por Ana Vázquez
“La rápida reacción con el Pañuelazo en la puerta de la CGT fue una muestra más de lo que las mujeres estamos dispuestas a hacer para conseguir el Aborto Legal. No hay burócratas, no hay gobierno, no hay iglesia, ni reaccionario que nos vaya a hacer flaquear en esta pelea. Hoy fue esa podrida CGT la que se puso nerviosa frente a las trabajadoras organizadas, hoy le tuvieron miedo a la fuerza que podemos mover cuando salimos a pelear, porque saben que lo vamos a hacer hasta el final.” (Las mujeres trabajadoras nos plantamos en la CGT, Marina Hidalgo Robles, SoB 477)
Los integrantes del triunvirato transpiran…
…por sus agotadoras reuniones para ver cómo zafan del lío en que los han metido estos molestos trabajadores, jóvenes… ¡y ahora también las mujeres!
En una situación más compleja todavía que cuando huyeron del palco el 7 de marzo 2017 ante la exigencia masiva de un paro nacional (ese día era cuestión de correr y saltar rápido) los referentes sindicales no encuentran la vuelta a cómo salir de una situación crítica. Anularon la posibilidad de posibles cambios del Consejo Directivo, de los 37 notables que dirigen la central de trabajadores (con la permanente ausencia de ellos en sus decisiones). Pero aún así, la crisis económica y política del país no los deja a salvo.
Ésta sobrevuela sobre sus cabezas… y sus bolsillos. En ese tira y afloja entre intereses burocráticos hay un fantasma que los espanta: el estallido social. Si ellos no son capaces de encarrilarlo, sofocarlo, “domesticarlo”, para que no afecte la sagrada gobernabilidad, ¿para qué les son útiles a las patronales, al imperialismo y a los gobiernos de turno? Si los trabajadores los pasan por arriba, los guardianes de la conflictividad obrera no tienen sus privilegios asegurados.
Los que ladran por izquierda…
… como el señor Pablo Moyano, son los mentirosos del siglo XXI. Con perdón de las exitosas series y programas informativos de la TV, este dirigente camionero, en aras de defender “su” sindicato en la interna cegetista, nos quiere hacer creer que Camioneros “logró la convocatoria al paro general” y que “muchos gremios se van a sumar a la oposición al triunvirato, si no es ahora será el año que viene o en 2020 que tengamos una CGT en defensa de los trabajadores”. (Infogremiales, 13/7/18, negritas nuestras)
Si aunque mínimamente diera una vuelta en camión por algún barrio o localidad de cualquier punto del país, se percataría de lo contrario: el paro fue impuesto desde abajo, no hacerlo era más peligroso que convocarlo.
Él lo sabe aunque no ande en camión, pero pelea su interna para sacar provecho de la situación de, por un lado, bronca creciente y por el otro, ante la crisis cegetista, conseguir un “puesto acorde a sus galones”. Pero manifiesta sin ningún sarcasmo que no tiene ningún apuro, ni por asomo saca los pies del plato y organiza una corriente opositora a los jefes. Ni de cerca está en los planes moyanistas organizar un símil del MTA. (1)
Los trabajadores damos nuestra propia pelea
El Comité Central Confederal convocado para fines de agosto que puede superar por 4 o por 10 la cantidad de miembros del Consejo Directivo (lo mismo da, no hay peligro que algún trabajo decida quién concurre a éste) no va a hacer ningún cambio de autoridades.
Pero nosotros tenemos que mirarlo desde arriba, como lo que es: una pelea ajena a nuestros intereses. La debemos seguir, sí, para ver si surge alguna “fisura” en sus filas que favorece nuestros intereses de imponer la continuidad de las medidas de lucha.
Mientras les seguimos exigiendo la convocatoria a un nuevo paro general, nos fortalecemos desde abajo, organizándonos los activistas, reclamando asambleas, plan de lucha.
Ese fortalecimiento golpeará a las puertas de la CGT. Como lo hicieron las compañeras trabajadoras. Las disputas entre ellos darán lugar a un ensordecedor viento huracanado que hará vibrar sus paredes con nuestros demandas y, o los sale saltar de sus sillones o los obliga a convocar a un nuevo paro general que será cada vez más “nuestro”. Ni de Daer, Schmid, Acuña… ni de Moyano.