Editorial Socialismo o Barbarie N°444 – Por Roberto Sáenz
En el transcurso de ayer martes 17/10 el país se conmocionó: apareció un cuerpo 300 metros río arriba de donde había sido la represión de la Gendarmería el 1º de agosto en el Pu Lof de Cushamen.
El acontecimiento cruzó la coyuntura política paralizando la campaña electoral. Se abrió así una crisis política cuyo desarrollo es todavía incierto.
Dicha crisis afectó también al kirchnerismo y al FIT que, en frente único, se plantaron contra la movilización.
Por el contrario, nuestro partido se movió con el criterio que no se puede dejar pasar un acontecimiento así sin responder en las calles.
Sostuvimos que había que movilizarse. Y así lo hicimos con una importante columna; esto a pesar de todas las campañas del miedo surgidas desde el macrismo y las usinas k (agreguemos de paso que en la marcha no se verificó ninguna provocación).
La crisis de un gobierno encubridor
Luego de 78 días de su desaparición forzada, la aparición de un cuerpo que todavía no se sabe si pertenece a Santiago terminó abriendo una crisis política anunciada que no terminaba de decantar.
Por más campaña sucia que haya desatado el macrismo en los últimos meses, los reclamos democráticos están muy a flor de piel en nuestro país, y no es tan sencillo reprimir y forzar la desaparición de una persona como si nada pasara.
El gobierno se jugó la carta del encubrimiento antes de las PASO y le salió bien. Pero patear la pelota para adelante no es una solución: la cuestión se hizo patente con la multitudinaria marcha el 1º de septiembre a Plaza de Mayo.
Con la inestimable colaboración del juez Otranto, el gobierno logró ir recuperando terreno, lo que no le evitó, de todos modos, pagar el costo político de que su amigo juez quedara desplazado.
Lleral tomó el mando de la causa y cuando todo se encaminaba a que los plazos de la investigación excedieran los de la campaña electoral, la desaparición de Santiago le estalló en la cara al oficialismo.
Varios periodistas a sueldo del gobierno buscan crear sospechas alrededor de que “no se crean que sea casualidad que un cuerpo haya aparecido poco tiempo antes de las elecciones” (Feinmann).
Pero más allá de las especulaciones (que todavía no pueden ser aclaradas), la realidad es que en una sociedad movilizada como la de nuestro país, donde arraigan tradiciones de lucha tan importantes, no hay manera que una desaparición forzada no se le vuelva como un boomerang contra sus autores.
Sergio Maldonado brindó horas atrás una conferencia de prensa donde si bien dejó justificadamente abierta la identidad del cuerpo aparecido (hasta que se hagan los peritajes del caso, lo que ocurriría la semana próxima), entregó sin embargo una definición de suma importancia: insistió que considera que lo que le pasó a Santiago es una “desaparición forzada”, que fueron las instituciones del Estado las que lo capturaron, que luego de haberse realizado tres rastrillajes previos en el mismo lugar donde apareció el cuerpo, la única conclusión que se puede sacar es que alguien lo “plantó” allí.
Hasta el momento el gobierno no ha dicho esta boca es mía. Amparándose en excusas varias, no ha hecho declaración alguna. De todos modos ha hecho algunos movimientos. Los mismos tienen que ver con la bajeza de siempre: intentar criminalizar al pueblo mapuche. Avruj ha denunciado que ayer se “atentó contra su vida”… Esto simplemente porque algunos integrantes de la comunidad mapuche le dieron algunos empujones mientras denunciaban al gobierno como “asesino”.
La única acción de Cambiemos frente a los hechos ha sido una demagógica “suspensión” de su campaña electoral. ¡Como si con esto les alcanzara para lavarse la ropa cuando son los responsables de la desaparición de Santiago!
El desencadenamiento de los acontecimientos ha dejado en la picota a Bullrich. También podría arrastrar al juicio político al juez Otranto (evidente organizador del encubrimiento).
Pero no se trata solamente de ellos. Días atrás Carrio tuvo el tupé de afirmar que “existía un 20% de posibilidades que Santiago se encontrara en Chile”: una infamia de la cual ahora ha salido a despegarse pidiéndole “disculpas” a la familia (una maniobra cínica y electoralista para no perder votos el domingo).
La canallada de los k
Es aquí donde se instala la canallada de los dirigentes kirchneristas frente a los últimos acontecimientos: se jugaron con alma y vida a impedir la movilización con la excusa que la familia “no había convocado”.
Esto no es más que un pretexto, porque en las reuniones de los organismos de derechos humanos semanas atrás, los k ya habían anticipado que “no convocarían a ningún nueva marcha por Santiago”. La “justificación”: que esto sería para evitar provocaciones, que hay que evitar que el gobierno “decrete un Estado de sitio” y argumentos por el estilo.
Pero si esto fuera así, frente a cualquier manotazo reaccionario de los gobiernos, frente a cualquier giro a la derecha de la coyuntura habría que correr a ponerse debajo de la cama dejando que los pretendientes a “dictadores” se enseñoreen del país.
La tradición popular es la contraria: salir a las calles, movilizarse frente a cualquier manotazo reaccionario, teniendo el cuidado, a la vez, de no caer en provocaciones.
En la jornada de hoy los k llevaron su política desmovilizadora más lejos: militaron para que no haya movilización. Esto se explica porque el kirchnerismo es una fuerza burguesa: de ninguna manera va a convocar a una movilización sino la tiene perfectamente controlada; pero incluso más: va a jugarse a paralizar cualquier manifestación que apunte a un cuestionamiento del Estado patronal (como puede ser este caso ante la circunstancia aberrante de la desaparición de Santiago).
La lógica de clase de su comportamiento sigue los manuales clásicos del marxismo: aunque la burguesía les escupa el ojo todos los días, aunque haya judicializado la campaña llevando frente al banquillo de los acusados a cada uno de sus dirigentes (¡dirigentes que están hundidos en el lodo del enriquecimiento ilícito!), aun así, se desviven por recuperar los favores de la patronal. Y para eso tienen que hacer profesión de fe de que no están dispuestos a movilizar siquiera frente a situaciones como las que estamos viviendo.
Desde Macri hacia abajo, el gobierno íntegro tiene la responsabilidad directa en la desaparición de Santiago. Un acontecimiento que ha introducido un componente reaccionario gravísimo en el régimen político colocando en un terreno atípico las elecciones.
De ahí que la tarea sea redoblar la pelea por la aparición con vida de Santiago, por el juicio y castigo a los culpables, por no hacerle el juego a un gobierno reaccionario que se juega a imponer un clima de temor para hacer pasar un duro ajuste económico; un gobierno que, quizás, se haya subido demasiado al caballo y que aunque se alce con un triunfo electoral el domingo próximo, quizás le convendría no perder de vista que las relaciones de fuerzas no han sido del todo probadas; que a pesar de las direcciones traidoras en cualquier giro de las circunstancias, el proceso de la movilización podría desbordarse.
El FIT como soldado de la democracia patronal
Pero lo que más revolvió el estómago en la jornada de hoy fue el nefasto rol que jugaron el PTS y el PO: su adaptación pusilánime al electoralismo[1].
Con la excusa de que la familia no convocaba, se negaron a movilizar. Y no solamente no convocaron: ¡hicieron frente único con los k para desmovilizar!
Llama la atención que el FIT que se viene negando a la unidad de acción cuando hay escenarios de movilización, se haya colocado como furgón de cola del kirchnerismo para desmovilizar.
Mientras que el kirchnerismo salió a jugarse para impedir la movilización, el FIT le rindió una pleitesía política que la única explicación materialista que puede tener es su adaptación electoralista al régimen patronal (es decir, en una política basada, primordial y exclusivamente, sobre la base de los cálculos de los votos que se pueden ganar o perder).
La excusa es que la familia no convocó. Pero tampoco ha convocado para mañana ni pasado mañana. Sergio Maldonado ha sido claro en que ese no es su rol; que en este momento no pueden convocar a nada, que están conmovidos por los acontecimientos y que su única tarea es la autopsia del cuerpo para saber si es Santiago.
Se entiende la posición de la familia; se entiende que quieran seguir esos pasos; quizás la semana que viene convoquen.
Pero nos parece una gravísima adaptación a las presiones del régimen que el FIT, en vez de llamar a las calles, se haya dedicado la jornada de hoy a combatir a nuestro partido.
Y no se trata de un mero problema “táctico”: estaba en juego un elemento principista en la medida que, frente a semejante acontecimiento, hay que lograr que la población salga a las calles. Dejar pasar varios días frente a un acontecimiento así es gravísimo.
¿Cuál es la excusa de la militancia de estos partidos para este comportamiento? Que el domingo hay elecciones ¿Cuál es el problema? Sería un error izquierdista plantear suspender las elecciones; paralizar nuestras campañas electorales. Nuestro partido se presenta en muchísimas provincias como parte de Izquierda al Frente por el socialismo (incluso en varios municipios del gran Buenos Aires y La Plata); en ninguno de estos casos hemos frenado nuestra campaña.
Pero nos parece un caso grave de adaptación oportunista lo que ha protagonizado hoy el FIT: que en función de que el domingo se vota se hayan jugado a boicotear la movilización.
Saber ir contra la corriente
Nuestro partido actuó con un criterio diferente.
Consideramos una obligación principista salir a las calles. Defendemos las acciones más masivas que sean posibles, no confiamos en la actuación de pequeños grupos para transformar la realidad. Pero tampoco hacemos seguidismo a las direcciones burguesas o pequeño-burguesas como los k y adláteres, que están en el juego de la gobernabilidad.
Cuando ocurre un acontecimiento como el de las últimas horas, la educación que debemos trasmitirle a nuestra militancia es la necesidad de salir a las calles: no dejarlos pasar impunemente.
Es verdad que la negativa de los k iba a dificultar la masividad. Pero este no es el único criterio: muchas veces los revolucionarios estamos obligados a ir contra la corriente; si no fuera así deberíamos vivir rindiéndole pleitesía a las direcciones traidoras.
El Nuevo MAS va a seguir impulsando la movilización por Santiago. Mañana jueves 19 participaremos en la ronda de las Madres en Plaza de Mayo. Además, hemos puesto parte de la agitación de nuestra campaña electoral al servicio de la causa por su aparición con vida.
Esperemos que en los próximos días se logre una movilización multitudinaria. Porque como dijimos en nuestra última editorial, las relaciones de fuerzas están abiertas en nuestro país. Y aunque el próximo domingo el macrismo seguramente se alce con un importante triunfo electoral, más temprano que tarde se vendrán importantes enfrentamientos de clase. Para ellos debemos prepararnos.
NOTAS
[1] El PTS ya venía de hacerle reverencias el régimen patronal cuando el fin de semana pasado se ausentaron el encuentro en Chaco (con excusas de segunda o tercera consideración). Cuando más había que estar en dicha provincia defendiendo un encuentro de mujeres que es una conquista que incluso traspasa las fronteras del país, el PTS se las arregló para ausentarse sin ninguna otra justificación que su confesado objetivo de obtener “20 diputados” el próximo domingo…