Compartir el post "El FMI y sus andanzas en Grecia – Recuerdos del pasado futuro"
por Martín Anarresti
Leer sobre la crisis griega le provoca a cualquier argentino una extraña sensación de loop temporal muy difícil de describir. Después del estallido de la crisis de la deuda griega en 2010, los testimonios de los trabajadores y la gente en general que llegaban por la televisión desde ese país, hablaban de situaciones alarmantes en una serie de terrenos conocidos por todos nosotros: desocupación de masas, crisis en salud y educación, y, más adelante, corralito, privatizaciones, aumento de la edad jubilatoria etc. Los griegos mismos se sentían reflejados en las imágenes del Argentinazo que supieron recorrer el mundo, como respuesta popular a la crisis brutal, crisis en la cual el seguimiento de las políticas del FMI había tenido tanto que ver. En este articulo, nos proponemos actualizar parcialmente la situación en Grecia para que el lector desprevenido y no tanto, esté actualizado sobre lo que el acuerdo del gobierno de Macri con el FMI, puede significar en terrenos como la salud, el empleo y la educación, observándonos nuevamente en el espejo griego.
Un breve racconto
No vamos a desarrollar aquí las determinaciones que generaron lo que se llamo “crisis de la deuda griega”, ligada al contexto de la crisis recesiva que comienza en 2008 con la crisis de las subprime en USA[1]. Vamos a ver las medidas que tomó el gobierno, y sus consecuencias.
El FMI llevó a cabo tres “rescates” de la economía griega en acuerdo con sucesivos gobiernos. Fueron en 2010, 2012 y 2015. Generaron 260 mil millones de euros de deuda externa. Desde entonces sufren ocho años de recesión y una caída del PBI del 30%. Es el único país de la historia del capitalismo que sufrió semejante destrucción sin entrar a una guerra[2]. Los tres paquetes de «rescate» desde el 2010 a la fecha, se fueron liberando a medida que se iban aprobando las revisiones que chequeaban el cumplimiento de las medidas acordadas. Estas normativas consistían en los clásicos programas de ajuste que nuestro país supo aplicar a instancias de la misma entidad. Entre ellas, se destacaron trece recortes de jubilaciones durante estos 8 años, una baja nominal del salario mínimo del 20% (que en términos reales sería mayor por el efecto de la inflación, se calcula en 30% final) y la reducción de un tercio del gasto per cápita en salud, de acuerdo con datos de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos).
Para finales de junio de 2015, cinco años después del «primer rescate» y tres años después del «segundo rescate» el entonces primer ministro griego Alexis Tsipras anunció la aplicación de un corralito bancario para evitar la corrida cambiaria, y propuso un referéndum. La consulta se realizó el 5 de julio de 2015, dando como resultado un rotundo rechazo popular a las condiciones del rescate propuesto por la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo.
Sin embargo, luego del referéndum, el Gobierno griego ignoró ese resultado y solicitó un tercer rescate al Mecanismo Europeo de Estabilidad, junto una propuesta de reformas tributarias y ajustes al gasto gubernamental. El 13 de julio, los jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro acordaron la puesta en marcha de la negociación del tercer rescate, recurriendo a la amenaza de una salida de Grecia del euro, e imponiendo condiciones de recortes y reformas mucho más exigentes que las rechazadas en la consulta del 5 de julio. El primer paquete de reformas fue aprobado el 15 de julio en el parlamento griego, con el respaldo de la oposición y el voto en contra de varios diputados disidentes de Syriza, en medio de protestas en Atenas convocadas por los sindicatos.
Está comprobado que los fondos de los “rescates” no fueron destinados a realizar políticas públicas, sino que tenían expresa prioridad para el pago a los acreedores. En un trabajo del economista y analista del Banco Central Pablo Bortz, «The Greek Rescue: Where Did the Money Go?», se detalla que el 54% de la asistencia financiera fue usada para el pago de deuda externa y un 21% se dirigió a la recapitalización de los bancos, principalmente franceses y alemanes[3].
La situación en Grecia hoy
Según datos de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), el desempleo pasó del 7,5% previo a la crisis del 2008 al 25% en 2014 (hoy se encuentra en el 20,6%), el riesgo de pobreza alcanza hoy al 35,7% de la población y el nivel de deuda externa representa el 178% del PBI. A su vez, más de 400.000 griegos abandonaron el país, lo que significa el 4% del total de la población[4].
Entre 2008 y 2015 cerraron más de 244.000 negocios en Grecia. A los maestros los echan cuando terminan las clases y los reincorporan tras las vacaciones. Una maestra jardinera gana 400 euros, y cuando terminan las clases los despiden para no pagarles vacaciones. En septiembre, cuando se reinicia el ciclo lectivo, vuelven a trabajar por esa magra suma de dinero. En algunas zonas de Grecia ya no tienen ambulancias o están en tan mal estado que no son operativas. Los múltiples agujeros en el sistema sanitario y educativo, cubiertos por médicos y maestros interinos que cobran el salario mínimo. Años de crisis y de ajuste presupuestario han ido asfixiando cada vez más la sanidad pública griega.
Una de las primeras acciones emprendidas por el primer ministro griego, Alexis Tsipras, fue abrir la sanidad pública a los 2,5 millones de personas que habían perdido el derecho a protección social al estar en desocupación crónica. «La entrada de dos millones y medio de personas en el sistema social, aunque necesaria, se produjo sin que hubiera un incremento del presupuesto sanitario o de la plantilla en los hospitales. Hemos escuchado un montón de veces que va a haber contrataciones, pero hasta ahora no hemos visto nada», se lamenta Katerina Papaguika, médica voluntaria en la clínica social de Ellinikó, en la periferia de Atenas.
El corsé de los memorandos de rescate obligó a Grecia a reducir drásticamente el gasto en Sanidad en los últimos siete años: de casi un 10 % del PBI en los períodos previos a la crisis, bajó a menos del 5%.
También el recorte del derecho a huelga figura entre las demandas que el gobierno de Tsipras está dispuesto a complacer. Desde el comienzo de la crisis económica en 2009 hubo más de cincuenta paros generales y es rara la semana en la que algún servicio público o privado no pare para reclamar mejoras en las condiciones laborales.
El 14 de enero los diputados de Syriza aprobaron una nueva legislación que endurece las posibilidades de convocatoria de huelga, ya que las asambleas de las delegaciones sindicales locales deben contar ahora con una participación mínima del cincuenta por ciento de los afiliados -aquellos que tengan su cuota al día únicamente- mientras que antes bastaba con el veinte por ciento[5].
Argentina 2018 no es Grecia 2008
Mas allá de que los niveles de deuda y déficit fiscal y comercial de Grecia en 2008, eran mas altos que los actuales en Argentina, amén de otra serie de diferencias estructurales, hay toda otra serie de diferencias políticas entre ambos países y contextos. Sin embargo, el panorama sirve para entender el plan enemigo. Por si a alguien le quedan dudas de que eso es lo que son, todos los números y testimonios son elocuentes. La campaña de que “no queda otra” y de que en realidad “todos nos vamos a beneficiar a largo plazo porque hace a la recuperación económica del país para impulsar un nuevo ciclo de crecimiento”, constituye el chamuyo clásico y repetido de la burguesía y sus chirolitas a sueldo. Apostamos desde estas líneas a poder frenarlos, sobre la base de la tradición política de los trabajadores argentinos, a su combatividad, y también de manera central a sus aliados naturales, el movimiento de mujeres, los estudiantes, la juventud, en un contexto político no libre de dificultades, pero muy dinámico.
[1] Ver artículos de la SoB sobre Grecia y sobre la crisis económica
[2] minutouno
[3] La política online https://www.ineteconomics.org/uploads/papers/WP29-Bortz.pdf
[4] La política online
[5] https://www.pagina12.com.ar/112575-grecia-sin-derecho-a-huelga-ajustada-acosada