Continúa la resistencia contra los despidos en GESTAMP
Desde el 30 de abril se está desarrollando esta heroica pelea contra viento y marea. El viento y la marea tienen nombres concretos: la patronal, el SMATA y el gobierno.
Tanto la patronales como el SMATA decidieron hacer de este un caso testigo o, mejor dicho, un caso ejemplificador, el gobierno agradecido. El mensaje es claro: al que intente luchar contra el ajuste le va pasar como a los compañeros de Gestamp: va quedar en la calle y sin indemnización, de ahí los despidos con causa. “Así que compañero, ya sabe, si lo despiden agarre la platita y váyase a su casa y no haga ruido” dicen la patronal, la burocracia y el gobierno.
¿El conflicto es económico o politico?
Las patronales están totalmente de acuerdo con las medidas económicas que lanzó el gobierno y que el ajuste lo paguen los trabajadores, así ellos recuperan competitividad. Esto está en la base del conflicto. Pero nadie puede creer que después de más de 10 años de producción récord, ventas récords y ganancias récords las patronales automotrices no puedan absorber varios meses de los salarios de todos los trabajadores. El ajuste le dio la oportunidad que necesitaba la patronal y el SMATA, de “limpiar la planta de zurdos”. Esa decisión de “limpiar” de activistas la planta es una decisión política, no económica, si bien va a tener efectos económicos, porque los despedidos son los que habían conseguido categorías, bajar los ritmos de producción y otras conquista.
También el SMATA había decidido políticamente “limpiar de zurdos” Gestamp. No pueden permitirse perder otra autopartista importante de la zona. Lear y Gestamp independientes del dominio de la Verde serían un polo alternativo demasiado grande, y empezaría a romperse el monopolio de la burocracia en la zona. Además, serían un ejemplo que puede cundir con facilidad en las grandes terminales, en primer lugar en Volkswagen, con una plan de 700 a 1000 despidos encubiertos.
Esta decisión política previa es lo que explica la actitud provocadora de la empresa y el SMATA, que llevó el conflicto a velocidad de la luz. El 5 de mayo dejan entrar a todos los suspendidos primero, luego a querer sacarlos con la seguridad, una hora después a vaciar la planta, en el mismo momento a llamar a los trabajadores del turno tarde para que no concurran en su horario habitual, decretando un paro patronal, y esa misma tarde mandan los telegramas de despidos con causa a 67 trabajadores, todo en menos de 12 hs.
Mas aun: según el SMATA, en Gestamp “no hay conflicto”, así figura en el acta del 14/05 del ministerio de la Provincia de Buenos Aires. Despidos masivos, decenas de trabajadores acampando en la puerta de la empresa, decenas de acciones, cortes de la Panamericana, en Callao y Corrientes, actos y un largo etc. no constituyen ningún tipo de conflicto para el SMATA, porque en definitiva los despedidos de Gestamp no son trabajadores, son “zurdos”.
La campaña contra los zurdos
La campaña contra los “zurdos” que lleva a cabo el SMATA hace recordar a los peores tiempos de la dictadura y se basa en el miedo y en atraso de los trabajadores y es el grito de guerra del control burocrático sobre el movimiento obrero. “Zurdo” según la acepción del SMATA no es un trabajador con ideas políticas de izquierda: es un loquito que le gusta pelear por pelear y que quiere romper la organización gremial. El 14/05 en el diario Popular salió una solicitada del SAMTA donde dice textual: “Pero hoy, esta esperanza se ve amenazada por sectores que atentan contra los intereses de los trabajadores mecánicos, a partir de políticas que potencian el accionar de grupos o partidos políticos que intentan anarquizar la unidad de nuestra organización sindical y pretenden confundir a nuestros afiliados llevándolos a la lucha por la lucha misma. Que quede muy en claro, el SMATA no tolerará esta situación, por lo que orgánicamente llevará las acciones que correspondan.”
Más claro que el agua: en el SMATA la más leve disidencia te expulsan del gremio. Pero no solo eso, lo más grave es que en el SMATA está prohibida la democracia sindical. A 30 años de democracia de ricos en el país, en el SMATA siguen los herederos del cómplice de la dictadura José Rodríguez con sus mismos métodos.
Traición y tradición obrera
En los últimos días los trabajadores de Gestamp, y sobre todo los despedidos, han recibido una puñalada por la espalda. Dos de los tres delegados independientes arreglaron con la empresa su desvinculación a cambio de plata y se fueron. Se vendieron, vendieron el cargo y el lugar en que los pusieron los compañeros para defenderlos por plata. Se vendieron a la patronal y a la Verde. No hay excusa posible; no importan las necesidades personales o las penurias económicas: son una excusa para justificar lo injustificable: se vendieron al enemigo: al que echó a sus compañeros, al que los persiguieron a ellos, al que jugó con el hambre de su familia.
Pero, peor aun: no solo los dejaron en banda los trabajadores, sino que le dieron un argumento y una gran alegría a la burocracia y a la patronal que se la pasan por los pasillos de las fabrica diciendo “vieron esos sí que las hicieron bien, se cotizaron bien y dejaron a todos en banda… ahí están los zurditos” y eso tiene un efecto desmoralizador terrible para los de adentro y para los de afuera.
La costumbre de que todo se vende y se compra con plata es la “tradición” de los patrones, los burócratas y los traidores. La tradición de la clase obrera, la que tiene conciencia de clase, es otra, es la tradición de que no todo se compra y se vende por plata. Es la tradición que dice que hay principios sobre la plata y el bienestar individual. Y un principio elemental es no venderse al enemigo de clase.
Los compañeros saben intuitivamente que los patrones y los burócratas son nuestros enemigos porque “nos cagan”, “nos entregan”. Pero es más profundo que eso. La sociedad esta divida en clases y en clases irreconciliables. Vivimos en una sociedad donde una clase vive del trabajo de la otra, donde unos son explotadores y otros explotados, son clases enemigas, clases antagónicas. La aparente tranquilidad cotidiana encubre una guerra. Los patrones viven su vida de reyes sobre el sudor del trabajo no pagado y robado al obrero. Para mantener su vida, su mundo y mantener a sus empleados, por ejemplo, a la Verde, están dispuestos a todo cuando las circunstancias lo exigen pasan de la guerra encubierta a la guerra abierta como hicieron en la década del 70 con la Triple AAA y luego con la dictadura. Organización paramilitar y, luego, gobierno militar directo que perpetraron un terrible genocidio donde los principales blancos fueron las comisiones internas, los delegados combativos y las coordinadoras obreras, para imponer una brutal explotación obrera. Por eso el activismo de Gestamp tiene que grabarse a fuego los nombres de los que se venden al enemigo de clase: Sergio Albornoz y Rafa Pedrozo, traidores.
Afuera y adentro
Hoy los compañeros están afuera de la fábrica, y las condiciones de la pelea son más difíciles que cuando estaban adentro y tenían la posibilidad de parar la producción. Ahí es donde realmente les duele a las patronales y donde se le cuestiona el poder. Por eso, y se lo dijimos en el momento, fue un error salir el día 5 a la noche cuando estaban adentro. Obvio que la presión legalista, a la cual ayudan algunas corrientes de izquierda, volcó la balanza para salir. Ahora muchos activistas se dan cuenta del error de esa noche.
Hay que combinar el trabajo con los compañeros de adentro y el trabajo afuera de difusión y una gran campaña política nacional de solidaridad con su lucha y contra la militarización y la patota. La simpatía está del lado de los obreros: todos saben que hay despidos y que el gobierno intenta taparlos.
Tanto la patronal, como el gobierno y la burocracia quieren mantener oculto que la planta está militarizada. Hay que mostrar que el gobierno de los “derechos humanos” convirtió a la fábrica en campo de concentración; que los policías andan entre las líneas. Pero lo central para ganar es trabajar pacientemente para recrear las condiciones para que los compañeros de adentro puedan volver a parar la producción. Sabemos que hoy esas condiciones están complejas, que la situación adentro está difícil. Pero mantener el vínculo, no entrar en divisiones como que los de afuera son zurdos y los de adentro todos carneros es muy importante; lo mismo que ir a visitar a los compañeros a sus casas, organizar asados y futbol, son todas tareas para mantener vivo el vinculo y la posibilidad de recomponerse.
Rodear el acampe de solidaridad.
Hoy la tarea más importante es rodear el acampe de los compañeros y hacerles llegar la solidaridad con el fondo de huelga. Decimos rodear el acampe porque no esta descartado que en algún momento, y con el correr de los días, tanto la patronal mediante la policía o la patota de la verde intente desalojarlos.
Desde el nuevo MAS estamos incondicionalmente con los compañeros desde el primer minuto, estuvimos en los dos cortes de la pana, en los dos cortes de Callao, mantenemos una guardia permanente de compañeros en el acampe, sacamos 40.000 afiches difundiendo su lucha, acabamos de filmar un spot con Osvaldo Bayer denunciando la militarización de la planta y llamando a todas las personalidades de derechos humanos al acto que están convocado en la puerta de la planta.
Rodolfo Torres