por Marian Busch

El barco pesquero Rigel zarpó el martes 5 de febrero del puerto de Mar del Plata rumbo al sur argentino para participar en la zafra del langostino, pesca de temporada que representa una ganancia millonaria para las patronales marítimas. Luego de atravesar una fuerte tormenta en alta mar y enviar una señal de emergencia el viernes a las 23, el buque desapareció con los nueve trabajadores que llevaba a bordo. Desde entonces en las tareas de búsqueda se encontró al cadáver del capitán del barco y varios elementos de seguridad flotando en el mar.

Este caso recuerda macabramente al hundimiento del Repunte, buque marplatense propiedad del empresario macrista Luis Caputo que también en la zafra de langostino se hundió en los mares patagónicos a principios de 2017 con el saldo de tres trabajadores muertos y 7 desaparecidos. Antes de que el Repunte abandonara el puerto marplatense, los obreros astilleros ya habían declarado que ese barco, que había estado más de 4 años frenado por su mal estado, no podía repararse por el mal estado estructural de su chapa. Pese a eso la patronal, decidida a no perder ni un solo centavo de la temporada de pesca, envió a los trabajadores del barco a una tragedia anunciada. Para los empresarios portuarios, la sangre de obrero cotiza en dólares.

El Rigel es un barco que tenía más de 50 años en actividad, cuando todos los obreros astilleros aseguran que 30 años es el tiempo máximo de vida útil que puede tener un buque de estas características. Trabajadores del puerto denuncian que la habilitación de barcos de tanta antigüedad y en terrible estado de deterioro se da solo gracias a las ricas coimas que la prefectura y el Consejo Federal Pesquero obtienen de las patronales. Muchos de los barcos que salen a la pesca del langostino fueron modificados para tal fin sin tener las aptitudes debido a la increíble ganancia que esta actividad deja a los capitalistas: El precio de la tonelada de langostino quintuplica al de la merluza. De ahí que cada año más de 200 barcos parten con permisos truchos y alto riesgo de hundimiento a pescar en los mares del sur generando una verdadera millonada de dólares, de las cuales pocos ven los trabajadores que exponen su vida. La partida del Rigel con ráfagas de intensidad (una locura e irresponsabilidad absoluta) es clara muestra de la falta de límites de la codicia empresarial que no acepta perder ni un solo día de pesca, pero no es un caso aislado: En los últimos años se registraron en nuestro país 42 hundimientos, con más de 86 víctimas fatales.

Este lunes 11 comienza con paro total de actividades portuarias en protesta por estas terribles condiciones laborales. Se exige revisión y actualización de toda la flota pesquera, esclarecimiento del hundimiento del Repunte y castigo a todos los responsables, retención y control a pesca de langostino y ordenanza de emergencia en seguridad para los trabajadores de la pesca.

 

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