Compartir el post "Una infamia más de la Justicia: prisión domiciliaria al genocida Etchecolatz"
Lo intentaron a fines de julio de 2016, cuando obtuvieron la prisión domiciliaria otros conocidos represores como Eduardo Rodolfo Cabanillas, ex jefe de Automotores Orletti. Ahora el Tribunal Oral en lo Criminal le concede el beneficio.
No lo lograron en el año anterior porque el repudio y la movilización lo impidió. El argumento legal fue, sin embargo, que estaba juzgado por otra causa pendiente, por lo cual tenía que seguir en la cárcel. Argumento que redunda en dejar bien claro ante los ojos de la opinión pública que este represor no fue “uno más”. Fue la mano derecha del general Camps, jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires en los años de la dictadura, responsable de miles de secuestros, torturas y asesinatos. Estuvo al frente de ¡21 centros clandestinos de detención! Y cuando estaba siendo juzgado, el 18 de setiembre de 2006, es secuestrado Jorge Julio López, víctima y testigo fundamental contra Etchecolatz.
El ex comisario siguió gozando de impunidad dentro de la cárcel. Nunca se investigaron sus relaciones con las fuerzas de seguridad de la Provincia y se creyó tan impune que hasta montó una provocación en medio del juicio del centro clandestino de La Cacha, en el cual estaba presente Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas, mostrando a todo quien lo quisiera ver un papel que decía claramente: “Jorge Julio López”.
A este victimario de lo más rancio de la represión dictatorial es al que hoy se beneficia con la prisión domiciliaria. Se lo traslada a Mar del Plata, seguramente a un lugar donde estará cerca de sus cómplices de ayer y seguidores de hoy.
A un mes del asesinato de Rafael Nahuel, recibimos otro fuerte golpe. Pero nosotros también sabemos cómo enfrentarlo. Lo seguiremos haciendo con las enseñanzas que nos dejó la dura lucha contra los represores de ayer y de hoy: con la movilización unitaria en las calles.
¡Esta es una nueva provocación reaccionaria del gobierno, sus ministros y su Justicia! ¡Organicémonos para derrotarla!