Esta semana, los trabajadores fuimos testigos de un nuevo hecho escandaloso: los diputados y senadores se otorgaron a sí mismos un aumento de por lo menos 43.000 pesos. Con este incremento elevaron sus ingresos mensuales, es decir su dieta, desde los 110.000 pesos al monto de 153.000 pesos. Una suma que constituye una verdadera afrenta contra el pueblo trabajador que se rompe el lomo trabajando largas jornadas para tratar de poder llegar a fin de mes.
Para que se entienda bien: los diputados y senadores cobran una dieta mensual (ese es su nombre, dado que no cobran un sueldo como cualquier persona que vive de su trabajo) estipulada por ellos mismos en 95.000 pesos mensuales. Es decir un 20% más que el sueldo más alto correspondiente al empleado del Congreso de mayor categoría y antigüedad. Pero como ganar casi cien mil pesos les parece poco, a esta suma se le incorporan un plus por “desarraigo” (para aquellos diputados que viven a más de 100 kilómetros del Congreso) que equivale a 18.000 pesos, más otra suma en concepto de “gastos de representación”, y finalmente se le otorgan 40 pasajes, que estos pueden canjear por efectivo si no los utilizan.
Lo que ocurrió esta semana es que el presidente de la Cámara de Diputados (Emilio Monzó de Cambiemos) con el apoyo del PJ kirchnerista y el PJ no kirchnerista decretó aumentarse los “gastos de representación” en un 100%, elevándolos de los 10.000 pesos, a 20.000; y también en un 100% el valor de los pasajes, llevándolo de 20.000 a 40.000 pesos: es decir de que un legislador puede llegar a cobrar actualmente 153.000 pesos.
Los diputados y senadores se defienden argumentando que 153.000 pesos no es mucho considerando que ellos son “Representantes del pueblo” y que tienen una “alta responsabilidad sobre sus cabezas”.
Para ellos $150.000 no es mucho porque se miran en el espejo de los altos ingresos de los empresarios o CEOs de las empresas, no en el salario de un trabajador común y corriente o de un jubilado. Y en definitiva eso es normal, porque en realidad ellos ocupan sus bancas representando los intereses de los de arriba: los ricos, los empresarios y sus cúpulas gerenciales. Pero para un trabajador común y corriente que vive con un salario mínimo, es más de lo que ganaría en un año y medio de trabajo; para un jubilado es más que 24 jubilaciones mínimas; para un docente, un legislador nacional cobra más que lo que le paga María Eugenia Vidal por el trabajo de 16 meses.
A estas altura queda claro que los argumentos de los diputados y senadores de Cambiemos y del PJ-FpV sólo demuestran que son unos caraduras que miran a los trabajadores desde arriba, desde otro lugar; que los intereses de los llamados “representantes del pueblo” no tienen nada que ver con los intereses reales de la mayoría del pueblo común y corriente.
No es casualidad que tanto Macri como Vidal y Cristina defiendan el impuesto al trabajo, al mismo tiempo que festejan que los empresarios se la “llevan en pala”; como tampoco lo fue que los senadores de Cambiemos y los del FpV hayan votado juntos para pagarle en efectivo a los fondos buitre ¿Acaso alguien se asombró cuando tanto unos como otros coincidieron a la hora de votar los nombramientos de los jueces de la Corte Suprema que luego quisieron liberar a los genocidas de la última dictadura militar por medio del “2×1”? Estas no fueron las primeras coincidencias, ni serán las últimas. Durante los ocho años del gobierno de Cristina ambos coincidieron en negarles el derecho al aborto legal a las mujeres, y también votaron en conjunto la antidemocrática ley “antiterrorista” que condena la protesta social. No serán idénticos, pero tampoco son tan distintos.
Basta de políticos millonarios al servicio de los millonarios
La izquierda renueva sus fuerzas: cambiá con la izquierda
Los políticos profesionales de los partidos tradicionales son parte de una casta política que está ligada a los grandes grupos económicos nacionales y extranjeros. Son como ellos y quieren ser parte de ellos.
Frente a estos sectores se levantan nuevas fuerzas que estamos dispuestos a luchar en defensa de los intereses de los trabajadores, las mujeres y la juventud. Nosotros no somos políticos profesionales, no vivimos de una dieta, vivimos de nuestro trabajo, de nuestro salario. Somos militantes, somos luchadores que nos levantamos cada día y salimos a laburar, y al igual que vos, nos juntamos con nuestros compañeros de trabajo y compartimos día a día nuestras alegrías y nuestras tristezas.
Desde esa realidad nos paramos, y desde allí nos planteamos cambiar la realidad. Por eso es que desde el Nuevo MAS, junto a los compañeros del MST hemos puesto en pie una nueva alternativa política unitaria de la izquierda que defiende los intereses de los trabajadores, las mujeres y los jóvenes: Izquierda al Frente por el Socialismo.
Por eso es que desde el Nuevo MAS y la Izquierda al Frente por el Socialismo, al igual que vos, estamos cansados de que los mismos de siempre nos estafen y se nos rían en la cara. Vos ya lo sabés, ya nos conocés: la izquierda es distinta, los socialistas somos distintos. Y como somos realmente distintos, defendemos una política distinta.
Nosotros entendemos que los representantes del pueblo tienen que vivir en las mismas condiciones que vive el pueblo. La diferencia abismal que hay entre los ingresos de los jueces, senadores, presidentes, o diputados y el de cualquier trabajador, es el reflejo de las diferencias que hay entre los intereses de unos con los de los otros. Ellos gobiernan para los de arriba y nos cargan el ajuste a los de abajo. Es por eso que nuestro frente defiende que todo representante político (sea diputado, senador, presidente, gobernador, ministro o juez) tiene que ganar un sueldo equivalente al de un trabajador calificado o al de una directora de escuela de doble jornada. Y que estén obligados por ley a educar a sus hijos en la escuela pública y atenderse ellos y sus familias en hospitales públicos. Es decir, que vivan igual que cualquier hijo de vecino.
Ellos están en otro mundo, no viven como vivimos los trabajadores el día a día para ganarnos nuestro sueldo; ellos no tienen los problemas que tenemos los jóvenes que tenemos que lucharla para salir adelante, no sienten las presiones que sentimos las mujeres en esta sociedad violenta, capitalista, machista y patriarcal.
No, ellos son distintos a nosotros, ellos no tienen nuestros problemas, ellos no nos representan. No pueden seguir decidiendo los mismos de siempre. Hace falta un cambio verdadero, y como dice la canción, para eso hace falta caminar distinto.
Por eso te invitamos a que te sumes a nuestra campaña para renovar las fuerzas de la izquierda y que las voces de las luchas de los trabajadores, las mujeres y la juventud retumben dentro del Parlamento. Sumate a nuestra campaña y ayudame en agosto a cruzar las PASO para que estas voces se escuchen en octubre.
Manuela Castañeira