En el marco de los ataques neoliberales del gobierno contra las conquistas sociales de los trabajadores, Macri suma ahora una reforma educativa inéditamente regresiva. Bajo el cínico nombre de “Escuela Argentina del Futuro” y decorada con una falsa idea de “modernización pedagógica”, el gobierno propone una reforma de la educación que ataca a estudiantes y docentes. El gobierno divide la discusión provincia por provincia para “luego unificar”, tratando de dividir la resistencia a sus avances. Comienzan por CABA, el Ministerio de Educación filtró un documento que comienza enumerando los problemas actuales de la educación para justificar los cambios. Obviamente, deja de lado las cuestiones contextuales que rodean a los estudiantes. Todas las problemáticas sociales que resuenan en el aula no tendrían ninguna importancia. Vemos otra vez la misma hipocresía que en el caso del Operativo Aprender, donde se buscaba echarle toda la culpa a los docentes de la situación de la educación. En este caso, se mezcla con un discurso modernista que explica que los estudiantes se preparan para trabajos que “hoy no existen”. En manos de un gobierno que prepara, como Temer, un ataque contra todas las conquistas sociales de los trabajadores, sabemos lo que significa: preparar a la juventud para durísimas condiciones de explotación en trabajos mega flexibilizados.
La educación deja de ser “contenidos” para ser una forma de obtener “capacidades necesarias para desenvolverse en la sociedad del futuro”. Entonces se eliminan las materias y se pasa a 4 grandes áreas. Se transforman los 5 años en dos ciclos de dos años y un ciclo de un año. En manos del macrismo esto es evidentemente un gran recorte de contenidos.
Para impartir los contenidos resulta que ya no hacen falta docentes si no “facilitadores”, lo que demuestra que se vienen también condiciones de flexibilización para ellos.
Pero lo más alarmante, lo que deja más claro el carácter de la reforma, y es evidentemente su fin más preciado para el gobierno, es la transformación del último año en un año de pasantías gratuitas en empresas privadas. En el último año: “El 50% del tiempo escolar destinado a la aplicación de los aprendizajes en empresas y organizaciones según talentos e intereses de cada alumno y 50% del tiempo escolar destinado al desarrollo de habilidades y proyectos relacionados al emprendedurismo”.
Aún el gobierno no termina de revelar todos los detalles del proyecto, pero la intención es clara. El ministro que sueña con que haya cada vez más pibes presos, impulsa una reforma para que el resto no tenga futuro: que tu perspectiva de vida no vaya hacia pensar en entrar a la Universidad, formarte en la carrera que siempre quisiste o hacer lo que te gusta. Que tu futuro sea la condena desde ya el último año de la secundaria a un trabajo precario, probablemente en alguna cadena de comida rápida, donde no tengan que pagarte y vos estés obligado a hacerlo para obtener tu título.
Esta reforma no tiene un solo aspecto positivo. Por eso preocupan las posiciones que tuvieron las agrupaciones ligadas al kirchnerismo como Nuevo Encuentro y Patria Grande en la coordinadora de secundarios, proponiendo tomar lo bueno y posponer indefinidamente la lucha. No hay forma de negociar con el macrismo esta reforma: vienen por todo y no se van a quedar a medias. No existe empate posible en esta pelea: la salida es luchar en la calle y derrotar la reforma.
Tinta Roja