“En la Argentina conviven el aborto legal con el ilegal”, le escuchamos decir a una representante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto en una charla sobre el fallo de la Corte Suprema sobre abortos no punibles. Semejante composición de lugar explica cuál es la posición a la que ha llegado una parte importante del movimiento de mujeres y explica también la gran fragmentación que reina en el movimiento.
El movimiento de mujeres en este país es muy amplio, masivo y muy activo. Hay cientos y cientos de activistas, en grupos chicos, en grupos grandes, mujeres sueltas y mujeres organizadas, que se movilizan frente a los hechos que indignan a toda la población, como fue el caso de Marita Verón, Wanda Taddei o en estos días el femicidio de Paola Acosta en Córdoba y de Melina Romero en Buenos Aires. La emergencia de los movimientos sociales de principios de la década pasada y la enorme sensibilidad popular ante la situación de las mujeres ha dado una generación de activistas y de mujeres organizadas.
Pero a la vez la vanguardia del movimiento de mujeres fue la que en varios años de lucha unificada y en las calles, permitió darle una orientación al movimiento y potenciar las luchas de las mujeres. Después de que el Gobierno de Cristina se sacara la careta el 1 de noviembre de 2011, cuando los diputados K dejaron caer el proyecto de ley de derecho al aborto, un sector muy importante, cansado de tragarse el cuento de que un día Cristina iba a dar el aborto, se unificó con los sectores que veníamos denunciando que el gobierno tenía un acuerdo enorme con Bergoglio (antes de que fuera papa) para no dar el derecho al aborto. Un hito de esa unidad alrededor de que hacía falta salir a las calles masivamente para arrancarle al gobierno la aprobación del proyecto de ley de I.V.E., fue la enorme movilización organizada desde el Encuentro de Bariloche, que llevó a más de 5 mil mujeres a Plaza de Mayo el 1 de noviembre de 2012. Esa unidad multiplicó también la movilización frente a los casos de atropellos de jueces, funcionarios, fiscales, directores de hospitales, que metían la cola para evitar que se cumplieran los abortos aceptados en el artículo 86. Movilizaciones ante las casas de las provincias por casos de nenas violadas obligadas a continuar con embarazos, se sucedieron uno tras otro. Su conquista más importante fue el fallo de la Corte Suprema en 2012. Claro que con el fallo de la Corte no alcanza y el movimiento entendió eso, porque se movilizó cada vez que fue necesario garantizar que se aplicara, como en el caso del Hospital Ramos Mejía en 2012 o este mismo año en el Hospital de Moreno, cuando la dirección del hospital se negó a realizarle el no punible a una nena de 13 años violada por su padrastro. También en las movilizaciones contra el ministro de Salud del opus dei, Juan Manzur que se aseguró de jamás reglamentar el protocolo de no punibles y dejar vía libre para que las provincias pongan barreras que lo obstaculicen.
La movilización lograda alrededor del derecho al aborto, confiando en la fuerza de las mujeres en las calles y la comprensión de que el gobierno K no está con los derechos de las mujeres potenció la movilización alrededor de todas las injusticias, como en la pelea por la libertad de las hermanas Jara y tantas otras.
Las mujeres contra el ajuste K
La primera manifestación masiva contra el ajuste que empezó a aplicar el gobierno este año, fue la marcha del 8 de marzo, que llevó más de 10 mil personas a Plaza de Mayo por el aborto legal y contra el ajuste a los salarios, que entre otras cosas provoca un aumento de las ataduras de las mujeres a la doble tarea de trabajadoras y encargadas del trabajo doméstico.
La unidad por arriba de todos los sectores patronales, el papa y la burocracia sindical anudada para garantizar que Cristina llegue bien al 2015, conforma un frente único patronal para evitar que las luchas contra el ajuste se expresen y se desarrollen. Ante esto los ya conocidos sectores del posibilismo se bajan de cualquier pelea para enfrentar al gobierno y su ajuste y que se acomodan para ver cuántos votos pueden juntar para el año que viene. Esto también se expresó en meses en los que no hubo prácticamente acciones en común del movimiento de mujeres, donde lo que ha primado es la dispersión y la fragmentación. Casi no hay ningún acuerdo.
En una conferencia de prensa muy reciente el presidente de la Corte Suprema de Justicia insistió en que el aborto no está en la agenda política del país. (La Gaceta de Tucumán, 14/9/14) Lorenzetti expresó muy crudamente lo que todo el movimiento de mujeres ya sabe: que el aborto no está en la agenda del gobierno, ni de la oposición patronal, ni de la justicia patriarcal.
Entre tanto, las burócratas del género K se dedican a recorrer el país con sus programas ministeriales y seminarios de posgrado haciendo creer que el gobierno hace mucho en políticas de género, con el discurso de que son los médicos objetores de conciencia, los jueces o cualquier otro los responsables de que en Argentina no haya ninguna política seria para que avanzar en la situación de las mujeres. Hay que ver cómo justifican el proyecto de reforma del Código Civil (que incluye considerar “vida desde la concepción”) que saldrá de la siesta después de que Bergoglio y Cristina cambiaran figuritas la semana pasada en el Vaticano.
De eso no se habla… en ningún lado
“Como el Congreso no debate la ley de aborto, seguimos difundiendo los usos seguros del misoprostol”. Ese es el lema de la campaña de las socorristas, grupos dedicados a difundir que como el aborto no es legal, mientras tanto hay que ocuparse de garantizarlo por la vía de los hechos. El socorrismo tiene su origen en grupos de mujeres italianas que organizaban clínicas clandestinas para garantizar abortos seguros, mientras se movilizaban de a cientos de miles y lograban conquistar el aborto en los años 70. Lejos de esto, la estrategia del misoprostol sostenida por Patria Grande, Frente Popular y sectores afines, tiene por lema el “mientras tanto”, que en los hechos significa relegar la lucha por el aborto legal para las calendas griegas. En una nueva versión de posibilismo lastimero, se revela la profunda desconfianza en la fuerza de la movilización para arrancarle al gobierno el derecho al aborto, un profundo descreimiento en que se pueda cambiar algo de la realidad y una fantasía de que si el Estado no lo hace, grupos de socorristas pueden garantizar el aborto seguro. Y entonces no sólo los sectores kirchneristas no hablan más del aborto legal en el hospital.
Esta dinámica de “lo posible” y juntar votos para el año que viene tiñe también a los integrantes del FIT. Mientras para el Partido Obrero el eje de la lucha de las mujeres es la pelea por encontrar a las mujeres en manos de las redes de trata; para Izquierda Socialista hay ciento cincuenta peleas sin ninguna jerarquía ni centro (además de que ese cocoliche que son las resoluciones del encuentro de mujeres de su partido incluye apoyar una ley para regular la actividad de las “trabajadoras sexuales”, en un claro alejamiento de la posición del marxismo revolucionario de que la prostitución es explotación de mujeres); y para el PTS el centro pasa por la campaña por las familias en la calle, producto de los despidos.
El eje, el programa y el método de lucha
Las mujeres españolas hoy consiguieron un triunfo importantísimo. Lograron que el proyecto del ministro Gallardón de tirar abajo el aborto legal retrocediera, “Fachardón” como lo llaman popularmente, tuvo que renunciar. Y eso lo lograron con enormes movilizaciones, cuyo hito fue el Tren de la Libertad, una iniciativa por la cual miles y miles de personas de todos los rincones del Estado Español llegaron a Madrid y al mismo tiempo organizaron movilizaciones en varios países europeos para demostrar que no están dispuestas a que el Rajoy les quite lo que consiguieron con la lucha hace 30 años.
Las Rojas reivindicamos este método de lucha, el de las mujeres en las calles para pelear por todos los derechos y contra todos los atropellos, porque es el único método que puede lograr conquistas y garantizar que luego se cumplan, a la vez que pavimentan el camino de la lucha por la emancipación. Las diferencias en este punto dentro de la vanguardia del movimiento de mujeres ha calado también sobre esta cuestión. Porque en lo que sí parecen tener un acuerdo los sectores de la campaña recostados sobre Patria Grande, las kirchneristas y el FIT es en que la gran estrategia de lucha es salir en la televisión. Usar los medios masivos de comunicación es correctísimo. Pero usar los métodos de comunicación para… conferencias de prensa de diputados y funcionarios, es lo más alejado de impulsar la movilización independiente de las mujeres en las calles.
Las Rojas apostamos a la construcción de un movimiento de mujeres organizado, independiente del gobierno K y de todo sector patronal, que luche en las calles para conquistar el derecho al aborto en el hospital. La lucha por el derecho al aborto legal concentra un punto fundamental en el camino de la lucha por la emancipación, porque cientos de mujeres mueren por la ilegalidad del aborto, porque se trata del derecho a poder decidir sobre el propio cuerpo y porque está avanzando la criminalización sobre las mujeres que abortan. Poder avanzar en el derecho a decidir sobre el propio cuerpo es también empezar a plantar bandera en la conciencia de que los cuerpos de las mujeres no son cosas, no son propiedad de ningún estado ni de ningún varón, no se pueden golpear, no se pueden violar, no se pueden quemar, no se pueden asesinar impunemente.
La campaña por la libertad de Susana Díaz, Claudia Guaraná y María Cuella presas en Jujuy por un aborto desde julio es una aberración y un ataque frontal contra la libertad de disponer sobre el propio cuerpo, es un ataque a todas las mujeres. Hoy más que nunca la lucha por el aborto legal en el hospital es la pelea que debe unificar al conjunto del movimiento de mujeres.
El próximo 29 de septiembre Las Rojas estaremos nuevamente en las calles, en el Día latinoamericano y del Caribe de lucha por el derecho al aborto. Confluiremos con nuestras consignas en las actividades frente al Congreso denunciando que es el gobierno de Cristina el responsable de que no haya aborto legal y también marcharemos sobre la Casa de la Provincia de Jujuy para exigir la libertad de Susana, María y Claudia. En este mismo camino es que nos estamos organizando para viajar al próximo Encuentro Nacional de Mujeres en Salta. Para que la iglesia no se meta más, para que organicemos la lucha por arrancarle a este gobierno el derecho al aborto en el hospital y para organizar la lucha por arrancar a Susana, María y Claudia de la cárcel. Para dar esta pelea te invitamos a sumarte a Las Rojas, salir a las calles el próximo 29 y viajar con nosotras al Encuentro.
Inés Zeta