“Fue un plan perfectamente organizado de técnicas de interrogatorio para reventarles la cabeza a los trabajadores”
Le realizamos un reportaje a la Dr. María del Carmen Verdú, integrante de la CORREPI, en oportunidad de la reunión realizada en el Hotel Bauen en apoyo a los trabajadores despedidos en Gestamp que están en lucha. La reconocida abogada es una especialista en la investigación y denuncia de la represión institucional y en los métodos de amedrentamiento que utiliza el estado contra los trabajadores y los sectores populares.
¿Cómo ves el despliegue represivo y las presiones a las que fueron sometidos los compañeros durante el conflicto?
Lo primero que queríamos señalar es de que manera lo que se descargaba sobre los compañeros, que trascendió como el hostigamiento, la privación de comida, de bebida, la amenaza seguida de algún intento de negociación, etc., en realidad fue un plan perfectamente organizado de técnicas de interrogatorio y negociación. Están basadas en los manuales de instrucción que se utilizan en escuelas de entrenamiento y capacitación de fuerzas de seguridad de todo el continente, como la ILEA (Academias Internacionales para el Cumplimiento de la Ley, por sus siglas en inglés)y otras dirigidas en Estados Unidos e incluso algunos de estos cursos también en el Estado de Israel, que tienen determinados protocolos para quebrar la voluntad de la persona que esta siendo sometida a ese tipo de tratamiento. Verdaderamente, cuando nos contaban los compañeros de que manera se sucedían las distintas instancias con los alimentos, o la electricidad, o la posibilidad de dormir o de comunicarse con su familia o sus compañeros que estaban afuera, o nos contaban como les hablaban y como se iban alternando entre el bueno, el malo y el legalista, lo que vimos efectivamente fue una puesta en practica en el terreno de estas técnicas que tienen como objeto el quebrar la voluntad, y afortunadamente en este caso no lo pudieron hacer por la fortaleza de los compañeros.
¿La presión de la que hablas sobre quienes peso?
Fue tripartito: en realidad había distintas mecánicas dirigidas a cada uno de los tres sectores: a los que estaban en el puente grúa; al delegado, que le quisieron reventar la cabeza de una manera increíble, y justamente fue hablando con Damián, cuando nos contaba de que manera había un policía que se hacia el bueno, otro que lo amenazaba, otro que le venia a recitar las leyes y las normas, que nos dimos cuenta que eso que habíamos leído en abstracto en los manuales, era eso exactamente lo que estaban haciendo; y por supuesto que sobre los compañeros que también estaban afuera expuestos a toda la exhibición del aparato represivo.
¿Cómo sigue la situación penal de los compañeros?
Cualquiera de nosotros que pisa la calle para reclamar por un derecho está expuesto a que lo condenen a prisión perpetua como a los petroleros de Las Heras. Precisamente la utilización del sistema penal para criminalizar y represaliar las luchas es una constante que vienen en crecimiento desde el ´95, desde la vieja causa de Panario, Christiansen y Estrada en Neuquén hasta hoy, por lo tanto es una faceta más de la política represiva estatal. En este caso concreto con la presión de la movilización y con la necesidad de descomprimir el conflicto que llevo al dictado de la conciliación obligatoria, también logramos que se neutralizara la posibilidad de una consecuencia penal por este hecho específico. Obviamente en cualquier momento puede modificarse la situación, como para cualquier otro trabajador organizado, por eso insistimos con estos dos aspectos: por un lado la utilización del aparato represivo con un alto nivel de capacitación en este tipo de técnicas que no las aprenden acá sino que las baja directamente como línea el imperialismo, y el riesgo también de la actuación, no con uniforme sino con traje y corbata y el código abajo del brazo, del aparato judicial, insistimos tanto en la necesidad de pensar desde las organizaciones obreras siempre como parte de su programa la cuestión de cómo enfrentar a la represión porque es con lo que nos vamos a encontrar, mas temprano que tarde, cada vez que salgamos a protestar.