Compartir el post "Históricas elecciones presidenciales en México – Un giro electoral hacia la izquierda "
Karina González, México DF, 18 hs., lunes 2 de julio
Desde los resultados del primer PREP los aspirantes a la presidencia del PRI y PAN reconocieron a López Obrador como el nuevo Presidente de la República.
1ª de julio a las 20:00 hora en la Ciudad de México, los primero resultados del PREP emitidos por el Instituto Nacional Electoral (INE), apuntaban a qué Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien era el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, se había impuesto en la elección.
Su coalición, formada por los partidos Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Encuentro Social (PES) y del Trabajo (PT), se colocaba con alta ventaja -53.3% de porcentaje final-, sobre el segundo aspirante de la contienda electoral, Ricardo Anaya, quien representaba a la coalición Por México al Frente que formaban los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC), que se quedó a menos de la mitad de AMLO, con el 22.5% de porcentaje final.
El primero en reconocer el triunfo de AMLO fue José Antonio Meade, quien fue el candidato de la coalición Todos por México, formada por los partidos de derecha Revolucionario Institucional (PRI), Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (Panal), quien con un discurso breve aceptó que este año el pueblo mexicano había elegido a un candidato distinto y que felicitaba a López Obrador por su logro.
Estas elecciones en México fueron históricas en muchos sentidos. El primero porque se eligió a un Presidente de México que terminó en cierto modo con el régimen del PRIAN, que viene gobernando a los mexicanos desde hace más de un siglo.
Además a nivel nacional se eligieron ocho gobernadores, 1 jefe de gobierno, 500 diputados federales, 128 senadores, 1,596 alcaldes en 24 estados, 16 alcaldías en la Ciudad de México, 160 concejales en CDMX, 24 juntas municipales en Campeche y 972 diputados locales en 27 entidades. Fue la elección más grande de la historia del país.
Segundo, los partidos de derecha aceptaron su derrota desde el primer PREP, dando como ganadora a la ‘izquierda’. El hecho que no haya habido lugar para el fraude (como siempre ha sido en la historia mexicana contemporánea), configura por sí mismo un dato de suma importancia.
Tercero, es la primera vez que un partido ‘de izquierda’ gana la Presidencia de México, dándole así un golpe brutal al sistema de gobierno establecido.
La fiesta en el zócalo por el triunfo de AMLO fue la más masiva en décadas de elección popular.
AMLO 12 años buscando la presidencia
La jornada electoral 2018, estuvo siempre en la mira y la vigilancia de casillas para evitar que el fraude volviera a llegar como pasó en el 2006, cuando AMLO contendió por la presidencia por primera vez, después de hacer un papel destacado como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, teniendo a Felipe Calderón como rival más fuerte, y que era arropado por el (PAN), que tenía ya 6 años gobernando y había quitado al PRI de la silla en el 2000 con Vicente Fox.
La gente esperaba un cambio que ni con Fox ni Calderón llegó. Más que una política de bienestar social y económico para los mexicanos, se volvió la continuación de las políticas conservadoras del PRI, de ahí que se empezó a decir que nos gobernaba el PRIAN.
AMLO en el 2006 fue en cierto modo la “vanguardia” del país: era el “candidato del pueblo” para lograr un cambio en la crisis política y económica que se vivía en México (un cambio que no llegó en ese momento, en pleno apogeo de las rebeliones populares latinoamericanas y el ascenso de los gobiernos capitalistas progresistas).
En los resultados del PREP del 2006 se veía a AMLO ganando por un mínimo ante Calderón. Los resultados de las elecciones generales mexicanas de ese 2 de julio, fueron –como mínimo- controvertidas. Según el Instituto Federal Electoral (IFE, ahora llamado INE), el conteo rápido determinó que la diferencia era demasiado pareja como para dar a conocer los resultados la misma noche de la elección. Cuando el recuento oficial fue completado, Felipe Calderón había ganado por una diferencia de 243 934 votos (0,62%), sobre AMLO.
Andrés Manuel López Obrador de inmediato impugnó los resultados y provocó masivas marchas, protestas y tomó por meses el Zócalo de la Ciudad de México, en donde miles de familias vivían esperando que el IFE les diera respuesta y se contará voto por voto, cada una de las casillas del país.
AMLO presentó algunas pruebas ante los medios de comunicación de supuestas irregularidades, como actas de casillas con cientos de votos a favor del PAN que superaban incluso el número de electores en el padrón nominal registrado (es decir, que presentaban una gran cantidad de votos de más).
El 9 de agosto, mientras que las protestas continuaban, un recuento parcial se llevó a cabo por los oficiales electorales después de que fue ordenado por el Tribunal Federal Electoral (TEPJF, organismo conocido por las siglas de su predecesor, TRIFE). El tribunal ordenó el recuento de las mesas en las que habían sido denunciadas irregularidades, que fueron alrededor de nueve por ciento del total.
El 5 de septiembre el tribunal declaró que Felipe Calderón reunió todos los requisitos constitucionales para ser elegido, y fue declarado presidente electo.
Felipe Calderón llevó a México a la crisis de inseguridad más grande del país con más de 50 mil desaparecidos y muertos, por la lucha entre del gobierno y el narco, dejando a los mexicanos muertos y desaparecidos como “daños colaterales” de la situación.
2012 el PRI recupera México
Tras el gran fraude que hizo el PAN para continuar en la silla presidencial, 6 años después llegaba amenazante a tomar de nuevo el poder el PRI, está vez utilizaba un personaje físicamente agradable y que parecía ser muy simpático con la ciudadanía.
El joven Enrique Peña Nieto (EPN), había sido elegido por los dinosaurios del PRI para lograr recuperar los Pinos.
EPN era el gobernador del Estado de México y era el que más publicidad televisiva utilizaba durante su mandato. Todo el país se «enteraba» que EPN estaba “haciendo grandes cambios como gobernador”.
Televisa, el gran monopolio de medios de comunicación en México, había pactado desde el 2006 comenzar una campaña de posicionamiento de imagen para con EPN; la meta era que todo México supiera que Peña Nieto era la mejor opción para votar en 2012.
EPN fue usado comercialmente por Televisa, al grado de casarse con una de las actrices de su televisora que era la más reconocida y amada por el pueblo mexicano en ese momento. El objetivo era que la gente se viera reflejado en el matrimonio de Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera (conocida como la Gaviota por su papel que representaba en la televisora), y así ganarse la confianza para que cuando llegará como candidato al 2012, este ganara sin ningún problema. La meta se logró.
Para el 2012, AMLO ya no era la vanguardia que 6 años atrás representaba. El tratamiento mercadológico y la manipulación de EPN a través de los spot de Televisa, sus reportajes sobre el «gran trabajo» del “gobernador del Estado de México”, llegaron a construir el cuento de hadas que los mexicanos votaron en ese momento: un matrimonio de telenovela, un presidente guapo y “carismático” que parecía dar una imagen vendible de México a otros países.
AMLO fue muy poco táctico en esas elecciones; ya nadie lo veía como “salvador” después del fraude del 2006 y de su inconsecuente lucha para reclamar su presidencia (una pelea sin una dirección clara).
#YoSoy132, la primera lucha para tumbar al PRI
A pesar de saber que AMLO no era la fuerza política que México necesitaba en el 2012, los jóvenes mexicanos no querían volver a caer en las garras del yugo opresor del PRI.
Meses antes de las elecciones surgió un movimiento estudiantil que la finalidad era evitar a toda costa que Enrique Peña Nieto llegara al poder. Este movimiento surgió a través de redes sociales y se autodenominó #YoSoy132.
El #YoSoy132 es el antecesor, el golpe más duro antes de Ayotzinapa para derrotar al PRI.
Lanzado por un video grabado por estudiantes de la Universidad Iberoamericana de México, que realizaron una protesta en la visita de EPN a la Ibero, fueron tachados de “acarreados” y enviados de AMLO para desacreditar a EPN.
Los jóvenes respondieron con credencial en mano, filmaron y cargaron a redes un video de varios minutos en donde cada uno desmentía que fueran acarreados. Afirmaban que eran estudiantes en contra de EPN por su sangriento desempeño como gobernador al ser el autor intelectual de la masacre de Atenco, donde indígenas fueron asesinados, mujeres violadas por su lucha por un espacio de tierra, en el que las autoridades querían construir un nuevo aeropuerto.
El vocero de EPN dijo en redes que “131 acarreados” habían sido enviados a alterar el orden público porque querían dañar la imagen del futuro presidente de México. Los jóvenes respondieron que no habían sido solo 131, sino decenas más, que además estudiaban en la Ibero y que no querían un genocida como presidente.
El movimiento fue adoptado por más estudiantes en todo el país, siendo uno de los más fuertes en décadas, así estudiantes y docentes eran los principales oponentes al régimen priísita.
#YoSoy132 enseñó cómo vigilar las casillas para evitar el fraude, le mostró a los adultos que los jóvenes no estaban dispuesto a regresar 60 años en la historia y atacó directamente a Televisa por su manipulación de la información.
#YoSoy132 hizo su militancia en el metro, las plazas públicas, universidades, las calles con folletos que te enseñaban cómo debes ser observador de casilla y con la historia verdadera de EPN.
AMLO apoyó la movilización estudiantil pero jamás se involucró políticamente, “respetando” uno de los principios del movimiento que era no ser partidistas.
#YoSoy 132 luchó hasta el 1 de diciembre del 2012 que EPN tomó posesión del poder; el movimiento sufrió represión, desapariciones, opresión.
El 1 de julio 2012, el pueblo mexicano vendió a sus jóvenes al yugo opresor príista. Los mexicanos votaron por EPN dejando a sus estudiantes en bandeja de plata para que EPN pudiera reprimirles.
La “revancha” llega 6 años después
Después de 6 años, cae EPN y con él, en cierto modo, hasta cierto punto, el viejo régimen. AMLO no es un salvador; es lo más progresista (desde el punto de vista capitalista) que México ha tenido en décadas; su triunfo marca sin dudas un giro a la izquierda electoral en un país que hace décadas viene dominado por un régimen derechista basado en el fraude sistemático y la represión.
EL triunfo de AMLO marca, también, el inicio de un proceso de “desintoxicación” de la burocracia en México; es decir, también en cierto modo, de cuestionamiento de la burocracia estatal dominante (más allá que con reformas no alcanzará a resolver el problema estructural del Estado mexicano).
AMLO ganó con más de la mitad de los votos del país; lo que lo coloca como un “bipolo” hacia la (centro) izquierda en Latinoamérica, luego que Brasil, Argentina, Colombia, hayan girado electoralmente a la derecha (es como una suerte de efecto retardado, y en el terreno electoral, del ciclo de rebeliones populares que caracterizó a la región una década atrás).
Con AMLO se prepara un mejor terreno en México para discutir y avanzar en la pelea por derechos fundamentales, en políticas públicas que han sido reformadas (contra-reformadas) durante el gobierno de EPN, que debe darse desde abajo, en las calles, sin confiar ni un minuto en que el nuevo gobierno las conceda graciosamente.
El #YoSoy132 ve un doble logro en estas elecciones. Cae por fin EPN y el PRI, con una derrota que no lo dejó ni llegar al 20% de los votos. Y, además, ve a Televisa en números rojos.
El triunfo de AMLO y la caída del PRIAN muestra principalmente que los mexicanos están cansados del régimen capitalista opresor existente. Y demuestra que se puede poner en pie una alternativa distinta.
El “progresismo” de AMLO es muy limitado; es difícil decir que pueda gestar cambios estructurales. El problema de sometimiento y corrupción que tiene México habla de la necesidad de una reestructuración profunda que culmine con la eliminación de las instituciones: queda planteada la necesidad de una Asamblea Constituyente Soberana que refunde el país desde los intereses de los explotados y oprimidos.
México tiene en estos momentos la oportunidad histórica de comenzar un proceso de organización independiente, movilizaciones, huelgas, de lucha para eliminar desde abajo al régimen corrupto, el narcotráfico que sigue matando y desapareciendo a sus ciudadanos y quitarse de una vez por todas el yugo del imperialismo yanqui que es neoliberal y clasista en donde sus migrantes son vistos y comparados con animales.
Vamos por una Asamblea Constituyente Soberna
Si bien, AMLO es un resultado progresista, no es la solución para reestructurar la política en México desde el punto de vista anticapitalista.
Morena, el partido que el formó y que ahora es la mayor fuerza política en el país, se ha construido sobre los mismos criterios que los partidos tradicionales.
En México existe una oligarquía empresarial que maneja y toma las decisiones del país. Este grupo concentra un poder económico y político extraordinario.
Lo meta debe ser establecer condiciones democráticas elementales (el planteo que hemos hecho ya de Asamblea Constituyente), al tiempo que reintegrar las riquezas y los bienes públicos que han sido entregados o entregados ilegalmente a estos empresarios, al Estados y bajo control efectivo de los trabajadores.
El pueblo trabajador debe retomar gran parte del control de la industria minera, petrolera y eléctrica, ya que esta es la palanca fundamental para el desarrollo del país. Esto debería traer consigo mejoras sustanciales en las condiciones de vida de los trabajadores que laboran en todas estas ramas de la industria.
Es inaceptable que un pequeño grupo como Televisa y TV Azteca tengan el control total de la televisión, la radio, y administren solo la información que les conviene económicamente en el país en función de sus intereses. La tarea en este terreno pasa por lograr la democratización de los medios evitando el monopolio capitalista de los mismos, estatizándolos y poniéndolos bajo control de los trabajadores.
El gran logro de México sería romper con el sometimiento imperialista y sus organismos financieros internacionales. Aquí se atacaría a la burguesía nacional y sus representantes políticos, quienes históricamente se han aprovechado del pueblo trabajador mexicano, vendiéndolos como lacayos al imperialismo norteamericano; un capitulo fundamental de esto es luchar por nuestra dignidad, luchar en defensa de la emigración, luchar contra el gobierno de Trump y su discurso y política racista.
Se deben eliminar las reformas que privatizan la energía, el petróleo, la educación, el agua, vías de comunicación y movilidad. Los precios son establecidos a criterio de dos o tres grandes monopolios, por lo que el trabajador sigue pagando más. Eliminar privilegios fiscales. Bajo el argumento de no espantar a los inversionistas extranjeros de nuestro país, los empresarios gozan de un verdadero régimen fiscal de privilegio. Es el momento de que los de arriba también paguen impuesto, y que el IVA no siga dañando la economía de las familias mexicanas.
La evasión de impuestos es solo otra manera de privilegiar a los más ricos: hay que eliminar esos privilegios a empresarios y banqueros para que mejore la economía del trabajador mexicano.
Los cargos públicos deberían ser elegidos no por políticos de carrera, sino aplicando métodos como los que hoy utiliza el Gobierno Legítimo para elegir a los representantes de los comités locales: asambleas para votar a aquellas personas que sean reconocidos por su trabajo de base y por su compromiso por la transformación de este país. Así se eliminaría la mitad de la burocracia mexicana que sigue siendo mantenida por los trabajadores.
Urgente recuperar el poder sobre Petróleos Mexicanos (Pemex), invertir en exploración e iniciar de inmediato la construcción de tres grandes refinerías para dejar de importar el 40 por ciento de las gasolinas que consumimos. El objetivo principal debe ser industrializar la materia prima y ya no vender ni un solo barril de petróleo crudo al extranjero, para generar empleos y utilidades en beneficio de los mexicanos.