Compartir el post "CATALUNYA: Los CDRs, impulsores de la huelga y movilización por los presos y contra el 155"
CARLA TOG DESDE BARCELONA
A diferencia de la pasada huelga general del 3 de octubre, que tuvo más la característica de un paro cívico con movilización convocado por la Generalitat, durante la huelga del 8N Catalunya estuvo colapsada y movilizada.
Si bien al igual que el 3-O, tanto CCOO como y UGT no convocaron, y la huelga apenas tuvo seguimiento en los centros de trabajo y la industria, empezando por la Seat y Nissan, los puertos, mercados municipales y el transporte público funcionaron sin problemas, lo hicieron hasta que cientos de piquetes empezaron a cortar carreteras, autopistas y vías de trenes de Alta Velocidad y Cercanías. Durante todo el día cientos de miles de manifestantes recorrieron las calles de la ciudad y se congregaban en dos actos masivos: uno al mediodía en Sant Jaume y otro por la noche en la Catedral para pedir la libertad de los presos y contra el 155. Barcelona fue un caos y las calles volvían a ser nuestras. Y si la huelga adquirió estas características fue porque hubo desborde y acción directa en las calles planificados, organizados e impulsados por los CDRs, Comités de Defensa de la República.
Los CDRs nacieron semanas antes del 1° de octubre al calor de la agitación motivada por la suspensión del Tribunal Constitucional del Referéndum con el objetivo de garantizar la celebración del mismo, por eso su nombre original era el de Comités por la Defensa del Referéndum. Fueron estos comités vecinales, surgidos alrededor de locales, centros cívicos, plazas y ateneos populares, los que dos noches antes del día de la votación dispusieron distintas acciones y maniobras, como esconder urnas y ocupar los Colegios electorales en toda Catalunya para evitar la entrada de la policía, que tenía la orden de impedir la consulta. Desde sus inicios los CDRs funcionan en asambleas y agrupan a personas, vecinos y activistas de varias sensibilidades políticas y trabajan en coordinación con entidades independentistas como ANC y Òmnium. Fueron los CDRs los que capitalizaron el protagonismo de las protestas y la huelga.
Los CDRs demostraron ser el agente movilizador de la jornada garantizando desde primera hora de la mañana los cortes. Con cierto secretismo al principio, por razones obvias, pero logrando coordinar durante todo el día a miles de personas en diferentes puntos del territorio. Así, en Girona más de 10.000 personas rebasaron a la policía y bloquearon las vías del AVE hasta las 21 hs y no dejaron salir a ningún tren de alta velocidad, lo mismo en la estación de Sants en Barcelona. Autopistas de gran circulación, carreteras con conexiones internacionales a Andorra y Francia y los principales accesos a Barcelona también quedaron cortados hasta entrada la noche y donde muchos CDRs no quisieron levantar las medidas y manifestaban que se quedarían hasta que hiciera falta.
Se ha vivido una radicalización, y esto, aunque de forma embrionaria y lenta, es sumamente progresivo porque choca de frente contra la tendencia desmovilizadora y dilatante de las direcciones, tanto independentistas como sindicales.
Las primeras, porque tanto el PDeCAT y ERC tuvieron un papel y una implicación más que discretos y sólo participaron en las concentraciones y actos (no movilizaciones) convocadas por la ANC y Òmnium. Por su parte la CUP, más digno, limitó su rol a enviar apoyo virtual por las redes y varios diputados que se acercaron a algunos cortes.
Las segundas, porque nuevamente desnudando su rol entregador, las direcciones tradicionales mayoritarias se han negado a convocar, por eso fueron más que significativos y sentidos los abucheos en el acto de la noche a Camil Ros de UGT Catalunya. Lamentablemente de parte del Sindicalismo Alternativo (débil y atomizado) no se ha querido o no se ha tenido el valor de convocar a asambleas y someter a discusión la convocatoria a huelga, aun a riesgo de perder la votación. Porque los posicionamientos políticos en momentos claves son determinantes y viceversa.
El proceso sigue abierto
De esta manera, se ha evidenciado que es en los CDRs donde el movimiento continúa vivo, donde hay rabia y donde se procesa el proceso. Donde se expresa y se palpa, aún de manera incipiente, la base de la resistencia y la lucha contra el 155, por la libertad de los presos, contra el Estado español y por el derecho a la autodeterminación del pueblo catalán. Y esta es la base que hay que ampliar y darle una orientación. Orientación que vaya en sentido distinto al que vienen imponiendo hasta ahora desde las direcciones. Que vaya en el sentido de poner en el centro de la escena a la clase obrera con sus métodos y sus luchas para que interpele y pueda traccionar al resto de los sectores populares, las mujeres y la juventud del país y del resto del Estado hacia esta pelea, que de profundizarse puede poner verdaderamente en serio peligro al Régimen heredado del franquismo.
Todo esto da cuenta de que el movimiento continúa vivo y no está derrotado. A pesar de la profunda contradicción que significa el hecho de que Puigdemont haya declarado y suspendido casi simultáneamente la independencia, que se haya “ido” a Bélgica, que haya presos y a pesar de que haya fecha para las elecciones. Es evidente que el proceso sigue abierto aun a pesar de su dirección y de la mediación electoral que ya está en marcha.
Dirección que quiere frenar las movilizaciones e ir a las elecciones a jugarse nuevamente la legitimidad, pero que ya experimentó el desborde. Y aunque se intente canalizar todo por la vía electoral, es claro que las elecciones no resolverán absolutamente nada y el día 22 los problemas serán los mismos.
Por eso hay que pelear para que los CDRs continúen activos ahora que se deberá afrontar el debate electoral al interior de los mismos, una buena oportunidad para pelear allí en los CDRs donde intervenimos por una perspectiva obrera y socialista.