Elecciones en Italia bajo el signo del descontento



Por Claudio Testa, para Socialismo o Barbarie, 07/03/2018

“Hoy las grietas [de la Unión Europea] no pasan solamente por el Canal de la Mancha. Se extienden –y se amplían– a ambos lados del Canal… En Europa, se desarrollan y entrelazan varias crisis, con consecuencias potenciales muy serias… A 60 años de la fundación de la Unión Europea, hay un continente cada vez más agrietado.” (Claudio Testa, “Bajo el signo del descontento, Europa en la centrifugadora”, Socialismo o Barbarie, 417, 16/marzo/2017)

“Italia se acostó siendo uno de los países fundadores de la Unión Europea y se levantó convertida en el único cuyos partidos antiestablishment y euroescépticos suman mayoría. Uno de cada dos italianos votó por estas opciones.” (Daniel Verdú, desde Roma, “Cuatro escenarios para desbloquear Italia”, El País, 06/marzo/2018)

“Italia ha dado un paso hacia el abismo. Y, con ella, todos los europeos. En las elecciones, tal y como se esperaba, se han cumplido las previsiones de inestabilidad y falta de mayorías para gobernar. Pero con terribles sorpresas. La «Lega» consigue su mejor resultado histórico; el centro-izquierda se descompone incrédulo frente a su descalabro y las «5 Estrellas» de Bepe Grillo brillan como nunca. El hartazgo, los emigrantes no deseados, las alabanzas al localismo salvador y despotricar irreflexivamente contra la Unión Europea han ganado las elecciones. La política de compromisos, útil, necesaria, se ha volatilizado. Italia ya no le tiene miedo al caos. Escalofriante…” (José Eguiagaray, Elecciones en Italia”, El País, 06/marzo/2018)

El domingo pasado se realizaron elecciones al parlamento italiano. En el marco del régimen parlamentario que rige la Península, estas son las elecciones políticamente más importantes. Es que ese parlamento electo será, a su vez, el encargado de constituir el nuevo gobierno de Italia.

Los aullidos por los resultados se escucharon no sólo en Italia, sino que también resonaron Europa… y mucho allá… es que los dos agrupamientos más exitosos fueron el Movimento 5 Stelle (M5S – Movimiento 5 Estrellas), fundado por el cómico Beppe Grillo, y en segundo lugar la xenófoba y racista Lega (ex Lega Nord – Liga Norte) que en estas elecciones fue parte de una coalición en la que participaron personajes tradicionales de la delincuencia política, como el ex primer ministro Silvio Berlusconi, resucitado para estos comicios…

Aclaremos que el complejo sistema electoral italiano tiene lo que podría denominarse distintos “tipos de votaciones” para estas elecciones parlamentarias:

1) El voto uninominal, donde en cada colegio electoral gana el candidato más votado. De esta forma se elige el 37% de las bancas. 2) el voto proporcional entre las coaliciones y las listas, que elige el 61% de las bancas. 3) El voto por correspondencia de italianos en el exterior, que nomina el restante 2% de las bancas.

Como está sucediendo últimamente en muchas elecciones, los pronósticos y encuestas estuvieron en mayor o menor medida alejados de las cifras finales. Se esperaba que la confrontación fundamental fuese entre la coalición de “centro-izquierda” socialdemócrata –encabezada por el ex primer ministro Mario Renzi– versus la “centro-derecha” tradicional liderada por Berlusconi…

Pero no fue así. Ni Renzi ni Berlusconi llegaron en primera fila.

Los más votados fueron los candidatos y las listas del Movimento 5 Stelle, encabezadas por Luigi Di Maio, un joven de 31 años.

La segunda en votos fue la coalición de “centro-derecha”. Pero allí también hubo una sorpresa importante. Se daba por seguro que, dentro de esa coalición de “centro-derecha”, saldría primero Berlusconi y su tradicional corriente (Forza Italia). Para sorpresa general, fue superado por un “recién llegado”, Matteo Salvini (40 años) principal dirigente de la extremista “Lega” (ex “Lega Nord”).

Sin embargo, la gran diferencia entre Berlusconi y su vencedor Matteo Salvini no es tanto la edad sino el mayor rechazo a la Unión Europea y la intolerancia racista a los inmigrantes…

Recordemos que la inicial Lega Nord apuntaba su racismo a los pueblos “inferiores” del sur de Italia (sicilianos, calabreses, napolitanos, etc.) Por eso, planteaba la partición de Italia y la formación en el norte de un nuevo Estado, la Padania. Pero últimamente, bajo la conducción de Matteo Salvini, cambió de blanco. Ahora el enemigo a combatir no son los italianos del centro y sur… que ya no serían racialmente tan inferiores… Ahora el blanco es la población inmigrante. Por ese motivo, la Lega Nord también cambió de nombre. Ya no se llama “Lega Nord”, sino simplemente “Lega”… aunque en su escudo conserva un caballero medieval que galopa, espada en mano… dispuesto a degollar a los seres inferiores que pretendan poner pie en la sacrosanta Italia.

Finalmente, la tercera fuerza electoral, la “coalición de centro izquierda”, ha sido la gran derrotada en estas elecciones. Fue encabezada por el Partito Democratico (el ex PCI, Partito Comunista Italiano), que gobierna Italia con Paolo Gentiloni de primer ministro… aunque su principal figura política sigue siendo Mario Renzi. Tanto el Partito Democrático como el resto de la llamada “centro izquierda” son incondicionalmente devotos de la Unión Europea.

Para aumentar la crisis política, ninguna de estas tres corrientes electorales –5 Stelle, el centro-derecha y el centro-izquierda– han logrado en las elecciones suficientes parlamentarios como para formar gobierno por sí mismos.

Ya los alquimistas parlamentarios –toda una especialidad de la política italiana– están tejiendo las intrigas más inconcebibles para sacar del impasse al régimen y sus partidos. Pero esto no es fácil. Para montar un gobierno con la imprescindible mayoría parlamentaria, sería necesaria alguna forma de alianza, o, como mínimo de “apoyo crítico” de alguna de las otras corrientes. Pero no parece haber suficiente terreno programático común entre esos tres polos. Y “detalles” como el notable triunfo del 5 Stelle o el paso el frente de la extremista “Lega” agravan las cosas…

Pero conviene no perderse en detalles. Lo decisivo son los nubarrones de distintas crisis que tiñen gran parte de Italia y la Unión Europea.

 

Una crisis política que hoy ayuda a los vientos de derecha…

Efectivamente, la crisis italiana no puede desvincularse de la que golpea sobre Europa, aunque con diferentes expresiones y tendencias.

No tenemos aquí espacio para una pintura completa y en profundidad del panorama europeo… y especialmente de la “Unión” Europea… Pero es evidente que ese barco está haciendo agua por muchos costados.

En primer lugar, los números fabricados en las estadísticas oficiales, tanto del Estado italiano como de la UE y demás “organismos internacionales”, pueden indicar “mejoramientos” de la economía… sobre todo en relación a los peores momentos de la crisis desatada el 2008. Eso puede ser significativo para el bolsillo de los banqueros y los sectores más privilegiados… pero las masas trabajadoras y los más pobres no se han enterado.

En verdad, Italia es uno de los países de la Unión Europea que ha caído desde lo más alto… y que menos se recupera de los daños.

Una fuente insospechable de “izquierdismo” alguno publicó meses atrás un artículo de Bloomberg (en “Economia.es”, 14/07/2017). El título lo decía todo: “El número de italianos ‘pobres’ se multiplica por tres en una década”:

“Los italianos que viven por debajo del nivel de pobreza absoluta –informa Bloomberg– casi se han triplicado en los diez últimos años. La recesión económica, el elevado desempleo y el incremento de la desigualdad en la distribución de la renta han sido la tormenta perfecta que ha provocado este incremento de la pobreza.

“Los italianos que viven en la pobreza absoluta, aquellos que no pueden comprar una cesta de productos y servicios básicos, ascendieron a 4,7 millones el año pasado, frente a casi 1,7 millones en 2006, según informó la agencia estatal de estadísticas Istat. Esta cifra representa el 8% de la población, y muchos de ellos están concentrados en las regiones del sur del país.

“Con la recesión más profunda más larga desde la Segunda Guerra Mundial (entre 2008 y 2013), más de una cuarta parte de la producción industrial de Italia se evaporó. Durante el mismo período, el desempleo aumentó, alcanzando el 13% en 2014 desde un mínimo del 5,7% en 2007. El desempleo era del 11,3% en la última revisión de mayo.

“[…] Asimismo, los individuos pobres en términos absolutos o relativos sumaban otros 8,5 millones, un 14 por ciento de la población, con una mayor incidencia entre las familias con más hijos y en los grupos por debajo de los 34 años de edad.”

Esta verdadera atrocidad, tienen repercusiones mucho más amplias sobre el conjunto de la sociedad… a excepción por supuesto de los más ricos… Es que hay una polarización. En el otro extremo, la gran burguesía italiana tiene los bolsillos más repletos que nunca.

Asimismo, la liquidación de buena parte de la industria… y la precarización del resto, tiene efectos de degradación social que afectan a sectores mucho más amplios que los más pobres.

Por supuesto, no se trata sólo de factores “económicos”. La realidad es más compleja, y lo decisivo en última instancia han sido los factores políticos. Mientras se fue produciendo esta catástrofe, los antiguos partidos, tanto de derecha como de la falsa “izquierda” socialdemócrata y ex-“comunista”–como el Partito Democratico en Italia– actuaron como instrumentos del gran capital.

Las consecuencias inmediatas de eso han sido la confusión y desmoralización de sectores obreros y populares, que en otros tiempos eran la base de masas de la socialdemocracia y los falsos partidos “comunistas”. Por eso hoy organizaciones como el Front National en Francia o la Lega en Italia pueden engordar notablemente, captando entre esos sectores.

¡El tema racista de los inmigrantes y refugiados le viene como anillo al dedo al capitalismo para hacer creer a las masas de trabajadores desempleados y/o precarizados que es culpa de ellos si no hay trabajo!!

¡En esta situación, el desarrollo de alternativas socialistas y revolucionarias será decisivo!

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