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Por Johan Madriz, NPS Costa Rica, 19/4/18
Reforma al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS)
Por Johan Madriz
Desde el miércoles se han presentado una serie de manifestaciones y bloqueos en diversas partes del país en contra de una reforma al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) que golpea directamente el bolsillo de las y los trabajadores.
Estas medidas se toman en medio de una crisis del sistema previsional producto del mal manejo de los recursos que son utilizados en negociazos de la burguesía sandinista y por la privatización parcial del sistema.
Los ajustes sobre las jubilaciones vienen de tiempo atrás. En 2013 se dio un movimiento llamado #OcupaINSS en solidaridad con la exigencia de miles de adultos mayores por una ley para acceder a una pensión reducida ante la dificultad de cumplir con las 750 cotizaciones. Debido a la presión la demanda fue parcialmente concedida. Acto seguido, Ortega emitió un decreto reduciendo la base de cálculo de las pensiones de 40% a 37% y aumentando la cotización obrera al 4%. Esto ante la ‘recomendación’ del FMI.
Este ajuste le dio oxígeno al INSS pero no fue suficiente. Así, esta semana se dio a conocer un nuevo ataque que reduce aún más la base de cálculo al bajarla al 30% y aumentando la cotización obrera hasta el 4.75%. Además, el seguro facultativo aumentaría hasta el 22,25% para el régimen integral, y 14% para el régimen facultativo de invalidez, vejez y muerte (no incluye atención médica), e introduce una deducción del 5% del monto de las pensiones para la atención médica de los jubilados.
El gobierno de Ortega, como parte de un fenómeno regional, le quiere hacer pagar la crisis y los desmadres de los empresarios a los trabajadores. Luego de conocerse este nuevo atraco se han convocado medidas de protesta en diferentes partes del país, siendo las principales en Managua, León y Matagalpa. Los jubilados están llamando a manifestarse y los jóvenes han respondido tomándose las calles.
Al grito de ‘Daniel, dictador, Sandino se avergüenza’, miles de personas, principalmente jóvenes se han concentrado a las afueras de la Universidad Centroamericana (UCA). Este lugar la semana anterior también fue el punto de salida de las manifestaciones que le exigían explicaciones al gobierno por el desastre en la gestión del incendio en la Reserva Indio Maíz. Un importante contingente de manifestantes se trasladó sobre la carretera a Masaya e intermitentemente ha bloqueado esta importante vía.
Ante esto, el gobierno de Ortega ha respondido como siempre lo hace: con represión. La vicepresidenta Rosario Murillo ha ordenado a sus adeptos a repeler las manifestaciones. La Juventud Sandinista, que cuenta con todo el apoyo logístico del gobierno, ha fungido como una fuerza de choque al realizar contramarchas y hacer de patota y cuentan con la asistencia y protección de las fuerzas policiales. Los antimotines planchan las calles con sus escudos y utilizan bombas lacrimógenas para dispersar a los manifestantes.
Este proceso tiene como su protagonista a una nueva generación de jóvenes que no ven por ningún lado las supuestas bondades del gobierno ‘revolucionario’. Es una camada que no está encuadrada en el añejo sandinismo y esto es un punto de cambio con respecto al ambiente reinante desde los setentas y particularmente tras la conversión del FSLN en partido burgués y en gobierno luego de los noventa.
Esta generación está tomando en sus manos la batuta, haciendo sus primeras experiencias, en un proceso muy progresivo. La clave es que a la vez que luchan contra Ortega, se mantengan independientes del resto de partidos burgueses de oposición que son agentes del imperialismo yanqui.