“Sólo me queda resistir en este lugar”. Frase plasmada en una de las separaciones de los boxes (cajas) del call.
En los tiempos que corren, la mayoría de los jóvenes que buscamos un trabajo para sostener nuestra profesionalización y tender a independizarnos de nuestras familias caemos en las garras de los famosos call center. Oídos y gargantas rotas, ausencia casi completa de derechos laborales, quiebre emocional, son algunas de las consecuencias de estos empleos basura.
Los mecanismos del reviente
Estos antros de trabajo hiperprecario son propiedad de empresarios ultra negreros que tercerizan áreas como ventas y atención al cliente de multinacionales de telecomunicaciones y seguros (entre otros rubros) de renombre como Cablevisión, Personal, Zurich, etc. Con la tercerización, estas grandes empresas se ahorran millones de pesos gracias a las paupérrimas condiciones de contratación que los “empresarios de segunda” hacen firmar a sus empleados.
Uno de los famosos curros para superexplotar a la juventud es la capacitación, instancia que dura días o semanas, que en verdad no te capacita para nada y su verdadero rol es el de filtrar a los jóvenes que van a tener el gusto de ser recontramil vapuleados, y aquellos que no quedan seleccionados no cobran un peso. Otro, es el “período de prueba”: son tres condenados meses donde no sabes qué puede llegar a pasar en tu futuro más inmediato, si vas a tener el maldito laburo, si no… La incertidumbre intercepta cada una de tus mañanas, cada uno de tus días.
El tema del convenio laboral es otra perlita de la desazón que vive la juventud en estas jaulas del mundo globalizado. La mayoría de los operadores de call center estamos agremiados al sindicato de Comercio, SEC. Este convenio es de los más precarios: no garantiza días de estudio, ¡Ni días por enfermedad! Es decir, que si faltás porque la garganta se te rompió o porque tenés que preparar un examen, se te resta el presentismo y, junto con él -si estás en el sector de ventas-, te roban la posibilidad de cobrar las miserables comisiones que te corresponden por vender sus productos carísimos. ¡OJO! Como ellos siempre piensan y repiensan la forma de reventar aún más a sus empleados, vos podés optar por recuperar las horas y meter días con jornadas de 8 o 9hs de call seguidas para recuperar tus faltas y cobrar el salario de mierda que tu sindicato traidor, con Cavalieri a la cabeza, acordó. Inclusive emplean mecanismos de presión grupal para obligar al recupero de horas a través de un premio por asistencia grupal, lo cual genera rispideces y presión entre compañeros.
Sin embargo, una de las peores vejaciones que padecemos los jóvenes en estos empleos basura es el tiempo de vida minuciosamente cronometrado. Cada cosa que hacés o dejás de hacer está contada en minutos y segundos en las famosas tablas de performance: la cantidad de llamados que atendés, el tiempo que tardás en atender el llamado, el tiempo que demorás entre llamado y llamado; incluso el tiempo que tenés para comer e ir al baño y cumplir con tus necesidades básicas (claro que si fuese por la empresa, cagáte encima y moríte de hambre) es miserable y hasta humillante, dado que en la mayoría de los casos no tenés más que 40 minutos de “break”. Cualquier tipo de “desviación” de los tiempos estipulados que manejan estos monstruos es catalogado como tiempo improductivo y tu encargado/team leader es el responsable de corregirlo y llevarlo al mínimo posible.
Los call center son lugares de un hacinamiento absoluto con decenas de “box” y pasillos angostos, completamente incómodos para moverse de un lugar a otro. Somos decenas y decenas de pibes para quienes tener la vincha puesta es el infierno, y cuando te la sacás las cientos de voces de los que están en la misma que vos siguen comiéndote la cabeza.
Los jóvenes tenemos que decir basta
Claro que la juventud necesita otra salida, claro que la juventud necesita un futuro más que “resistir”, claro que no podemos permitir que lo único que nos ofrezcan sea precarización y flexibilización, el peor salario, el trabajo con las peores condiciones.
A nuestra situación el macrismo responde subsidiando empresas como Mc Donalds para incentivar estos métodos de contratos basura con salarios de miseria en nombre del «primer empleo joven». Es evidente que el gobierno está del lado de los empresarios y quiere profundizar y naturalizar aún más los mecanismos de superexplotación de los más jóvenes.
Y mientras cada vez cuesta más conseguir un laburo o conseguir algo mejor, nos dicen que hagamos colas de horas y horas y horas en la meca de los ricachones –La Rural- para conseguir un trabajo en la «Expo joven», trabajo que al final no estaba, pero el que sí estaba era el provocador profesional de Mauricio Macri hablando de las inversiones y toda esa perorata que sólo tiene como consecuencia el lavado de cara de un gobierno pro-empresarios y anti juventud, anti proyecto de vida superador a la mera explotación cotidiana en empleos basura.
Por esto estamos convencidos de que necesitamos organizarnos y trabajar en una alternativa real que comprenda nuestras necesidades para plantear a este sistema, a todos los de arriba, cuáles son nuestras reivindicaciones para decir basta a esta situación y poder proyectar nuestro futuro como más nos parezca.
¡BASTA DE PRECARIZACIÓN LABORAL!
¡CONTRATACIÓN DIRECTA BAJO EL CONVENIO CORRESPONDIENTE!
¡BASTA DE CAPACITACIONES Y PERÍODOS DE PRUEBA IMPAGOS!