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Marina Silva no es una alternativa para los trabajadores y la juventud

 

Para los trabajadores las elecciones burguesas no son el mejor terreno para desarrollar nuestras luchas. Sin embargo, más allá de las adversidades, la izquierda debe dar ese combate e denunciar ante todos los trabajadores las trampas de esta democracia para ricos y presentar un programa de transformación social. Estas elecciones de este año, las primeras después de la rebelión de junio, son un momento importante para que la izquierda presente su proyecto de sociedad y aprovechar la mayor visibilidad política para poner sus candidatos al servicio de las luchas[1]

 

La muerte de Eduardo Campos replantea la disputa por la presidencia

 

La muerte el 13 de agosto de Eduardo Campos, candidato a la presidencia del PSB, y su remplazo por quien fuera su compañera de fórmula, Marina Silva. Sumó un elemento inesperado en la campaña presidencial.

Las últimas encuestas indican que Marina Silva está segunda en las intenciones de voto, y que en un ballotage podría derrotar a Dilma Rousseff. Marina Silva siempre tuvo mayor alcance electoral que Campos, había sido propuesta como candidata a la vicepresidencia porque su partido, (Rede Sustentabilidade) no obtuvo la legalidad para presentarse a las elecciones. El cálculo fue que pudiese transferir “sus votos” a Campos, pero eso no ocurrió, las intenciones de voto de Campos no alcanzaban los dos dígitos y nada indicaba que esto pudiese cambiar.

Campos, al contrario de lo que dice la prensa después de su muerte, estaba lejos de significar una alternativa real a la polarización electoral entre el PT y el PSDB que está instalada desde hace décadas. El PSB, que llegó a construir una imagen de partido democrático debido a su historia de resistencia frente a la dictadura militar, siempre fue un partido de las clases dominantes que se preocupó de defender los intereses de las oligarquías regionales, como expresión política está muy lejos de ser un canal de expresión de los anhelos de las masas trabajadoras. La supuesta “tercera opción” frente a la polarización entre el PT y el PSDB no consiguió convencer a los electores de las grandes ciudades que buscan cambios. El descontento con la situación política y social no podía encontrar un canal de expresión en un típico representante de las oligarquías. Este no pudo compensar su origen político y sus relaciones con las oligarquías rurales del noreste, las alianzas políticas con lo más corrompido de la política y su inocultable neoliberalismo. Pero con Marina a la cabeza de la fórmula la situación cambió. Ella ocupa actualmente el segundo lugar en las encuestas con el 21% de los votos, y con la proyección hacia la segunda ronda aparece con el 47% sobre Dilma que queda rezagada con el 43%.

Su  figura está lejos de representar una verdadera “tercera vía” a PT y PSDB, como quieren hacer creer los medios de comunicación. Y al contrario de lo que piensa parte importante de la población trabajadora y la juventud, si Marina es elegida no habrá ningún cambio en la estructura política nacional. Esta candidata cuando rompió con el PT en el segundo mandato de Lula, lo hizo por temas puntuales, su ruptura no fue por la izquierda. En su gestión al frente de la cartera de medio ambiente fue aprobado el proyecto que permite el uso privado de los bosques, lo que llevó a la expulsión de los pueblos originarios,  a su privatización, colocándolos directamente al servicio de la ganancia empresarial. La misma perspectiva ocurrió con la política sobre los cultivos transgénicos la cual también se aprobó bajo la gestión de Marina en el ministerio del medio ambiente.

Además, Marina está lejos de asumir posiciones «progresistas» sobre otras cuestiones. En economía defiende el famoso «trípode macroeconómico», basada en el estricto control de la inflación, el tipo de cambio flotante y el superávit primario. Es decir, las reglas económicas que han servido para mantener altas tasas de ganancia de los capitalistas mientras que la mayoría de los trabajadores siguen sometidos a las condiciones de vida más atroces y a la explotación.

También forma parte de su «mística» aparecer frente a la juventud como una figura que traería aire fresco a la política nacional, como más representativa de los oprimidos y ética frente a los «asuntos públicos». Nada más engañoso, no hay rastro en sus propuestas sobre realizar cambios estructurales en la forma de hacer política. Está lejos de las intenciones de Marina ninguna ruptura con la actual representación política podrida, e incluso ningún progreso se propone para las masas participen de forma directa en las decisiones políticas.

En los temas de género y  diversidad sexual mantiene el mismo conservadurismo. La candidata evangélica se opone al derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, ya que “su” matrimonio es una «unión hecha por Dios entre un hombre y una mujer». Por eso defendió al diputado Marcos Feliciano, cuando fue atacado por defender la «cura gay», afirmó en ese debate que el movimiento LGBT estaba siendo prejuicioso frente al pastor-diputado.

Tampoco defiende el derecho de las mujeres a tener atención médica, legal y gratuita si optan por la interrupción del embarazo. Es decir, como los demás candidatos patronales propone que se mantenga intacta la actual legislación que penaliza el aborto, responsable de la muerte de miles de mujeres cada año en Brasil.

Como se puede ver por su historia, y el programa de alianzas políticas, Marina no significa una alternativa para los trabajadores y la juventud. Se trata de una candidata que, a pesar de tener orígenes populares perdió hace años su origen social y político. La decisión de mantener el status quo actual es evidente cuando se toma como un principio central del discurso de campaña que hay que «unir a Brasil» para resolver los problemas. Como sabemos toda opción conservadora tiene como parte de su ideología la defensa de la unión nacional, (ignorando los intereses antagónicos entre las clases), como la solución ante la crisis, es decir, una operación clásica que busca llevar a los jóvenes y a los trabajadores para proyectos no relacionados con sus intereses.

 

EL PSTU y PSOLPSTU e PSOL son responsables por la dispersión de la izquierda

 

Con la erosión del gobierno y de las alternativas burguesas se abrió un amplio campo de disputa política dentro de la izquierda revolucionaria. Pero la izquierda al no formar una lista común a nivel nacional tiene grandes dificultades para hablar con los trabajadores que después de tres décadas de democracia burguesa en Brasil están a la búsqueda de alternativas. Por una mezcla de sectarismo y oportunismo perdemos terreno frente a la «tercera vía» burguesa. Por eso, pensamos que fue un error no constituir una lista nacional con el conjunto de la izquierda, en un momento de mayor espacio político, que no sólo podría traer resultados electorales, sino avances estructurales y de inserción política entre los sectores más amplios de la clase obrera. Se perdió así la posibilidad de avanzar en la discusión por un partido revolucionario que supera la diáspora del marxismo. Incluso con el peso que tiene las corrientes oportunistas dentro del P-SOL, como la APS, si el PSTU hubiese hecho un llamamiento a todas las organizaciones y activistas de participar en un proceso de formación de un frente de izquierda con un programa socialista e independiente del gobierno y de la burguesía, haciendo una campaña centrada en las luchas, podríamos haber ganado estos sectores y formaron un frente común entre PSOL y PSTU. El frente de izquierda no se materializó y este fracaso se debe a la posición oportunista del PSTU que priorizaron su autoconstrucción con la candidatura de Zé Maria, no dando así una batalla por la conformación de un frente de izquierda. Por otro lado, las corrientes de izquierda del PSOL tampoco apostaron a un proceso de unificación porque se adaptan a la estructura burocrática de un pequeño partido parlamentario. Así la izquierda no ha logrado crear una articulación política que  la unificara en esta elección – la primera después de la rebelión de mayo 2013 – que permita la creación de una alternativa revolucionaria para el diálogo con los sectores de la clase obrera y la juventud que está rompiendo el PT. O sea, se perdió la oportunidad de traer al debate por  una alternativa socialista revolucionaria al mayor número posible de trabajadores y de jóvenes radicalizados, en este momento de crisis de representatividad de las instituciones políticas burguesas, de mayor politización y radicalización de las luchas.

 

Llamamos al voto crítico a  Zé Maria y a las demás candidaturas clasistas e independientes

 

Lamentablemente no tenemos una alternativa nacional unificada de la izquierda socialista, pero a pesar eso es necesario un posicionamiento electoral.

El programa electoral del PSTU es una lista de consignas que no tienen a una clara jerarquía política. En el caso de la actual situación política, tenemos como una necesidad imperiosa la defensa de los trabajadores que están en huelga, como la USP, por ejemplo. Por otra parte, el programa ni siquiera toca el inicial, pero  trascendente proceso de radicalización de la lucha de los trabajadores a partir de fenómenos como la  huelga de los recolectores de basura de Río de Janeiro y otras expresiones del desborde a las barreras burocráticas. El PSTU no ha tenido ninguna sensibilidad para con estos procesos, parece creer que el aparato de Conlutas por si solo puede garantizar que las nuevas expresiones de lucha que tienen lugar por fuera de la burocracia gubernamental puede ser capitalizado en forma natural, es decir, sin cambiar en su práctica política.

El PSTU es una organización de los trabajadores. Sin embargo, arrastra una serie de problemas políticos que debemos discutir, pero creemos que llamar al voto nulo y contra una organización y candidatura obrera, a pesar de ser centrista, es un error en este momento,  y que sólo llevaría agua al molino de la conservadora posición antipartidos que está incrustado en algunos sectores de la juventud. Significa realmente alimentar un concepción antipolítica se disfrazar de oposición radical. Por lo tanto consideramos incorrectas las posiciones de corrientes que, como la LER-QI y el MNN, quienes no se posicionan claramente  o llaman al voto nulo, respectivamente, lo que significa caer en el campo de la capitulación al atraso político de los sectores que están empezando a entrar  en la escena política. Por este conjunto de consideraciones, estas elecciones llaman el voto crítico en la candidatura de Zé Maria y a las listas estaduales que levanten un programa de ruptura con el capital, la independencia política y económica,  y que esté dispuesto a estar codo a codo con los trabajadores y con la juventud en las luchas en curso.

 

Corriente Praxis – Brasil

 

[1]Presentamos una versión resumida de la declaración de la corriente praxis, se puede leer la versión completa en la página web www.socialismo-o-barbarie.org

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