El olor a bagazo lo inunda todo. Es penetrante, como un concentrado de vómito, revuelve el estómago, y es parte de la atmósfera opresiva que se siente en Libertador General San Martín, Jujuy. En la zona de las yungas, o selva de altura, de la provincia, esta ciudad que nació y creció al son del avance del cultivo de la caña de azúcar, propiedad de una familia de terratenientes que hoy son los Blaquier-Arrieta. En Ledesma, el barrio donde está enclavado el Ingenio, hay una Casa Rosada. Es la mansión donde no vive nadie, pero que es el símbolo del poder de “la empresa”, como todo el mundo la nombra. Ledesma tiene un historial más que negro, con uno de sus puntos salientes hace 38 años. La “Noche del Apagón”, el 20 de julio de 1976, cortaron la luz en todo Libertador, Ledesma y Calilegua, donde vivían y viven la gran mayoría de los trabajadores. Las fuerzas de la dictadura, en muchos casos utilizando los vehículos de la empresa Ledesma, secuestraron en una semana alrededor de 400 activistas, de los cuales 55 continúan desaparecidos. Olga Arédez, quizás el símbolo más importante de la lucha contra la impunidad de Ledesma, falleció en 2005 de bagazosis, enfermedad producida por la exposición constante a los gases contaminantes del procesamiento de la caña de azúcar. Todos los años se realiza una marcha en conmemoración de la Noche del Apagón y para reclamar justicia. Casi ningún poblador de la zona participa… obviamente entraría automáticamente en la lista negra. Pedro Blaquier está justamente procesado por su participación activa en la Noche del Apagón, por el estrecho vínculo entre gobierno militar y empresa. Sin embargo, en Ledesma nada cambió. Blaquier sigue apareciendo como presidente honorario, y todo funciona igual.
La empresa Ledesma es dueña de todas las tierras, de las plantaciones de caña de azúcar y de cítricos, de la planta donde se procesa la caña para producir azúcar refinada, papel, alcohol y biocombustibles. Es dueña de las casas donde viven sus trabajadores, a los que conchaba con deudas por 20, 30 ó 40 años para un día tener “la casa propia”. Ledesma es dueña de los caminos que rodean y están dejando aislado al Parque Nacional Calilegua, una reserva espectacular de plantas y animales. Dentro del Parque Nacional hay pozos petroleros, explotados por una empresa china, que concesionó el gobierno de los Kirchner. Pero rodeado por caminos por los que sólo puede transitar… la compañía.
La otra gran institución es la Iglesia. En Libertador no hay transporte público. Hay taxis compartidos a $ 5 el viaje. La radio está siempre encendida en los coches, y a cualquier hora, en cualquier programa, durante todo el día un martilleo constante resuena: la Iglesia invita a tal actividad, la Iglesia y Ledesma organizan esta otra actividad, la Pacha Mama es mito porque la Iglesia enseña el camino correcto… La presencia de la Iglesia se siente y se ve por todas partes en la zona.
Un tercer actor aparece en Libertador y alrededores: las fuerzas represivas, fundamentalmente dedicadas a cuidar los intereses de la compañía. Ledesma “colabora” con las autoridades contra el tráfico de maderas, de animales salvajes… que están todas en las tierras del señor.
En esas tierras, donde nadie está desligado de Ledesma, donde la empresa sabe todo y de todos, donde si protestás la única opción que te queda es irte, en esas condiciones están presas las tres mujeres de Calilegua.
I.Z.