En los últimos días fueron difundidas las irrisorias declaraciones del triunvirato de la CGT sobre la imposibilidad de garantizar los costos para la realización de abortos seguros por parte de las obras sociales de los sindicatos de aprobarse la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Solicitaron al Ministro de Salud Rubinstein una reunión para discutir cómo sería llevada a cabo la financiación de los mismos. Arguyen estar preocupados por el “impacto que la inflación descontrolada imprime sobre las economías de las obras sociales”. No se hizo esperar la respuesta del movimiento de mujeres y se está realizando en estos momentos un pañuelazo frente a la sede de Azopardo 802.
Sorprende que el argumento del triunvirato sea la cuestión económica, ya que los días previos al paro nacional del 25J les fueron habilitados por Macri con el decreto 554/2018 la suma de 4.500 millones de pesos como fondos para ser utilizados en las obras sociales de los gremios. Esta cifra se suma a los fondos que ya manejan y que tan lejos está hoy del control de los trabajadores a la hora de decidir el destino de las cuantiosas sumas de dinero. A la espera de un informe que puntualice los costos alrededor de esta práctica, desde el propio ministerio de salud les aclararon que los mismos son bajos. Entonces, ¿qué hay detrás de tan “ingenua” preocupación de estos burócratas?
Muchos de los componentes de la central sindical, como Hugo Moyano, Antonio Caló, Héctor Daer y Julio Piumato han sido firmantes de la carta titulada “Los peronistas decimos si a la vida y no al aborto”, junto a personajes del tenor de Carlos Menem y Jorge Capitanich entre otros, donde vertían frases que califican la lucha por el derecho de las mujeres a decidir de estar arraigada en una cosmovisión del mundo basada en la cultura de la muerte, de ser un dictado eugenésico de la peor calaña…Cualquier similitud o sintonía con los dichos de Francisco comparando este derecho con el genocidio perpetrado por los nazis y la contraofensiva política oscurantista encabezada por Gabriela Michetti no parece casual.
El carácter que imprime la burocracia a los sindicatos hace a su rol social de ser guardianes del régimen social actual, con toda la carga machista y patriarcal que es funcional al capitalismo como sistema basado en la explotación y opresión de las grandes mayorías. Negando la presencia de muchas mujeres en la producción social y los sindicatos, la representación gremial está negada en sus principales jerarquías a las mujeres, actualmente solo dos secretarias están a cargo de mujeres en la CGT y tampoco es respetado el cupo del 30% de representación en la mayoría de los gremios.
Encuestas recientes publicadas en los medios gráficos dan cuenta de un alto porcentaje de aceptación respecto a la legalización del aborto en torno al 57,7% de la población[1]. Dentro de este enorme segmento se encuentran obviamente muchos trabajadores, pero la falta de democracia en los gremios hace difícil la expresión de este tipo de debates y posiciones. Fue por ello escaso el apoyo sindical en las manifestaciones del enorme movimiento de mujeres, como el histórico 13J por nombrar un evento. A estos canallas funcionales al ajuste y la pasividad del movimiento obrero les da pavor la confluencia de ambos movimientos que tienen un claro enemigo común en Mauricio Macri.
Las mujeres en las calles dejan la clara lección de que luchando y con organización es factible propinar derrotas al gobierno y la derecha. La historia de lucha común de las organizaciones obreras y de mujeres tiene enormes hitos, como la Revolución Rusa y el Mayo Francés. He ahí uno de los verdaderos y profundos motores de esta oposición al derecho a decidir de las mujeres. Los trabajadores pueden y deben hacerse eco de las problemáticas de todos los oprimidos. Así lo demuestra la historia. “La discusión que actualmente se está dando sobre el aborto toca una fibra tan sensible para la sociedad que excede a la representación colectiva de los trabajadores”. En realidad, excede a los estrechos marcos de la mugre de la burocracia sindical.
El triunvirato de la CGT les está negando a las mujeres trabajadoras la posibilidad de que en las obras sociales que les corresponden por su desempeño tengan un lugar para realizarse un aborto de forma segura.
Pero esos burócratas oxidados se están viendo obligados a responder al movimiento de mujeres, que les está mostrando su fuerza en sus propias narices. Ahora mismo, una delegación de mujeres fue recibida en la CGT, entre las que está nuestra compañera Marina Hidalgo Robles, de Las Rojas y la corriente sindical 18 de Diciembre. ¡Tendrán que pensarlo dos veces antes de volver a enfrentar abiertamente a las mujeres que luchan!
[1] https://www.clarin.com/politica/encuesta-aborto-mitad-gente-favor-despenalizacion_0_SJECVc__f.html