por Federico Dertaube

Mientras el macrismo avanzaba a zancadas hacia los brazos del FMI, la CGT rumiaba y murmuraba, insinuaba su oposición sin hacer absolutamente nada. Mientras el gobierno de los empresarios hacía, entregando el futuro de millones, los burócratas que supuestamente representan a los trabajadores hacían como si se opusieran, como si fueran a convocar a un paro, como si estuvieran indignados, como si fueran dirigentes sindicales. Pero la realidad es más fuerte que cualquier aparato burocrático, incluso que el de la CGT.

Con una situación que se pone al rojo vivo después de los anuncios del acuerdo con el FMI, de que se haga público que están por hipotecar el futuro de varias generaciones, con un movimiento de mujeres que copa la escena mientras las más poderosas organizaciones miran expectantes, al trío dirigente de la central sindical no le quedó otra alternativa que ponerle fecha a un paro general.

Desde la semana pasada se sabe que la CGT “exigiría” cinco puntos al gobierno para “no convocar al paro”. 1- Prohibir los despidos por 6 meses, 2- Reapertura de paritarias y elevar el piso de las que están en curso, 3- No pago de ganancias del aguinaldo de julio, 4- Devolución de dinero a las obras sociales administradas por los sindicatos, 5- Ninguna modificación en la Ley de Contrato de Trabajo. Incluso sabiendo que el macrismo no estaba dispuesto a darles nada sin ser obligado – aunque estos burócratas podridos se encargaron de depositar expectativas en que sí podía suceder- estos puntos no significan casi nada en relación a los alcances del acuerdo con el FMI. Éste implica despidos para los próximos 4 años como mínimo (sin mencionar los miles que ya hay), brutal ajuste sobre los salarios vía inflación y suba del dólar, el empeoramiento generalizado de las condiciones de vida y de trabajo. Respecto a la ley laboral en cuestión, la misma CGT se está encargando de pasarla por arriba con los acuerdos flexibilizadores por gremio, como en petroleros. Los “cinco puntos” eran cinco empanadas para 15 millones de personas.

El trío cegetista convoca a paro para dentro de dos semanas y sin movilización. Aun convocando a medida de fuerza, no pueden ocultar su descarada traición. Con esa misma modalidad, Camioneros había convocado un paro por paritarias este jueves. De esta forma, le quieren robar su lucha a los trabajadores, mantener el control y, en última instancia, volver a transar con Macri. Si la clase trabajadora se queda en su casa, no puede decidir y todo queda en manos de los Moyano, los Daer, los Acuña, los traidores.

El paro activo permite a los trabajadores verse cara a cara con sus compañeros, tomar conciencia de su propia fuerza, organizarla, pensar por su cuenta cómo seguirla, ganar en organización en cada lugar de trabajo. Reuniones entre dirigentes en las que el activismo no tiene voz ni voto, en las que se lo invita a escuchar un discurso ritual sin decidir nada, son algo inútil, conservador. La clave es abrir el debate a la mayor cantidad de trabajadores posible para hacer del activismo el protagonista de esta pelea. Esta es la única forma de superar el conservadurismo de las direcciones sindicales para imponer en la agenda la derrota del plan macrista, del acuerdo con el FMI, del ajuste como tal.

Los trabajadores mueven el país, la producción, el transporte, los servicios. Son una fuerza social capaz de cuestionar el pacto de gobernabilidad de todas las fuerzas políticas empresariales. Hay que hacer protagonistas a los sectores que están en lucha. La clave está en hacer activo el paro del 25, la izquierda tiene la responsabilidad de agrupar democráticamente al activismo y las bases de los gremios y organizaciones recuperadas en una gran jornada de lucha que desborde a los traidores de la CGT y las CTA’s.

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