Pasan los días y los compañeros de CALSA siguen luchando contra los numerosos despidos injustificados de la patronal. Este último domingo los trabajadores organizaron un festival con música, bandas y parrilla en la puerta de la fábrica para recaudar fondos y así mantener la lucha.

 

El problema es que en toda lucha, a medida que pasan los días los tiempos se acortan. No es lo mismo bancar el acampe y el paro una semana más cuando se lleva una semana de lucha, que cuando se llevan dos meses. Si bien los compañeros están organizados y bancan el acampe por turnos, el tiempo que demanda es mucho y gran cantidad de compañeros tienen familias que mantener económicamente y eso es una presión enorme al momento de luchar. Pronto los compañeros tendrán que empezar a pedir préstamos a sus familias, salir a hacer changas, etc.

 

La lucha debe pasar a la ofensiva

 

Es que no se puede mantener infinitamente la lucha si sólo se limita a hacer paro y no dejar entrar a los carneros. Es verdad que en algún momento la patronal va a necesitar producir sí o sí pero no sabemos cuándo va a llegar ese momento. Los trabajadores en lucha tienen que salir de su posición a la defensiva (es decir limitándose sólo a acampar y hacer fondo de lucha, que está bien pero es insuficiente) y tienen que largar una ofensiva política contra la patronal y el ajuste.

 

Parte de esto es comprender cuál es el papel que está jugando el sindicato desde que se inició el conflicto. Económicamente los aportes que ha hecho son realmente miserables y tampoco ha bancado las actividades más importantes como el corte del puente Pueyrredón o los festivales. Es por eso que no se deben tener expectativas en que un día se despierten con ganas de que el conflicto triunfe, sino que se debe comprender que esa es su política, su decisión y hay que hacer por los medios que sean que se dejen de hacer los boludos, que dejen de desgastar el conflicto y se pongan al frente del mismo.

 

La legalidad es un callejón sin salida

 

Para estos días ya todo el mundo conoce la pelea que vienen dando los compañeros de Gestamp. En una heroica lucha en la que con muchísimo coraje se atrincheraron en un puente-grúa y paralizaron la producción mientras que sus compañeros afuera hicieron piquetes en todos los portones para que los camiones no pudieran sacar la producción stockeada, lograron nacionalizar el conflicto. Después de 5 días subidos al puente a 20 metros de altura, pasando frío, hambre y sed, ya que la patronal impedía cuando podía que les subieran comida y agua, los compañeros lograron que el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires dictara una conciliación obligatoria con todos los despedidos adentro por 15 días hábiles, todo un logro. Pero la cosa no termina acá, ya que primero el gobierno nacional, a través de su ministra de Industria, Débora Giorgi, rechazó la conciliación obligatoria, y luego el mismo gobierno provincial se alineó con esta postura antiobrera, desconociendo el acuerdo que ellos mismo firmaron.

 

La enseñanza que nos tiene que dejar este ejemplo de los compañeros de Gestamp es, por un lado, que las leyes y procesos legales sirven cuando son en beneficio de la patronal, pero cuando son a favor de los trabajadores (aún cuando son impulsados por funcionarios de izquierda), el gobierno simplemente “se olvida” o los desconoce. Y, por otro lado, que ninguna organización alineada al gobierno tiene realmente intenciones de que los conflictos obreros triunfen, ya que ganar un conflicto contra despidos sienta un precedente que otros trabajadores pueden tomar como ejemplo, y eso significaría una pelea más general contra el ajuste del gobierno y las patronales, y esto choca contra sus intereses.

 

Es por todo esto que la legalidad no tiene que ser el camino a seguir sino el cerco a romper, un cerco que sólo se puede romper con la fuerza de los trabajadores organizados. Ya que tanto patronal, gobierno y sindicato les imponen las condiciones a los trabajadores, son los trabajadores los que tienen que invertir esta relación e imponerse, buscando los medios para ganar el conflicto, activamente y a la ofensiva, y así finalmente lograr la reincorporación a sus puestos de trabajo.

 

Desde el Nuevo MAS nos seguimos poniendo a disposición de los compañeros trabajadores de CALSA, aportando en todo lo que podamos para que su lucha triunfe, y seguimos exigiendo:

 

¡¡Basta de despidos, todos adentro!!

 

Leazo Hiro

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