo demás (lista que los funcionarios no se molestaron en hacer) es embargable y no está protegido por la inmunidad soberana. Ah, la idea está copiada del acuerdo con los fondos buitres, que pidieron esta cláusula como condición indispensable para firmarlo. Lo dijimos y lo reiteramos: decirles vendepatria es poco.

 

Cerramos con el tema macroeconómico del momento. Ya hay voces en el gobierno, como la del vicejefe de gabinete Mario Quintana, que sugieren tirar a la basura de una vez la ridícula meta de inflación del 17% para este año y empezar a trabajar sobre la base de una proyección del 25-30%. Pero por ahora tanto Sturzenegger, titular del Banco Central, como su jefe Macri se oponen. El otro problema que ya advierte todo el mundo económico es el atraso del valor del dólar. En plena campaña electoral, los referentes económicos de Macri se burlaban del valor artificialmente bajo del dólar bajo Cristina-Kicillof, y fueron grandes defensores de una devaluación que corrigiera esa “distorsión”. Pues bien, vino la devaluación, ¡y el tipo de cambio está hoy al mismo nivel que con Cristina! En serio. El 10 de diciembre de 2015 el dólar valía 9,78 pesos. Sumen a eso el 3,9% de inflación de ese mes, el 41% de 2016, el 9,1% del primer cuatrimestre de este año y un 2% para este mes. La cuenta del “dólar Cristina” ajustado por inflación da 15,94 pesos, que es incluso más alto que el dólar actual. Debe ser por eso que el respetable garca Guillermo Nielsen, referente económico de Massa y ex funcionario en los 90, pidió una devaluación del 40% y un dólar a 22 pesos. ¿Lo escuchará Macri? Tal vez en 2018…

 

Frase PROtuda de la semana: basta de ensañarse con Dujovne. Después de todo, el ex Ministerio de Economía está desdoblado, así que ahora le toca al encargado de juntar plata, a quien le preguntaron, con toda malicia, si veía posible el cumplimiento de la meta del 17% de inflación. Respondió esto:

“En la inflación, la meta es menos relevante que el gasto. Una meta fiscal se debe cumplir a rajatabla; la inflación puede ser del 18%, 19%…” (Luis Caputo, ministro de Endeudam…, perdón, Financiamiento).

Primero, Caputo no se anima a decir que la meta de inflación del 17% está muerta y sepultada para no pelearse con Sturzenegger. Segundo, nos quiere hacer creer que la meta de déficit fiscal es más cumplible que la de la inflación. Tercero, sugiere que al 17% no se va a llegar, pero por poquito, sería “el 18 o 19%”. En fin, casi más mentiras que palabras. Lo de siempre.

Marcelo Yunes

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