Brasil
Compartir el post "Balance del 15M: protestas contra el Mundial de Fútbol"
Por Antonio Carlos Soler, desde São Paulo para Socialismo o Barbarie
A 26 días del mundial de futbol se celebró el Día Internacional de Lucha contra la Copa del Mundo, el llamado 15M. Aunque no reunió multitudes como en junio del año pasado, no se puede decir que el 15M marcó el fin de la ola de protestas, al contrario, más bien hay elementos para afirmar que durante la Copa, las demostraciones de tenderían a fortalecerse.
En el reciente 15M hubo actos y manifestaciones en todas las regiones del país, que presentaron exigencias y demandas bastantes bastante amplias. Ellas van desde la lucha contra los gastos del Mundial hasta las exigencias de viviendas y las protestas de sectores de trabajadores en huelga.
Diversos sectores de los movimientos sociales, como los sin-techo, gremios de trabajadores, personas sin hogar, las categorías de trabajadores, maestros y profesores, comerciantes y funcionarios se movilizaron. Además se paralizó al mantenimiento del Metro y también algunas fábricas.
Por la mañana del jueves los sin-techo bloquearon las vías principales de circulación en São Paulo y realizaron el primer acto contra los gastos del Mundial frente al estadio de Itaquerão, donde celebrara el acto inaugural.
Por la tarde, una marcha de profesores en huelga contra la brutalidad del gobierno de Fenando Haddad, alcalde de São Paulo por el PT, reunió 10.000 manifestantes. La misma recorrió la Avenida “23 de Maio” hasta la sede del gobierno municipal. Al finalizar la jornada otra demostración incorporó a diversos movimientos (feministas, sin-techo, estudiantes, funcionarios públicos) que reunió más de 2.000 personas. Ésta fue brutalmente reprimida por la Policía Militar.
Es en la calle donde se hace política
El 15M, a pesar de no tener la masividad de las jornadas de junio de 2013, fue importante como primer test de las fuerzas que se enfrentarán con más intensidad durante la ocasión de la Copa del Mundo.
Lula –que podría volver a ser candidato a presidente si la intención de voto por Dilma sigue cayendo– salió a decir que las manifestaciones contra la Copa se han convertido en un instrumento para hacer campaña contra el gobierno.
Es evidente que la oposición de derecha –que tiene como eje de su política el recorte de “gastos” como el salario mínimo y los servicios públicos–, no se puede montar en un movimiento que lucha por expandir el gasto en los servicios públicos.
De hecho, lo que el gobierno y la burguesía más temen, es que la autoactividad de las masas que emergió en junio de de 2013, contagie a otros sectores de la clase trabajadora, como los obreros de la industria, que ha sufrido golpes importantes, como los despidos en el ABC.
Esta mayor independencia respecto a las burocracias ya se verifica en la juventud –que está al frente de los cortes de calles y avenidas por sus reivindicaciones y para combatir la violencia policial–, y también en las huelgas de los trabajadores precarizados, que rompen las barreras de los burócratas sindicales.
Por una jornada unificada de luchas en junio
En las semanas previas al 15M se extendió por el país un clima general de descontento. Esto se vio con claridad en la huelga de los trabajadores del transporte en Río de Janeiro y en la movilización de los ferroviarios en São Paulo. Sumado a esto, la indignación contra las condiciones de vida en los suburbios de las grandes ciudades, no cesa de expresarse con protestas en las calles.
Las manifestaciones no fueron mayores debido a que las direcciones burocráticas del movimiento sindical, popular y estudiantil trabajaron sistemáticamente para que el movimiento del 15M no se unificase.
En São Paulo, por ejemplo, la marcha masiva de los profesores no se unificó con los grupos que organizaron la jornada nacional de protesta, porque la dirección burocrática de su sindicato, el SINPEEM, no quiere enfrentarse con Dilma.
Por supuesto, no se puede predecir si las manifestaciones contra la Copa llegarán a tener nuevamente la magnitud de las de junio de 2013. Pero lo que sí podemos afirmar, es que la dinámica de las luchas abierta desde entonces no ha cesado ni va a cesar en estos días. Por el contrario, los indicadores políticos y económicos nos colocan ante la perspectiva de una mayor radicalización de la lucha política durante el próximo mes.
A la precaria situación de los servicios públicos, como la salud, la educación y el transporte, se le suma la tendencia a una alta inflación, el desempleo en la gran industria y la expectativa de que las condiciones de vida en general tienden a empeorar.
Por lo tanto, es necesario que las organizaciones como la CSP-Conlutas, que se ubican en el campo de la oposición de izquierda al gobierno, actúen con la política de unificar los procesos en curso, como las luchas salariales de los conductores y empleados públicos, de la juventud por una educación de la calidad, etc.
En la apertura de la Copa –el 12 de junio–, organicemos una gran manifestación, con miles y miles, para unificar todas las luchas.