Estamos en la redacción de “Socialismo o Barbarie” cerrando esta edición y nos preguntamos: ¿dónde está Santiago Maldonado?
Esta misma situación, esta misma pregunta se replicó por millones esta última semana en las cabezas, los carteles, los facebook, los tweeter de innumerables personas. A casi un mes de la desaparición de Santiago, su suerte sigue siendo una incógnita. Pero lo que aparece cada vez más claro para miles de personas es que Santiago no aparece y que en la Casa Rosada algo huele a podrido.
Un choque de tendencia sin resultante definida
La situación política nacional está atravesando un momento de indefinición. En pocos días se sucedieron distintas “mini coyunturas”, unas reaccionarias y otras más progresivas, que sacudieron el escenario político como si fuese un barco. Pero al igual que cuando se está en altamar, para evitar marearse es necesario mirar un punto fijo en el horizonte.
Por un lado, debemos partir del hecho que indudablemente el gobierno de Macri salió fortalecido de las PASO. Más allá de que finalmente el escrutinio definitivo confirmara que Cristina Kirchner ganó en la provincia de Buenos Aires por poco más de 20.000 votos, lo cierto es que Cambiemos realizó una elección mejor de lo esperado y se consagró electoralmente como la primera minoría política del país. Ese resultado lo envalentonó y parecía que estaba preparado para salir a “comerse lo chicos crudos”, como se vio después de la pobre movilización de la CGT.
Pero pocos días después de las elecciones, se pusieron de manifiesto otras tendencias que también anidan en la realidad y son parte de la situación política. Lo cierto es que la desaparición forzada de Santiago Maldonado en medio de un operativo represivo de Gendarmería Nacional cruzó una “línea roja” y pulsó fibras muy sensibles de la sociedad argentina, como son las que hacen a cuestiones democráticas.
El paso de los días sin que se sepa nada sobre la suerte de Santiago, puso en movimiento a amplias capas de la sociedad que no están dispuestas a dejarle pasar una desaparición al gobierno de Macri. El hecho profundo es que domina la sospecha que el gobierno tiene responsabilidades o en la desaparición, o en el encubrimiento del hecho.
Esta situación dio lugar a que esta última semana hubieran innumerables manifestaciones de preocupación e indignación frente al hecho: los estadios de fútbol se llenaron de banderas y pancartas que reclamaban la aparición con vida de Santiago Maldonado,; el director técnico de la selección de fútbol, Jorge Sampaoli, en medio de la conferencia de prensa se sumó a la exigencia y repudió el hecho; los jugadores de San Lorenzo y de Temperley salieron a la cancha con sendas banderas reclamando por Santiago (hecho que fue censurado por la televisión); Nahuel Guzmán, arquero del seleccionado, se mostró en aeroparque con una remera con la leyenda que decía: “¿dónde está Santiago Maldonado?”. Y no fue sólo el fútbol, en distintos recitales las bandas musicales también se manifestaron en el mismo sentido y, como ellos, hubo una miríada de artistas, personalidades y deportistas que se plegaron al reclamo.
La sumatoria de voces y de protestas que tenían como único destinatario al gobierno nacional hizo que éste se pusiera a la defensiva. Una muestra de esta situación se vio en el programa de Mirtha Legrand, cuando la conductora cuestionó a la ministra Bullrich y le preguntó si iba a renunciar en caso de que no aparezca Santiago con vida. Recordemos que Bullrich, pocos días atrás, cuando asistió a las comisiones del Congreso, se sintió con la suficiente confianza como para respaldar de manera cerrada el accionar de Gendarmería al grito de “yo me la banco”.
Por eso es que a la hora del análisis hay que caminar con pies de plomo. La actual coyuntura parece estar signada por el choque de dos tendencias contrapuestas. Por un lado, tenemos el resultado electoral que actúa como tendencia reaccionaria en la medida de que ha legitimado parcialmente al gobierno; y por otro lado, la contratendencia que se está manifestando en las miles de personas que están reclamando por la aparición con vida de Santiago.
En este marco es importante tener en cuenta que el tema democrático es un barómetro que sirve para medir el estado de las relaciones de fuerza. Recordemos sino la extraordinaria marcha en mayo contra el 2×1 que obligó a retroceder tanto a Macri, como a la Corte y al Congreso, que tuvo que anular la ley en tiempo record; y también la primera concentración por Santiago, poco antes de las PASO, que marcó un importante antecedente en la lucha por su aparición con vida.
Esta última tendencia es extraordinariamente progresiva, puesto que actúa como una barrera frente al avance reaccionario del gobierno y desnuda lo que el gobierno es: una primera minoría. Como enseña Marx, la realidad es dialéctica y por lo tanto, contradictoria. En definitiva, lo que se pone de manifiesto es que el gobierno de Cambiemos propone un plan de acción reaccionario que entra en colisión con las relaciones de fuerza que instaló el Argentinazo y que hasta ahora no habían sido desafiadas seriamente.
En todo caso, lo sustancial es tener en cuenta que este choque de tendencias se está desarrollando en estos momentos y que su desenlace no está resuelto. En este marco, la lucha por la aparición con vida de Santiago Maldonado es una batalla para frenar las políticas reaccionarias del gobierno
Una campaña reaccionaria y fascistoide
La cuestión de las relaciones de fuerza es una pelea estratégica para la burguesía argentina. En definitiva, la razón de ser del gobierno de Cambiemos (y el motivo por el cual lo apoya la patronal en pleno) es asestar una derrota histórica al movimiento de masas y a los trabajadores en particular para revertir esas relaciones de fuerzas.
Por eso no es extraño que el gobierno y los principales medios de comunicación hayan puesto en pie una campaña vergonzosa de mentiras, calumnias y difamaciones como no se veía desde hace mucho. Clarín y La Nación parecen competir en ver quién es más audaz a la hora de engañar.
Si no fuese tan reaccionario sería gracioso. De la lectura de esos diarios uno podría llegar a la conclusión que en la Patagonia se está librando una “guerra patriótica” contra una organización terrorista mapuche dirigida por Facundo Jones Huala y denominada RAM (“Resistencia Ancestral Mapuche”), que ésta estaría financiada por el imperialismo inglés, entrenada por las guerrillas kurdas y en coordinación con las FARC; su objetivo parecería ser robarle a la Argentina su territorio e instalar un Estado Islámico asociado al Estado chileno en donde se matarían chicos y se torturarían mujeres…
Parece un invento, pero no lo es. Este destilado de veneno se ha deslizado hasta el hartazgo. Para cualquier lector avispado esto es absurdo, pero si se proporciona de manera fragmentada y en dosis regulares algo puede quedar. No es nada nuevo, es una vieja estrategia facistoide. Su intención apunta a exacerbar los prejuicios más profundos de los sectores más atrasados de la población, y tiene como objetivo preparar las condiciones ideológicas para tratar de avanzar hacia un régimen político más reaccionario.
Eso es lo que explica la virulenta reacción de funcionarios y “periodistas” contra los docentes que plantearon en las escuelas el tema de la desaparición de Santiago Maldonado. Las acusaciones fueron tan graves como insólitas: adoctrinadores de niños, lavadores de cerebros… hacen recordar a las acusaciones macartistas que sostenían que los comunistas se comen a los niños en el desayuno. Está claro que para esas usinas de falsificaciones y encubrimiento, el escándalo no es la desaparición forzada de una persona, sino el difundir los crímenes del Estado. En todo caso, tanto Clarín como La Nación han hecho escuela alrededor de encubrir desapariciones.
Unidad de acción con nuestras banderas
En este escenario es una cuestión de primer orden el sumar todas las fuerzas necesarias para derrotar el zarpazo reaccionario y luchar por la aparición con vida de Santiago Maldonado. Desde el Nuevo MAS bregamos por la mayor unidad de acción en este sentido. Es necesario pegar todos juntos: los organismos de DDHH, los sindicatos, centros de estudiantes, partidos y agrupaciones debemos golpear con el mismo puño al gobierno.
Pero sumar esfuerzos en pos de esta lucha, no debe confundirnos. No todos quienes levantan el reclamo de aparición con vida de Santiago están dispuestos a derrotar al gobierno, ni en poner esta lucha en el centro. El caso más claro es el de Cristina Kirchner y los referentes de Unidad Ciudadana. Durante todos estos días el centro de la preocupación de Cristina fue que se confirme tardíamente su triunfo por escaso margen en las PASO. La campaña por Santiago está absolutamente subordinada a sus intereses electorales.
Además está claro que para Cristina la desaparición forzada de Maldonado la deja en una situación incómoda. Nadie puede olvidar que en 2006, cuando un grupo de tareas ligado a la Policía bonaerense hizo desaparecer forzadamente a Jorge Julio López, el gobierno kirchnerista lo trató como si fuese un viejito extraviado, y se negó a considerarlo una desaparición forzada. Incluso en aquella oportunidad Hebe de Bonafini dijo que “Para nosotros (López) no es un típico desaparecido, no lo vemos como un desaparecido como los que sufrimos durante la dictadura»; y ahora repitió nuevamente esa barbaridad al acusar a Jorge Julio López de hacer sido “un carcelero”.
Para nosotros es imprescindible construir la más amplia unidad de acción con todos los sectores que estén dispuestos a movilizarse, a copar las calles y luchar hasta que aparezca Santiago Maldonado.
Es por eso que nuestra militancia está desarrollando una fuerte campaña en todos los lugares de trabajo, en las escuelas y las facultades para que este 1° de septiembre seamos miles y miles los que paremos esta avanzada reaccionaria y copemos la Plaza de Mayo y todas las plazas del país.
Es por eso que este viernes marchamos junto al Encuentro Memoria Verdad y Justicia (EMVyJ) y exigimos:
¡Aparición con vida ya de Santiago Maldonado! El gobierno de Macri es responsable
¡Fuera Patricia Bullrich y Pablo Nocetti!
¡Libertad a Facundo Jones Huala!
Martín González Bayón