Asamblea y comisiones de preparación del #8M
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Por Belén McClellan
A lo largo del mes de febrero, todos los viernes se han llevado a cabo asambleas multitudinarias del pujante movimiento de mujeres de nuestro país. Estás instancias permitieron construir acuerdos y definiciones indispensables para la movilización del 8M en el centro político del país.
Sin embargo, no fue hasta el viernes 2 de marzo que uno de los principales debates saltó y dividió aguas. Es que entró en el centro de la escena qué colectivo será el protagonista de la marcha. Está discusión se cristalizó alrededor de qué bloque vendrá después de la cabecera de la movilización, si las organizaciones del movimiento de mujeres y el movimiento como un todo, o los sindicatos.
Es importante destacar la gran conquista (de todos los sectores independientes de cualquier sector patronal que conformamos este espacio) que la bandera de arrastre vaya a estar sostenida por las mujeres que actualmente están en lucha en sus lugares de trabajo, contra los despidos del gobierno, como las compañeras del Posadas, del Inti, del ferrocarril, etc; así como referentes de luchas contra la lesbofobia, como es el caso de Mariana, procesada por besarse con su esposa en una estación de subte. Compañeras trans y travestis, Alika Kinán y otras sobrevivientes de trata, y muchas otras representantes de las diferentes luchas que se están dando.
Para poder comprender la centralidad respecto al debate de qué bloque debe protagonizar la jornada de Paro Internacional, es importante tener en cuenta algunas definiciones políticas alrededor de cuál es la composición y cuál ha sido la ubicación de cada uno de ellos en la actual coyuntura.
Cuando nos referimos al Movimiento de Mujeres no hablamos únicamente de sus organizaciones, como por ejemplo lo somos Las Rojas, sino que hacemos referencia a las decenas de miles de mujeres jóvenes, estudiantes, trabajadoras, que se vienen sumando a la pelea por el aborto, contra los feminicidios y la violencia. Ese cúmulo de infinitas voluntades que se constituye como un verdadero actor social y político, que hasta pone en pie sus propios espacios de base para discutir su orientación es, sin lugar a dudas, la punta de lanza contra toda opresión y flagelo de las mayorías. No sólo porque las mujeres somos más de la mitad de la población en nuestro país y del mundo, sino porque principalmente se erige como un movimiento solidario, transversal, que invita a la lucha a muchísimos sectores. La causa de las mujeres despierta una inmensa simpatía y es esto lo que lo ha convertido, a lo largo de los últimos años, en un verdadero movimiento de masas. Movimiento que a pesar de su heterogeneidad le impuso agenda a este gobierno hiperraccionario para que lleve al parlamento el debate sobre el Aborto Legal.
Por otro lado, el segundo actor en cuestión son los sindicatos. Lamentablemente hoy la hegemonía de los sindicatos está en manos de burócratas y de cúpulas que reniegan de cualquier expresión que provenga desde abajo. Con diversas “poses” de mayor o menor combatividad han sido, a lo largo de estos dos años de macrismo (y si nos vamos más atrás no vamos a ver muchas diferencias), verdaderos lazarillos de los despidos y del ajuste del gobierno. Sin ir más lejos, el caso de la seccional de ATE Morón de Darío Silva, que molió a palos a las compañeras del Posadas cuando fueron a pedir una asamblea para frenar los despidos, grafica de forma bien concreta esta situación. Es más: hoy ninguna de las centrales obreras, ni la CTA ni la CGT, están convocando al Paro para apoyar y rodear de solidaridad la causa de las mujeres. Muy por el contrario, somos las mujeres las que llamamos al Paro, mal que le pese a estas direcciones traidoras y repodridas.
Teniendo en cuenta estas cuestiones, queda claro que el verdadero protagonista del Parazo que se viene este 8 de marzo es el Movimiento de Mujeres. De no ser por su activismo y constante iniciativa para organizarse y dar respuesta ante cada hecho de la realidad –como el último Pañuelazo tras la caída del Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo- no podríamos tener en el horizonte próximo la inmensa jornada de lucha del #8M.
Sin embargo, organizaciones completamente desubicadas en relación a los parámetros que hemos desarrollado más arriba, como el FIT, han decidido que detras de la cabecera de la marcha se ubique el bloque sindical, incluyendo allí dentro a la mencionada CTA, CCC y ¡LA CTEP! (organización del movimiento de desocupados dirigida por el antiabortista y papista de Grabois). Faltaría nomás que el Papa forme parte de la movilización adelante de las mujeres. Es un escándalo político de magnitud, y expresa la falta de comprensión que hay por parte de los partidos y organizaciones entregados a la inercia de los acuerdos por arriba, sin tener en cuenta el proceso de organización que excede y desborda cualquier tipo de contención burocrática.
Es innegable que somos las mujeres, y el movimiento mundial que constituimos, la fuerza propulsora por excelencia de la movilización en las calles contra Macri, y contra el giro reaccionario internacional.
Estas (des)ubicaciones tienen consecuencias concretas en el desarrollo de la experiencia del Movimiento. Porque lejos de cualquier ingenuidad, el acuerdo que hay entre el PO y Cachorro Godoy (secretario general de la CTA) ya ha tenido implicancias en las peleas del CONICET y del INTI. Entonces, no podemos pasar por alto una tendencia que comienza a ser permanente y atenta contra el desarrollo de las luchas, el desarrollo de cada batalla contra despidos, por mejores condiciones laborales. De cada trinchera que se ponga de pie en la actual coyuntura, depende que podamos derrotar a este gobierno reaccionario y su brutal plan de ajuste.
A pesar de los acuerdos espurios, de espaldas a la experiencia de las nuevas camadas de activistas que se suman al Movimiento de Mujeres, su dinámica sigue en ascenso y se perfila imparable. El hecho de que socialmente se comience a instalar en todos lados el debate por el aborto, que cada misógino que hable no sea impune por más fama que tenga, que seamos miles las que a lo largo del país nos reunamos en asambleas para organizar nuestra agenda de lucha, habla de la gran potencia que tenemos.
Es hora de que todas nuestras fuerzas se sumen y nos planteemos seriamente la tarea de derrotar a este gobierno y a todos los sectores que no estén de nuestro lado para conquistar la definitiva emancipación de las mujeres. Es por eso que en esta perspectiva te invitamos a movilizar con Las Rojas, para que los violentos y los femicidas tengan miedo; para que podamos decidir sobre nuestro cuerpo ya mismo, sin dilaciones y tengamos el aborto legal en el hospital; para que no quede en pie ni una sola red de trata y terminemos con la explotación sexual; para poner fin a los travesticidios y conseguir trabajo genuino para todxs. Porque Las Rojas queremos ir por todo y estamos dispuestas a batallar contra todos los que se interpongan en ese camino.