La mayoría de los trabajadores son conscientes de que pagarles a los buitres es una injusticia, pero no ven alternativa a pagar. Se preguntan: ¿qué pasará si no pagamos?, ¿nos van a dejar afuera del mundo? y argumentos por el estilo que los lleva a pensar que no hay otra que pagar y aguantarse las consecuencias.
Desde la década del 80 se escuchan argumentos por el estilo con respecto a este tema. Está la experiencia del viejo MAS que había levantado la bandera del no pago de la deuda externa y eran llamados “los locos del no pago”.
Sobre estos sentimientos encontrados se monta hoy el kirchnerismo con el verso de pedir “apoyo para negociar mejor con los fondos buitres”… Incluso la consigna que levantan sectores K, como “patria o buitres”, no deja claro qué intenciones tiene. Si fuera consecuente debería significar plantarse contra pagarles a los buitres, pero su verdadero contenido es apoyar al gobierno, que ya ha dicho que quiere “pagar al 100% de los acreedores”, para que pueda “negociar lo mejor posible”.
Pero la negociación del gobierno es una trampa cuya única consecuencia será redoblar el ajuste sobre los trabajadores: ¡es la clase obrera la que va a pagar con la caída del salario, del empleo y las condiciones de vida este nuevo aumento de la deuda externa!
No es verdad que no exista otra salida. Sí la hay. Inclusive, cuando a comienzos de la década pasada se suspendieron de manera improvisada los pagos, eso no impidió que la economía comenzara a recuperarse, que se creara empleo, que quedaran más fondos en el país para distintos planes sociales. Pero esto fue de corta duración. Porque la cesación de pagos no fue acompañada por ninguna medida que la profundizara y la llevara en un camino distinto que no fuera el sometimiento de siempre del país al imperialismo.
Un camino revolucionario
El gran problema que se produce cuando un país deja de pagar es que los capitalistas amenazan dejarlo sin divisas, sin dólares, que son el vínculo económico del país con el mundo. Por esta razón, hay que tomar medidas revolucionarias que eviten esto. Estas pasan, en primer lugar, por la nacionalización de la banca y el comercio exterior bajo el control de los propios trabajadores. Todos los depósitos deben quedar bajo control del Estado, al igual que todas las transacciones comerciales (exportaciones e importaciones) y financieras (pagos y cobros) al exterior. ¿Cual es el objetivo de esto? Evitar la fuga de capitales, de ganancias y de dólares. Que quede en manos del Estado llevar adelante las relaciones económicas con el mundo y que el país no se vea afectado por el no pago, por cualquier tipo de boicot o medida de bloqueo económico desde el exterior.
Pero, además, hay otras medidas, como estatizar las empresas multinacionales que pretendan despedir o buscar cualquier chantaje al país, fugar divisas, cerrar sus empresas o cualquier otra maniobra para poner de rodillas al país, impidiendo así su camino hacia la independencia económica.
Se trata de una lucha tanto económica como política, cuyo objetivo es que la riqueza que producen sus trabajadores y la que se obtiene de sus recursos naturales queden en manos de la misma clase obrera y los sectores populares, y no como siempre ha ocurrido, en manos de los capitalistas, las multinacionales y el imperialismo. No pagar abriría una dinámica revolucionaria. Hay que animarse de una vez a recorrer ese camino.