Compartir el post "Baradel gana el Suteba asediado por la Multicolor"
La semana que pasó, las corrientes sindicales de izquierda logramos uno de los mejores resultados electorales de los últimos años en el gremio docente. Luego de una enorme campaña, la Multicolor logró el 36,6% de los votos (20.567), y la Lista Celeste alcanzó 61,2% (34.377). En especial en los centros urbanos donde tuvo una adhesión muy fuerte, configurando una situación de asedio de la Multicolor con votaciones de casi empate o arañando el 50% de los votos. Así, en las seccionales donde votaron más de 600 docentes el resultado medio fue de 52% para la Celeste y 48% para la Multicolor. Un viento de aire fresco se expresó en las urnas por una nueva dirección sindical cansada de las traiciones de la burocracia de Baradel; todo un síntoma de la bronca más general que anida entre los trabajadores contra esta representación sindical alejada de las bases y amiga de los gobiernos de turno. Así se logró crecer en cantidad de votos en toda la provincia y retener las seccionales de la Matanza, Bahía Blanca, Tigre, Marcos Paz, Ensenada, Quilmes, Berazategui, Madariaga. En el caso de La Plata, a través del fraude, la burocracia obtuvo 6 votos más de la Multicolor; pero está en curso la impugnación de los comicios y el pedido de realización de nuevas elecciones.
Tal como señalan los medios, fue el gobierno de Macri y Vidal el primero en celebrar la victoria de Baradel. Es que un sindicato burocrático, que no lucha de forma consecuente, es el mejor aliado que pueden tener los gobiernos para hacer pasar ajuste económicos como el que estamos sufriendo los trabajadores. Tal como señalara el periodista macrista Lanata en un tweet luego de la elección, Baradel sería el “mal menor” antes que la izquierda se haga de la dirección del Suteba.
De ahí que, por ejemplo, el Ministerio de Trabajo de la Nación (de Triaca y Macri) haya avalado el uso de padrones “inflados” para el fraude en las seccionales La Plata y La Matanza. Que gane Baradel era fundamental para el gobierno. Un triunfo de la Multicolor fortalecería a la docencia y preanunciaría un incremento de participación de la base, de su fuerza de lucha y organización. Cuestión que los gobiernos, sean del Pro o del PJ, le temen como la peste. Y no sólo eso: hubiese sido un ejemplo para el resto de los trabajadores que a través de la organización y unidad es posible destronar a la burocracia sindical, uno de los pilares fundamentales de la dominación de clase bajo el capitalismo.
Lucha desde arriba, sin irrupción de la base
Pero a pesar de estos buenos resultados globales de la Multicolor, las elecciones de conjunto no concitaron una gran movilización de la docencia. Votó aproximadamente la misma cantidad de docentes que en las elecciones del 2013 (apenas 3.535 más, el 1,5% del padrón). Veamos a continuación algunos elementos de contraste entre los contextos de las elecciones del 2013 (y lo que preanunciaron) y estas recientes elecciones.
Bajo las elecciones del 2013 se vivía entre la docencia un proceso político de ruptura con el gobierno de Cristina Kirchner y Daniel Scioli. Su expresión más directa fue durante la gran huelga de los 17 días que tuvo una característica particular: el motor fue la base docente, a través de la puesta en pie de asambleas masivas por seccional y por escuelas. Enormes movilizaciones seccionales y la gran marcha a la Gobernación en La Plata de 50.000 docentes, radios abiertas, debates con los padres, cortes de ruta en zona norte, etc. En su momento señalamos que si bien no alcanzó para desbordar a la burocracia y arrebatarle la dirección sí tuvo la potencia para presionarla mucho más allá de donde pretendía ir. Es decir: fue la base docente, de la mano de la Multicolor, la que marcó el ritmo de la lucha. Mientras que la burocracia del Frente Gremial y Baradel eran presionados y por eso continuó llamando a la huelga durante tantos días.
Muy distinto fue el conflicto que vivimos entre marzo y abril de este año. Podríamos definirlo como exactamente al revés que el 2017: en lugar de ser desde abajo hacia arriba, fue en términos generales desde arriba hacia abajo. Nos explicamos. Lo que más dinamizó esta huelga fue, por un lado la intransigencia de Vidal que no cedía ni un punto de salario y una base docente que si bien no se organizó masivamente sí le metía presión por lograr un aumento salarial más alto. Además Baradel necesitaba prestigiarse de cara a su propia base y lanzar algún “plan de lucha”, algunas medidas de fuerza y movilizaciones. Así, a través de los días el nivel de movilización fue creciendo hasta llegar a la inmensa demostración de fuerzas en Plaza de Mayo. Manifestación que fue más en respuesta a la provocación del gobierno con sus dichos sobre “caer en la escuela pública”, que producto de un proceso asambleario por abajo, como si se verificó en 2014. Esa movilización fue el pico más alto de la lucha. A partir de ahí la burocracia resolvió “bajar los decibeles” y comenzar a dosificarla.
El giro de la burocracia hacia ir levantando la huelga tuvo como base una debilidad estructural del proceso por abajo. Eso le permitió realizar un “plan de lucha” dirigido casi enteramente desde arriba, en cuotas, con paros clandestinos convocados por WhatsApp, para ir “desinflándolo” y luego levantarlo a través de la “consulta en la escuelas”. Es decir: la burocracia tuvo el control bastante general del proceso y sin tener ningún resultado favorable lo levantó. Esto, claramente dejó un clima de incertidumbre y “bajón” en las escuelas que planchó las perspectivas de lucha inmediatas. Bajo este clima es que se desarrollaron las elecciones sindicales. Era de esperar, entonces, que no se produzca un fenómeno de participación masiva en el proceso eleccionario, una irrupción de la base docente, lo que hubiese significado un voto masivo para la Multicolor y puesto realmente en cuestión el poder de la burocracia de Baradel.
Pero aunque esa irrupción de la base del gremio no sucedió, si se expresó un acumulado de años de bronca contra la burocracia que incremento el caudal de votos de la Multicolor y la dejó disputando de igual a igual todas las seccionales masivas de la Provincia de Buenos Aires y reteniendo las seccionales que ya dirigía.
Una lección importante para sacar en este aspecto es que se requiere de un proceso de movilización más contundente para desbancar una burocracia sindical tan poderosa y enquistada, que apela a todo tipo de maniobras para evitar que la base docente se exprese. Y que inclusive cuando un sector logra expresarse, la propia burocracia monta bochornosos fraudes con padrones inflados de militantes del PJ para aplastar la voluntad colectiva de las escuelas. Fraude que es derrotado cuando la participación docente crece, como en el caso de la Matanza donde se impuso la Multicolor. En seccional La Plata hubo más dificultades para lograr eso, y la Lista Celeste consiguió apenas 6 votos más.
Otro aspecto de importancia que queremos desatacar es que durante la huelga participaron miles de docentes que recién están empezando a acercarse a la vida sindical y política. Compañeros que se suman porque sienten la necesidad de luchar por el salario, por la educación pública o directamente contra las políticas de ajuste del gobierno. Sin embargo, en general no están afiliados a ningún gremio, impidiendo que su voluntad de lucha también tenga una expresión en las decisiones que se toman en las asambleas, cuerpos de delegados y elecciones. Una gran parte de este nuevo activismo docente claramente simpatiza por la Multicolor pero aún no pudo ser parte del proceso de recuperación de las seccionales ¡Afiliarse, entonces, es una tarea fundamental puesto que a la burocracia sindical vamos a echarla del gremio siendo parte de él!
Una campaña politizada por el gobierno y por la burocracia
Otro factor que explica el resultado de la elección es el carácter de “disputa política” que asumió entre el gobierno de Cambiemos y Baradel. Vidal politizó el conflicto de entrada, atacando a los docentes y a Baradel al mismo tiempo. Disparó provocación tras provocación, acusando a Baradel y a los docentes. Baradel aparecía como el kirchnerismo, y su defensa reagrupó a un heterogéneo pero centralizado cúmulo de personajes y agrupaciones (todo el kirchnerismo y el peronismo y agrupaciones ligadas a Patria Grande, La Mella y Mala Junta). Incluso la unificada CTA estuvo al servicio de su defensa, llegando a gastar millones en poner la Carpa Itinerante. Operativo político que estuvo más al servicio de ganar las elecciones internas del SUTEBA que de ganar la huelga salarial. Frente al ajuste del gobierno de Macri y su ofensiva antiobrera, los K convencieron a una parte de los docentes de que Macri debía gobernar hasta el final del mandato y por lo tanto justificaron su política diciendo que lo había elegido la gente y que “los troskos de la Multicolor” habíamos votado en blanco y entonces no podíamos quejarnos. Esta polarización forzada por Vidal colocó a Baradel como el enemigo público de Vidal objetivamente. La Celeste armo a su base políticamente, en la defensa de Baradel contra Cambiemos: esto se resumía en sus dos ejes: “vamos a volver” y “los troskos le hacen el juego a la derecha”. Ordenaron todo desde la política electoral nacional y sobre esa base “abroquelaron” a su base sin mayor crisis en relación a que habían levantado la huelga sin conseguir nada.
Orientación “sindicalista” de la dirección Multicolor
También hubo otro elemento que no ayudó a que un sector de la docencia saque las conclusiones de que había que apoyar a la Lista Multicolor. Nos referimos a la orientación “sindicalista” que le imprimió Tribuna Docente (Partido Obrero) a la campaña electoral. ¿Qué queremos decir con “orientación sindicalista”? Una campaña que se centró a decir que había que sacar a Baradel del sindicato, buscando empatizar con un sentimiento extendido entre la docencia de rechazo a esta figura. Pero ese rechazo a Baradel en términos antiburocráticos no es el que está más extendido entre la docencia.
La conciencia antiburocrática es también una que posee la idea de que es necesario una dirección de lucha, combativa, que de pelea contra el gobierno. Por eso era necesario que la campaña hiciera centro en que queríamos un sindicato que luche contra el ajuste del gobierno de Macri y Vidal y que precisamente eso lo que no hacía Baradel. Se limitaron a proponer que la campaña dijera “Por un sindicato que represente a los docentes para ganar”. Es decir ¡no quería desarrollar una campaña que busque transformar la conciencia política de los compañeros para dar pasos hacia el clasismo!
Cuestión que es fundamental si pretendemos que los clasistas estemos al frente al sindicato. El resultado de las elecciones es palmario: el sector que está en contra de Baradel pero sin posiciones antiburocráticas no fue a votar directamente. Por eso la apuesta que hizo Tribuna Docente a un voto puramente sindical fue un fracaso. Lo contrario es lo que había que hacer: erigir a la Multicolor como la verdadera alternativa contra el gobierno de Vidal y Macri y denunciar la falsa oposición que es Baradel! Un conflicto tan politizado y polarizado, una orientación sindicalista tenía un poder de fuego muy limitado, chocaba con la dureza de Vidal. Los docentes tenían la sospecha de que todo los excedía, por eso había que plantear claramente que para ganar la huelga había que derrotar el plan de ajuste de Vidal y no sólo dar una “lucha salarial”.
Este balance sobre la orientación es muy importante porque hace a las tareas que tenemos por delante en la Multicolor. Y una de las tareas más importantes es dar batalla por forjar una nueva conciencia política en la docencia. No es que no hemos dado pasos en ese sentido, pero creemos que hay que ser claros y no buscar “atajos”: el sindicato provincial va estar en manos de la Multicolor cuando hayamos conquistado en porciones mayores de la docencia una conciencia política de clase más nítida. Desde la Lista Gris Carlos Fuentealba vamos a poner todos los esfuerzos en este sentido.
Relanzar la lucha salarial ante el inmovilismo de la burocracia
Desde el último paro docente ya pasaron casi 2 meses. La consecuencia de haber levantado todas las medidas de fuerza es que Vidal no nos ha dado nada: estamos entrando a junio y no tenemos aumento salarial! Y no sólo eso: ahora pretenden atacarnos diciendo que tenemos que trabajar durante el receso invernal! No quedan dudas que si seguimos sin hacer nada, nada se va a resolver a favor nuestro. En este sentido es vergonzosa la actuación de Baradel y todo el Frente de Unidad Docente ¡No llaman a ningún paro! ¡Ni movilizaciones, ni asambleas! ¡Nada!
Tenemos que seguir el camino contrario ante esta capitulación bochornosa de la burocracia sindical: hace falta retomar el proceso de lucha. Necesitamos impulsar asambleas y reuniones de delegados en todos los distritos que contengan un pliego único de demandas que partan de la exigencia del aumento salarial que necesitamos, la anulación de la ordenanza que nos intima a trabajar durante el receso invernal, la defensa del Suteba La Plata, presupuesto para todas las escuelas de la provincia y contra el durísimo ajuste del gobierno.
Eric “Tano” Simonetti y Marina Alonso, de la Lista Gris Carlos Fuentealba
Como señalamos antes, parte de las maniobras para mantener el control del sindicato es la realización de fraudes. En este caso se impuso en la seccional de La Plata. Vale decir que la Celeste no es la primera vez que lo hace. Ya en el 2009 recuperó la seccional que tenía la izquierda impugnando urnas. Luego de 6 meses de resistir en el sindicato la Celeste trajo un micro con la patota y desalojó a las piñas a los docentes de la Multicolor, donde acto seguido comenzaron a demoler las instalaciones del sindicato.
Ahora el fraude tomó proporciones mayores: incluyeron en el padrón más de 200 personas que no acreditan su condición de docentes o son docentes de otros distritos que fueron movidos de seccional para votar en La Plata. Se trata de militantes del PJ/FPV, estudiantes de la Facultad de Periodismo y de la UNLP. Pero desde la Multicolor hemos lanzado una campaña en las escuelas de denuncia de este fraude realizado entre Baradel y el gobierno y estamos llamando a toda la docencia a defenderlo por medio de la movilización.