Argentina: 2 países

País 1: “’El año pasado la pobreza descendió casi 4 puntos y, hace unos días, el INDEC dio a conocer nuevos datos. La pobreza bajó de 28,6% a 25,7%, y también la indigencia se redujo de manera significativa: pasó de 6,2% a 4,8%. Es un avance muy importante, pero sabemos que falta’, escribió el primer mandatario” (La Nación, 2 de abril de 2018, citando un artículo publicado en el diario tucumano La Gaceta).

Este país es el que habitan unos señores de cara conocida (algunos), pero que no se los ve en la calle, ni tomando el cole, ni marcando tarjeta en el laburo, ni entrando a un hospital público, ni en una clínica de alguna obra social por sala de guardia después de horas de espera. Este es el país de los que cocinaron a fuego lento nuestras pautas salariales 2018. Con alguna modificación a nuestro favor (o en contra) en contados casos: 15% en dos cuotas sin cláusula gatillo en el conjunto de los gremios que han firmado hasta ahora. Esta semana se sumó el acuerdo con la UOCRA, que abarca a 450.000 trabajadores, de 10% en abril y 5% en agosto con revisión del acuerdo en diciembre. También lo hizo el gremio de Petroleros, puntal su secretario general, Guillermo Pereyra, en la entregada total del convenio de trabajo en la explotación de Vaca Muerta. Para no dejar ningún atisbo de dudas de su ubicación, declaró su amor incondicional por los empresarios: “‘Llevamos muchísimos años negociando y las cámaras han tenido conducta, han cumplido’, aseguró” (La Nación, 29/3/18). Seguro que los elogios son mutuos.

Faltan algunos gremios, como el de Camioneros que, por boca de su secretario general, Facundo Moyano, amenazó con no sumarse al club de los obsecuentes: “…vamos a pelear por el 23%”, expresó. Su gremio discute paritarias entre mayo y junio. Sigamos la pista a ver hasta dónde llega.

País 2: Aumentos en los pasajes del transporte público, tarifazos en gas, agua, deterioro en la atención de la salud y en la educación, disminuyendo puestos de trabajo y empeorando condiciones del mismo para sus trabajadores.

Las paritarias firmadas hasta el momento son una burla total. Para los trabajadores, no hay cláusulas de privilegio, ni inversiones que nos “salven”. Las únicas cláusulas son para aumentar la productividad, los ritmos infernales, el empleo precario. Cero posibilidades para incorporar a la juventud a la perspectiva de un trabajo estable. Menos posibilidades aún si sos mujer.

Sí hay despidos masivos en áreas del Estado, de la salud, de gremios como la UOM, entre otros.

Ese es nuestro país, al que nos enfrentamos todos los días.

“Que la tortilla se vuelva…” ¿Será así? Seguro, pero para lograrlo hay que cocinarla a fuego lento, como ellos nos cocinan a nosotros. Con la paciencia y la determinación de todo trabajador que conoce el oficio y quiere seguir aprendiendo de quienes lo acompañan y lo apoyan. Así como aprendemos en los momentos de lucha, también lo hacemos en momentos más difíciles, de luchas aisladas, pero siempre con la cabeza abierta para seguir avanzando y, sobre todo, no confiando ni un ápice en nuestros enemigos, declarados o encubiertos.

A la tregua bochornosa de las direcciones sindicales, apostamos a la lucha y la organización de los trabajadores, las mujeres y la juventud para transformar nuestro país a favor de nuestros intereses y necesidades.

 

Ana Vázquez

 

 

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